Gestionando el riesgo e impacto de las micotoxinas en las aves

Autor: Dr. Swamy Haladi
Gerente Global para el Programa de Control y Gestión de Riesgo de Micotoxinas de Trouw Nutrition

Las micotoxinas se desarrollan en los cultivos, en el campo o surgen durante la cosecha, el transporte de las materias primas o durante su almacenamiento en los silos, bodegas o empaques. El crecimiento de hongos y micotoxinas continúa durante la producción del alimento balanceado, su almacenamiento en la planta y el transporte a las granjas. En la granja, los hongos y las micotoxinas se desarrollan en los silos de alimento balanceado y los comederos, amenazando la salud y el desempeño animal. Hay múltiples factores, entre los que se incluyen la especie animal en cuestión, la cantidad de toxinas que consume el animal, el tipo y número de micotoxinas en el alimento balanceado, la edad y sexo del animal, asi como la duración de la exposición que influyen en el alcance de la toxicidad en las aves.

Micotoxicosis

La micotoxicosis es una enfermedad que se observa en las aves tras la ingestión de distintas concentraciones de micotoxinas en el alimento completo. Las micotoxinas, grupo diverso de metabolitos secundarios tóxicos de los hongos, son un desafío mundial para la industria avícola, debido al incremento del comercio global de materias primas, así como al cambio climático y cambios en las prácticas agrícolas. Aunque las aves pueden estar expuestas a más de 600 micotoxinas distintas, la mayor parte de las investigaciones se centran en seis grupos (mencionados en orden descendiente de sensibilidad): ocratoxinas (OTA), toxina T-2, aflatoxinas (AF), deoxinivalenol (DON), fumonisinas (FUM) y zearalenona (ZEA) (cuadro 1). También se sabe que el surgimiento de micotoxinas como la moniliformina o el ácido ciclopiazónico (CPA) ocasiona toxicidad en las aves.

Aunque las micotoxinas afectan la mayoría de los órganos y sistemas de las aves, algunos son más vulnerables a ciertos grupos de estos compuestos (cuadro 1). Se sabe que las aflatoxinas son potentes hepatotoxinas, mientras que las ocratoxinas afectan gravemente al riñón. De la misma forma, el tracto gastrointestinal es más susceptible a las micotoxinas tricotecenos (DON y T-2), mientras que las fumonisinas afectan el metabolismo de los esfingolípidos en varios órganos. El único sistema que se ve afectado por todas estas micotoxinas es el sistema inmunitario, que incluso se ve afectado con concentraciones muy bajas. A diferencia de lo que muchos creen, las aves toleran incluso concentraciones de ZEA más altas y por lo tanto, no es un desafío que deba preocupar al avicultor. Todos los grupos de micotoxinas mencionados, salvo ZEA, aunque en distintas concentraciones, tienen que ver con la disminución de la ganancia de peso corporal, de la producción de huevo, del peso del huevo, de la calidad de la cáscara de huevo y de respuestas inmunitarias, así como con el aumento de la conversión alimenticia y mortalidad, lo que en última instancia lleva a un impacto económico negativo para el avicultor.

Un programa eficaz de manejo de riesgos de micotoxinas debe integrar múltiples puntos: desde los cultivos en el campo, pasando por la cosecha, el almacenamiento de materias primas, higiene de la planta de alimentos balanceados, análisis de datos y el uso de secuestrantes de micotoxinas.

Manejo de micotoxinas

Un programa eficaz de manejo de riesgos de micotoxinas debe integrar múltiples puntos: desde los cultivos en el campo, pasando por la cosecha, el almacenamiento de materias primas, higiene de la planta de alimentos balanceados, análisis de datos y el uso de secuestrantes de micotoxinas. Aunque no todas las micotoxinas representan un riesgo para la salud humana, se debe llevar un riguroso enfoque de análisis de riesgos y puntos críticos de control (HACCP) para manejar el riesgo de las micotoxinas. A continuación se describen algunos de los componentes esenciales de este protocolo:

Manejo del cultivo

El manejo del cultivo es el primer paso de una estrategia eficaz de manejo de micotoxinas. Los hongos micotoxinógenos y patógenos invaden las plantas desde el suelo. Las condiciones de agroclimáticas propicias desencadenarán la producción de micotoxinas en las plantas y la posterior distribución a distintas partes de la planta, tales como los granos. Los hongos no patógenos también las invaden a través de heridas y daños ocasionados por plagas invasoras.

Las prácticas de manejo en la granja para contrarrestar estos riesgos abarcan un adecuado arado, tratamiento de la tierra, prácticas de rotación de cultivos, uso de variedades de cultivos resistentes a hongos y plagas y la aplicación de fungicidas y plaguicidas eficaces. Entre las prácticas se deben también incluir medidas de control biológico para el manejo de hongos y plagas.

Los módulos de plataformas digitales pueden guiar al agricultor con sistemas integrados de previsión meteorológica y enfoques de modelado para predecir la contaminación de micotoxinas en la producción de materias primas.

Manejo posterior a la cosecha y en el almacenamiento

Dos requisitos fundamentales para proteger a los ingredientes después de la cosecha y durante el almacenamiento son: el monitoreo preciso de la contaminación por micotoxinas después de la cosecha y el uso de tecnología automatizada de imagen espectral para apartar los granos contaminados y otros productos antes de almacenarlos.

