“Nutrición efectiva”: Herramientas para optimizar la nutrición avícola

El criterio principal es minimizar costo de alimentación sobre el producto huevo o carne de pollo, y no costo de la dieta.

Escribe: PhD. Elías Salvador Tasayco

Introducción

Cuando aparentemente, se cree que se trabajó una buena fórmula y se elaboró un buen alimento con buena calidad de ingredientes, buen procesamiento, muy económico, que cumple con los requerimientos nutricionales, entre otras características, sin embargo, muchas veces en el proceso de producción de pollos de carne o huevos, se generan evidencias indicando que la respuesta productiva no es la adecuada, desencadenando una serie de cuestionamientos.

Frecuentemente y erróneamente se cree que una buena fórmula lo es todo. Ante esta situación, es importante revisar los principios. En este contexto, hay que extraer el mensaje técnico de los conceptos de nutrición en la producción animal, que según Kleyn (2013) es la ciencia que involucra la provisión diaria de los niveles correctos de cada nutriente para optimizar el comportamiento productivo y rentabilidad.

Según la U.S. National Library of Medicine (2015) establece que la Ciencia de Nutrición Animal estudia los procesos de nutrición, los componentes del alimento, sus funciones, interacciones, y balance en relación a la salud y enfermedad del animal, mientras que, Iji (2017) menciona que la  nutrición y la salud son los dos aspectos más importantes del manejo para lograr la máxima producción. Lo que nos indica una relación entre salud del animal, respuesta productiva y rentabilidad. Más específico aún, lo reportado por Choct (2009) quien dice: “La salud y la nutrición son interdependientes. La interacción entre los dos ocurre en gran parte en el intestino. Por lo tanto, el término «salud intestinal» es un tema muy amplio que requiere un enfoque multidisciplinario que implica fisiología intestinal, endocrinología, microbiología, inmunología y nutrición”.

En este sentido, se debe reevaluar nuestros esquemas y considerar algunas alternativas técnicas como herramientas para que  la nutrición avícola sea efectiva en su aplicación. Como ejemplo, hoy en día las propuestas de aditivos ha evolucionado y muchos de ellos son cuantificados en una formula (matriz nutricional y efectos sobre salud), que  ayudarán a los nutricionistas a optimizar las formulaciones modernas de dietas avícolas.

La propuesta del nuevo enfoque se basa en un conjunto de interacciones entre factores que comprende el sistema de producción avícola, donde el manejo y  reducción de los factores que afectan la salud, inmunidad y bienestar del ave (flechas rojas) debe ser el objetivo principal, y paralelamente potencializar los factores que mejoran la salud, bienestar  e inmunidad del ave (flechas verdes), lo que constituye la base para que la nutrición sea efectiva. Si no hay una buena salud, fortaleza inmune y bienestar del ave, consecuentemente hay baja productividad y rentabilidad. Esta propuesta se presenta en la siguiente figura 01:

1. Formulación de dietas balanceadas con precisión

La tecnología, hoy más que nunca ofrece un abanico de programas de formulación, incluso servicios on line o nube. Programas como el  OPTIMAL, BRILL, ALLIX3, ADIFO, entre otros son muy dinámicos que incluye modelos y programación no lineal, herramientas importantes para gestionar y optimizar una formula eficaz, que permite interactuar los principios de la nutrición avícola con las restricciones de ingredientes y nutrientes, requerimientos, respuesta productiva y margen bruto, lo que denominamos como un proceso científico, artístico y económico. Académicamente, en nuestro laboratorio utilizamos el enfoque del mínimo costo y unos avances sobre programación no lineal,  de hecho mis estudiantes frecuentemente hacen sus formulas a mínimo costo tan igual o mejor que el mismo tutor. Sin embargo, el tema va más allá de ello, ya que la resultante de la interacción nos permite una formula balanceada adaptada a las condiciones del ave.  El propósito de una fórmula es asegurar y satisfacer nutrientes y energía con precisión para una respuesta productiva óptima que maximice el margen bruto, es decir  el criterio principal es minimizar costo de alimentación sobre el producto huevo o carne de pollo, y no costo de la dieta.

