Estrés calórico: ¿qué utilizar? ¿cómo mitigar sus consecuencias? (Parte 1)

Autores: MV. Víctor Manuel Roca López1, Dr. Flavio Malla2 e Ing. Zootecnista Miguel Vilca R.3

 1 Jefe de Producción y Sanidad Avícola Gima (Ecuador)

2 Gerente de Avícola Gima (Ecuador)

3 Jefe de Zona de engorde de “La Perla” (Perú)

Introducción

El efecto de las variaciones climáticas se ha convertido en un gran desafío para la producción avícola. A medida que el clima global cambia, se alteran las temperaturas medias, los patrones de precipitaciones y aumenta la concentración de dióxido de carbono atmosférico (1).

La avicultura depende de las condiciones climáticas, principalmente de la temperatura y la humedad. Las altas temperaturas y humedades ambientales, generadoras de una alta sensación térmica, originan una condición fisiológica en el ave, que recibe el nombre de estrés calórico, la cual afecta negativamente la eficiencia productiva y demás variables zootécnicas, al reducir inicialmente el consumo de alimento (2). A su vez, también se afectan la tasa de crecimiento, el peso corporal, la calidad del semen, de la carne y del huevo, así como su producción, y la fertilidad. La temperatura ambiente alta también es perjudicial para las respuestas inmunes efectivas ante enfermedades en pollos jóvenes (3). Además, el estrés por calor aumenta la producción de corticosteroides que suprimen el factor de proliferación celular o interleucina-2 (4).

En la mayoría de los países tropicales, el estrés es severo durante la época más calurosa del año. Por lo tanto, existe una necesidad crucial de explorar estrategias efectivas para mejorar la tolerancia térmica y la productividad de las aves de corral en las regiones cálidas del mundo (5).

En países que tienen climas tropicales (Perú, Ecuador y Colombia) sobre todo en la región amazónica que comparten geográficamente estos tres países, es una lucha diaria el combatir con diversos productos farmacológicos este desbalance metabólico que pueden causar las altas temperaturas/humedades, sean en galpones abiertos como también los climatizados, aunque en menor medida.

Bases farmacológicas de productos utilizados en estrés por calor Farmacodinamia

Metabólicamente, la producción de corticosterona tiene un efecto adverso sobre los niveles de ácido ascórbico en las glándulas adrenales, ya que, conforme avanza el estado de estrés, los niveles de la hormona ACTH aumentan y los de AA disminuyen. La suplementación de ácido ascórbico ayuda a regular la liberación de la corticosterona, por lo que cualquier situación de tensión aumenta la demanda de vitamina C, la cual se tiene que suplementar ya que la sintetizada por el pollo no es suficiente para enfrentar esta situación. El efecto de ácido ascórbico es prevenir el agotamiento de la corticosterona y asegurar una secreción menor y duradera con el objetivo de proveer la energía necesaria para que el animal haga frente al agente estresante (6).

Posología

Se sabe que la proteína del estrés denominada hsp70 y la cantidad de corticosteroides séricos y totales del ave aumentan durante el estrés calórico a casi el doble. En aves que reciben ácido ascórbico (250 a 300 mg/kg de dieta) hay una drástica reducción de esta proteína autotóxica y de los corticosteroides, de tal forma que se concluye que la adición del ácido ascórbico reduce considerablemente el estrés y mejora las variables productivas (7).                           

Aspirina

Farmacodinamia

La aspirina es el éster acílico del ácido salicílico y pertenece al grupo de los analgésicos antinflamatorios no narcóticos, actúa inhibiendo irreversiblemente a la enzima COX1 y COX2, no permitiendo la formación de prostaglandinas y tromboxanos (sintetizados en las plaquetas), porque acetila una serina del sitio activo interfiriendo con la tromboxano sintetasa, que tiene acción vasoconstrictora y agregante plaquetario intravascular. La inhibición de las enzimas COX1 y COX2 por la aspirina, es el mecanismo más importante de las acciones analgésicas, antipiréticas, antiinflamatorias y antiplaquetarias que posee. Debido a que el SA puede favorecerse por la vasoconstrucción o aspirina como inhibidor plaquetario, puede ayudar a disminuir su presencia (8).