El sistema de apoyo en el almacenamiento debe abarcar tratamientos de conservación mediante el uso de agentes antimicóticos en líquido (de preferencia) o en polvo, y monitoreo de los niveles de temperatura, humedad relativa y dióxido de carbono en tiempo real en los silos a manera de marcadores de monitoreo del nivel de riesgo.

Igualmente importantes son las estrategias previas y durante la fabricación del alimento balanceado para el control de micotoxinas. La separación del salvado y otros subproductos minimiza de forma eficaz la contaminación por estos metabolitos en los productos molidos fabricados para el consumo humano. Sin embargo, a menudo estos subproductos de la molienda se usan en el alimento balanceado, lo cual genera un mayor riesgo de contaminación por micotoxinas. Siempre que se planee usar estos subproductos es necesaria una estrategia de monitoreo clara con rigurosas medidas de control de calidad.

Figura 2: Debemos contar con herramientas de vigilancia en tiempo real informado sobre la situación de micotoxinas, los compuestos específicos y su prevalencia.

Manejo de datos de micotoxinas

Un sistema de monitoreo eficaz, así como un óptimo análisis de micotoxinas y manejo de datos son fundamentales para esquematizar los niveles de micotoxinas en las diversas materias primas y productos terminados.

Debe aplicarse un monitoreo y análisis a las materias primas locales e importadas. A menudo los países que usan materias primas tanto nacionales como importadas afrontan un desafío mayor, ya que interactúan múltiples micotoxinas. Dado que los fabricantes de alimentos balanceados e integradores deben decidir rápidamente si aceptan o rechazan materias primas, es necesario una herramienta de análisis de micotoxinas, un ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (también conocido como ELISA por sus siglas en inglés). Aunque el análisis de la mayor cantidad posible de micotoxinas mejora el conocimiento de la toxicidad total en los animales, se considera suficiente el análisis de las “6 grandes” (aflatoxinas, ocratoxina A, DON, toxina T-2, zearalenona y fumonisina B1) para propósitos de control de la calidad.

Es necesario refinar una estrategia de análisis de micotoxinas para limitar las materias primas contaminadas, de tal forma que su uso no infrinja las leyes de la zona o afecte perjudicialmente la salud o el desempeño pecuario.

Manejo de la planta de alimentos balanceados

Es fundamental una auditoría de la planta de alimentos balanceados para manejar la higiene. Para mantener controladas las micotoxinas, debe evitarse el crecimiento de hongos en todas las fases de la producción del alimento, en particular en los silos, mezcladoras, elevadores y enfriadores de pélets.

La inclusión de secuestrantes de micotoxinas en el alimento completo es una práctica de manejo viable y eficaz. Sin embargo, dado que difiere la estructura y polaridad de estas toxinas, confiar en una sola estrategia de secuestro de micotoxinas no abordará los desafíos que plantean los distintos tipos que hay.

Las investigaciones han demostrado que además de secuestrarlas, debe incluirse tecnología que mejore la integridad intestinal e inmunidad de los animales como parte de una solución holística a las distintas micotoxinas. Se puede prevenir que las micotoxinas ingresen al torrente sanguíneo mediante bentonita de alta calidad (a base de esmectita). Además, es posible mantener la integridad del epitelio intestinal con la ayuda de biopolímeros de glucosa seleccionados de origen de levadura.

La integridad del epitelio intestinal, más específicamente la zona de oclusión, que son complejos multiproteicos, inhibe el transporte intercelular de las toxinas y patógenos hacia el torrente sanguíneo.

La inmunosupresión inducida por las micotoxinas se debe a varios mecanismos, uno de los cuales es la mala función celular efectora de los macrófagos.

Los macrófagos, un grupo de fagocitos que desempeñan un papel crucial en la producción de anticuerpos al presentar el antígeno a los linfocitos, reconocen los betaglucanos a través de sus receptores de la membrana y se activan sin ocasionar efectos negativos, como la inflamación, pérdida del apetito y crecimiento. No obstante, esta activación necesita como requisito los betaglucanos expuestos, pero intactos.

A diferencia de la técnica tradicional del uso de químicos para destruir la estructura de la Saccharomyces cerevisiae, la técnica enzimática garantiza una producción máxima de betaglucanos intactos y su subsiguiente eficacia y aprovechamiento en la modulación inmunitaria.

Conclusiones 

Sin lugar a dudas, está demostrado el impacto negativo de las micotoxinas en las aves. Las distintas micotoxinas tienen diferentes modos de acción, pero cuando están presentes varias de ellas en el alimento avícola, impactan en el desempeño de las aves de forma aditiva y sinérgica.

El rápido análisis de estos compuestos tóxicos junto con el manejo adecuado de cultivos, tecnología posterior a la cosecha, almacenamiento de materias primas y alimentos, así como el de la planta de alimentos balanceados, ayudarán a lograr una protección completa contra las micotoxinas.

Además del enfoque tradicional del secuestro de micotoxinas, el uso de componentes innovadores que apoyen a la salud intestinal e inmunidad serán de gran ayuda para reducir su amenaza en la producción avícola.

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