Por otro lado, la dieta formulada “aparentemente bien” debe reevaluarse y hacer modificaciones para optimizarla. Como  ejemplo, si las dietas sólo contienen  harina de soya como fuente proteica, ésta es digerida imperfectamente, permitiendo que el exceso de proteína cruda alcance el intestino posterior y sirva como sustrato para microorganismos proteolíticos, que también incluyen los patógenos más peligrosos. Con este fin, la harina de soya (u otra fuente de proteína convencional similar) debe ser reducida y reemplazada por otras fuentes de proteína (Mavromichalis, 2016). Estos ingredientes deben ser de la mayor digestibilidad posible y la formula final debe estar de acuerdo al requerimiento de cada fase con precisión. Para contribuir a que los sistemas fisiológicos claves sustenten una óptima respuesta, se debe ofrecer una dieta balanceada en base las condiciones fisiológicas del SGI, no dar una dieta para que el ave se adapte a ella (Barragán, 2009), especialmente durante las 2 primeras semanas. En esta fase, las dietas de pre-inicio deben de ser reevaluadas y mejoradas. Hay una creciente cantidad de evidencias que indican que un impulso temprano en la vida del pollito  lleva a un pollo de engorde más rentable. Esta es una combinación de aumento de la salud, mejora de la eficiencia alimentaria y tasas de crecimiento más rápido. Los pre-iniciadores clásicos ya no son suficientes para las necesidades de la genética moderna. De hecho, la nutrición se atrasa en términos de avances en comparación con la genética. Un súper pre-inicio, por lo tanto, es otra herramienta para obtener mejor rentabilidad (Mavromichalis, 2016).

En la formulación de las dietas balanceadas, la utilización de los modelos matemáticos para generar información actualizada bajo las condiciones de cada granja es una herramienta que nos permitirá optimizar nuestros costos de producción, ya que podemos generar y predecir respuesta productiva y margen de ganancia sobre el costo de alimentación. La programación lineal es otra herramienta útil y necesaria que va en esa dirección.

2. Densidad energética – nutricional

Si aumentamos la densidad energética en un 5 por ciento, se debe observar un porcentaje similar de mejora de la conversión. Si no observamos este efecto es porque las dietas no están bien balanceadas en términos de proteína (lo más probable) u otros nutrientes (muy raros). De hecho, este ejercicio se puede ejecutar dentro de ciertos límites. Una concentración de energía demasiado baja y las aves simplemente no podrán comer lo suficiente para satisfacer sus necesidades (voluminoso); Una concentración de energía demasiado alta y las aves sobre consumirán alimento para satisfacer su necesidad de saciedad (convirtiéndose en grasa a medida que alcancen su potencial diario de deposición de proteínas). En este punto, merece mencionar que el costo de alimento por kilogramo no cambia proporcionalmente a la concentración de energía. Por ejemplo, un aumento del  5 por ciento en la concentración de energía no significa que este alimento será un 5 por ciento más caro, en la mayoría de los casos, el costo de alimentación aumenta ligeramente con cada paso incremental hacia una alimentación más densa. Hay un punto en el que la concentración de energía se vuelve prohibitiva en términos de costo por kilogramo de ganancia de peso corporal: el árbitro final de la rentabilidad.

El nutricionista calificado puede determinar la densidad optima de energía y nutrientes para un determinado conjunto de ingredientes sobre la base de sus precios (Mavromichalis, 2017). Una herramienta muy útil es relacionar la densidad energética (medir eficiencia energética) y la proteína balanceada de la dieta, ya que está en función del costo de alimentación y precio del producto, que es variable frecuentemente y debe ser ajustado constantemente (Salvador, 2013).

3. Consumo de alimento

El consumo de alimento potencial está ligado a factores generales como medio ambiente, dieta y fisiología del ave. El manejo de estos factores es de importancia. Un ave que frecuentemente experimenta algún tipo de estrés, reduce su consumo de alimento. Así mismo, tanto el pH del agua y de la dieta juegan un rol clave en el consumo de alimento y respuesta animal.

4. pH del agua y dieta calidad de ingredientes

Angel et al. (2013) realizaron un experimento en pollos de engorde y encontraron que con un pH del agua de 5.8 se mantienen los pH fisiológicos del SGI y obtuvieron una mayor digestibilidad de la proteína (74.2% y 85.1%) a los 8 y 38 días de edad respectivamente comparado con un agua de bebida de un pH de 8.1  que lograron una digestibilidad de 55.2% y 80.1%  a los 8 y 38 días de edad respectivamente.  En nuestro laboratorio se realizó un estudio en pollos de engorde en la fase inicial y encontramos  que los pollitos con un agua de bebida de pH de 6.8 lograron una mejor respuesta productiva significativa (+4.51%) que los pollitos con agua de pH de 8.07. Lo que promueve condiciones adecuadas para maximizar la efectividad enzimática endógena y exógena (Salvador et al., 2016).