Posología

Es posible que las bases para administrar AAS (Acetil salicílico) se deban a la capacidad inhibitoria de las ciclooxigenasas que, en condiciones normales, induce vasoconstricción pulmonar; ésta genera hipoxemia, hipertensión pulmonar, así como disminución de la relación ventilación/perfusión pulmonar con lo que se genera acidosis. Si parte de este mecanismo es impedido por la aspirina, el ave podrá ventilarse mejor y hasta cierto punto, compensar una elevación de la temperatura. Se ha reconocido el valor de administrar AAS al agua de bebida en aves con estrés calórico, sólo o combinado con otras de las sustancias ya descritas, incluyendo bicarbonato de Na; las dosis que se utilizan fluctúan entre 20 y 40 mg/kg/día en sistema de agua o alimento ad libitum. Otros autores recomiendan 500 ppm en el alimento por una semana al menos (8).

Betaina

Figura. 3 Estrés de calor y sus consecuencias en el pollo de engorde.

Farmacodinamia

La betaína se produce en el hígado por la oxidación enzimática de colina, pero la betaína  de la dieta puede reemplazar parcialmente  alguna deficiencia o complementar a la colina de  la dieta (cloruro de colina).

La betaína es más común en plantas xerófilas, así como en la remolacha y sirve como osmorregulador en estas plantas. Algo similar puede ocurrir en los animales cuando se le suplementa en la dieta, en particular en el estrés calórico. Se ha demostrado que la betaína en la dieta reduce la mortalidad y pérdidas de ganancia de peso durante el estrés calórico. La betaína actúa como osmolito intracelular para compensar el diferencial electrolítico que se está generando con la pérdida de agua y potasio en el ave, y le ayuda a mantener el balance hídrico celular al evitar la deshidratación a este nivel; también reduce el daño tisular y la expresión de proteínas del estrés. Al parecer este mecanismo requiere menos gasto de energía metabólica; por lo tanto, hay mayor estabilidad en el metabolismo del animal y por ende mejores variables productivas.

Posología

Se ha suplementado con betaína en el agua de bebida al 0.1%, observándose mejoras claras en la tasa de supervivencia y variables fisiológicas (incluyendo control de la temperatura corporal) y productivas. La betaína se puede administrar en la dieta con resultados similares y se ha usado con éxito para reducir pérdidas en brotes de coccidiosis, y enteritis necrótica, lo que mejora la conversión alimenticia, la ganancia de peso y la recuperación en general. (8)

Electrolitos en la dieta (bicarbonato de sodio)

El equilibrio ácido base puede influir en el crecimiento, el apetito, el desarrollo del hueso, la respuesta al estrés térmico y el metabolismo de ciertos nutrientes tales como aminoácidos, minerales y vitaminas, así como la inmunidad de las aves.

Se sabe que el ión bicarbonato (HCO3-) y dióxido de carbono (CO2), junto con los aminoácidos y las proteínas circulantes, constituye el sistema de tampón más importante para todos vertebrados.

Por lo tanto, el equilibrio entre ácidos y bases se ve influenciada por la concentración de aniones y cationes en la dieta, así como otros factores relacionados con el medio ambiente de la producción de aves de corral. (9).

Posología

Se ha observado que los pollos que consumieron bicarbonato de sodio mejoraron la digestibilidad de proteína, ganancia de peso, conversión de alimento y deposición de calcio y fósforo comparado con los de los grupos que se alimentaron con NaCl.

En la etapa de inicio, crecimiento y acabado se recomienda un balance electrolítico similar a 250 mEq/kg siendo que en condiciones prácticas de alimentación con los niveles típicos de uso de ingredientes, se obtiene mejores resultados productivos al incluir bicarbonato de sodio (0,2 – 0,5 %) para restablecer las dietas a ese balance electrolítico óptimo. (10).

Se puede añadir el NaHCO3 al agua de bebida a razón de 6.25 g de bicarbonato/litro.

Con esto se aumenta en 20% el consumo de agua y se reduce un poco la mortalidad; una cantidad mayor de bicarbonato en el agua puede provocar alcalosis metabólica que, aunada a la alcalosis respiratoria (compensatoria) llega a generar un aumento en la mortalidad.

También, la incorporación de 5 a 24 g/litro de bicarbonato de sodio en el agua determina un aumento en el consumo de agua, heces pastosas y problemas viscerales. (11)

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