La alimentación, probablemente es la entidad más importante en la industria avícola que puede exponer a las aves a una amplia variedad de factores a través del tracto gastrointestinal (GI) (Yegani y Korver, 2008). Las enormes cantidades de alimento manejado por las aves  comerciales  requieren un funcionamiento óptimo del tracto digestivo. Sin embargo, la funcionalidad de los diferentes segmentos del tracto digestivo puede verse afectada por la dieta y los sistemas de alimentación (Svihus, 2014). La acidificación de las dietas activa además la funcionalidad de las enzimas proteolíticas (Daskiran et al., 2004), reduce el amoníaco y otros metabolitos microbianos que deprimen el crecimiento en el intestino de pollo de engorde (Dibner y Buttin, 2002), favorecen la absorción de minerales (Chowdhury et al., 2009), y disminuyen la incidencia de infecciones subclínicas (Chaveerach et al., 2004). El ácido cítrico parece tener un impacto positivo en la histología del intestino delgado, facilitando así la absorción de nutrientes y el desempeño de crecimiento en pollos de engorde (Adil et al., 2010). Sin embargo, la efectividad de la acidificación dietética puede variar dependiendo de la composición de la dieta y su capacidad  tampón en el tracto gastrointestinal del pollo de engorde (GIT) (Islam et al., 2012).

Un estudio desarrollado por Nourmohammadi et al. (2016), utilizando dietas acidificadas con 10, 20 y 30 g/kg de ácido cítrico y dietas alcalinizadas con Ca (OH)2 (8,9 g / kg), se encontró que la dieta alcalinizada redujo significativamente el consumo de alimento, cenizas de la tibia, los contenidos de P y Ca tibial, la resistencia a la rotura ósea y la concentración plasmática de Ca (P<0,05). Se concluyó que la dieta acidificada con 30 g/kg de ácido cítrico promovió el rendimiento productivo y la mineralización de la tibia en pollos de engorde. La dieta alcalinizada suprimió el desempeño del crecimiento de las aves tal vez a través de la absorción de minerales interrumpidos y la actividad alterada de las enzimas hepáticas.

5. Efectividad de las enzimas exógenas

Las enzimas exógenas requieren condiciones precisas para asegurar su efectividad, el manejo del agua de bebida, control de calidad de los ingredientes, tipo y nivel de ingredientes utilizados en la formulación, uniformidad del mezclado, valores precisos de la matriz nutricional, entre otros factores, ya que frecuentemente las enzimas exógenas tienen diferentes respuestas en condiciones diferentes, por lo que es importante hacer reevaluaciones de dosis-respuesta a nivel de campo. Existen fitasas que aseguran una liberación desde 0.1 hasta 0.25% o más de fósforo. Al utilizar fitasas se debe incluir en la matriz los aporte de energía que en muchos casos esta entre 2 a 4%.  Cowieson et al. (2017) reportan un interesante último estudio de meta análisis sobre la matriz de aminoácidos al utilizar fitasas, encontraron que la matriz de aminoácidos está en el rango de 2 – 6% (dependiendo del aminoácido). Existen reportes de fitasas de tercera generación con matrices hasta 0.35% de liberación de fosforo, con una recomendación practica de 0.2 a 0.25% de liberación de fósforo (Tavierre, 2017). Los complejos enzimáticos, del mismo modo deben ser considerados con una matriz nutricional muy precisa para que su inclusión sea viable económicamente, en la mayoría de los casos reportan valores desde 2 a 6% de aporte de energía metabolizable.

6. Mejoradores de digestión

La digestibilidad de la proteína no es meramente un factor de cálculo que debe utilizarse en la formulación para obtener el nivel correcto de aminoácidos digestibles, sino también una herramienta para reducir la proteína no digerida y reducir el estrés en la salud intestinal (Roembke, 2017). Existen aditivos que indirectamente aumentan la eficiencia alimenticia, son aquellos que aumentan, o  mantienen, la buena salud intestinal y los que  matan las bacterias. Los microbios en el intestino requieren nutrientes para prosperar, y debido a eso, su crecimiento excesivo quita nutrientes que podrían haber sido utilizados por el animal. Después de todo, son los primeros en entrar en contacto con nutrientes. Las bacterias colonizan no sólo el intestino posterior, sino todas las partes del intestino, aunque en diferentes concentraciones (Mavromichalis, 2017). Obviamente, una buena digestión ocurrirá con una microbiota en balance adecuado.

La utilización de emulsificantes para mejorar el aprovechamiento de los lípidos de la dieta es una buena alternativa, en la mayoría de casos se utiliza una matriz energética a considerar. Algunos estudios demuestran que  la suplementación dietética con lisofosfolípidos (LPL), en general,  promueve el crecimiento, la utilización de nutrientes, la salud intestinal, la anti inflamación y el rendimiento muscular cuando se aplica a dietas de pollos de engorde con niveles más bajos de energía (150 kcal/Kg), proteína bruta (6%) y aminoácidos seleccionados (Boontiam et al., 2017).

 

Deja un comentario

Descubre más desde Actualidad Avipecuaria

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo