Preparando a la ponedora para un ciclo productivo largo: La importancia de la recría

Autor: Rafael Lera

Veterinario avícola, Hendrix Genetics Layers

El periodo de recría es de gran importancia para el rendimiento futuro de todo lote de ponedoras. La productividad del lote de ponedoras depende en gran medida de la consecución de los objetivos de peso corporal desde una edad temprana. Por otra parte, también el perfil de peso de huevo durante la puesta y el adecuado emplume durante el periodo productivo estarán influidos por el desarrollo de las pollitas. Durante las primeras semanas de cría, el manejo debe centrarse en conseguir un crecimiento rápido y regular de las pollitas, mientras que la segunda mitad del periodo de recría es el momento adecuado para trabajar en el desarrollo de la capacidad de ingestión de alimento. Además de esto, lograr una adecuada uniformidad dentro del lote es también esencial para obtener buenos y satisfactorios resultados de puesta.

Diferentes fases de desarrollo de las pollitas en el periodo de recría

Los principales objetivos durante el periodo de recría son:

– Crecimiento rápido para alcanzar el objetivo de peso corporal a las 5 semanas de edad.

– Buena uniformidad desde el inicio.

– Mantener una excelente viabilidad.

Desde el día de vida hasta el traslado al galpón de producción, las pollitas crecerán gradualmente, y el desarrollo de los diferentes órganos y sistemas se producirá a distintas edades conforme a una determinada secuencia. Un crecimiento deficiente durante cualquiera de estas etapas del levante puede tener un impacto perjudicial en la calidad de las pollitas recriadas. Todo retraso en el crecimiento a las 4-5 semanas de edad, se reflejará en una reducción del peso corporal a las 16 semanas y luego en el rendimiento productivo, particularmente en el peso medio del huevo. Hay que tener en cuenta que aunque dos pollitas tengan el mismo peso corporal, eso no implica que hayan desarrollado la misma composición corporal, ya que esto depende de la curva de crecimiento: la consecución de los objetivos de la curva de crecimiento en todas y cada una de las etapas se traduce en un buen desarrollo de las aves. El crecimiento y desarrollo de las gallinas ponedoras se divide en las siguientes etapas (gráfico 1):

– Las primeras 3 semanas se caracterizan por un desarrollo muy rápido de los órganos del aparato digestivo y del sistema inmunitario.

– De la tercera a la sexta semana, el esqueleto y los músculos crecen rápidamente, mientras continua el desarrollo del aparato digestivo. El peso corporal a las 5/6 semanas es el determinante más importante de la calidad de las pollitas. Cualquier retraso en el crecimiento en esta fase es perjudicial para las aves, ya que tendrá un impacto negativo en la calidad de las pollitas y en su composición corporal, lo que a su vez repercutirá negativamente en el rendimiento de las aves.

– De la semana 7 a la 15 el ritmo de crecimiento, aun siendo rápido, empieza a disminuir. A las 12 semanas el esqueleto está casi completamente desarrollado y las pollitas han crecido y alcanzado prácticamente su tamaño definitivo.

– La última etapa se caracteriza por el desarrollo de los ovarios y el rápido crecimiento del aparato reproductor. Los cambios hormonales que se producen alrededor de las 18 semanas de vida conducirán a la madurez sexual en torno a esa edad. El hueso medular también se desarrolla durante este periodo, unas dos semanas antes de la puesta del primer huevo. En todas las etapas del desarrollo de las pollitas, es necesario revisar la uniformidad del lote.

El objetivo es tener una uniformidad lo más alta posible para facilitar el manejo del lote y poder aplicar el estímulo luminoso en el momento adecuado.

Es bien sabido que, una uniformidad baja de un lote de aves tiene como consecuencia unos resultados de producción inferiores a los esperados: arranque lento de la puesta, pico de producción pobre y tardío, y mayor número de huevos pequeños. Unas buenas condiciones de alojamiento, respetando la densidad recomendada, un número suficiente de comederos y bebederos, un programa adecuado de reparto de pienso y la correcta presentación física del mismo y, por supuesto, el manejo del responsable del cuidado de las aves en la granja, son los principales factores que contribuyen a garantizar una buena uniformidad. La heterogeneidad, que puede aparecer desde edad temprana, si no se diagnóstica la causa de la misma y no se imponen a tiempo las medidas correctivas precisas, tendrá una repercusión negativa en la uniformidad al final del periodo de recría, al momento del traslado de las aves.

Desarrollar el potencial durante el periodo de crecimiento

Tras un buen comienzo durante el periodo de cría, el principal objetivo del periodo de la siguiente fase de la recría es garantizar el pleno desarrollo de las aves, para que alcancen su máximo potencial de producción de huevos en la nave de puesta. En esta fase, los principales objetivos a marcar son:

– Establecer un buen patrón de comportamiento alimentario.

– Desarrollar el tracto digestivo (buche y molleja).

– Obtener una buena uniformidad de al menos el 80%.

– Alcanzar el peso corporal recomendado a la madurez sexual.

Estos objetivos pueden alcanzarse aplicando los siguientes principios básicos:

  • Respetando la densidad de población recomendada, conforme especificada en las guías de manejo de la estirpe, disponiendo del suficiente equipo de alimentación y bebida, y garantizando unas buenas condiciones de alojamiento de las aves.
  • Aplicando un programa de iluminación decreciente y adaptado a las condiciones de la nave de recría y al desarrollo observado de las aves. 
  • Garantizando un tratamiento del pico de buena calidad (cuando la legislación local permite la utilización de técnicas de tratamiento de picos en recría).
  • Con una estricta bioseguridad y un programa de vacunación adaptado a las condiciones locales para garantizar una correcta protección frente a potenciales enfermedades.
  • Poniendo en práctica un buen manejo de los programas de alimentación y de las técnicas de distribución de alimento.

En este artículo se van a tratar con más detalle las técnicas de alimentación y su efecto sobre el desarrollo de las aves en recría.

 Técnicas de alimentación

El manejo de la alimentación en la fase de recría tendrá un impacto sobre el consumo de alimento posteriormente en la fase de producción.

La idea es desarrollar el tracto digestivo durante la fase de recría y, de esta manera, preparar a las aves para que puedan tener una capacidad de consumo suficiente durante la fase de puesta, especialmente inmediatamente después del traslado y al inicio de postura, cuando el consumo de alimento debe aumentar considerablemente en un tiempo relativamente breve, de pocas semanas.

El buche es el órgano de almacenamiento de alimento del ave. Si se consigue un consumo en recría rápido de alimento durante la cría, el efecto es un mejor desarrollo del buche. Por lo tanto, el consumo de alimento durante el período de cría debe ser lo suficientemente rápido y la velocidad a la que comerán las aves dependerá principalmente de los horarios de reparto de pienso y de la granulometría del mismo.

Las aves tienen un pico de consumo de forma natural por la mañana, cuando su tracto digestivo está vacío, y por la tarde, antes de que anochezca, para satisfacer sus necesidades energéticas nocturnas. Es importante aprovechar este comportamiento natural y adecuar los horarios de distribución de alimento para conseguir que los comederos queden vacíos durante al menos 1 h en las horas centrales del día.

Las técnicas de alimentación utilizadas entre las 5 y las 16 semanas están diseñadas para evitar la acumulación de partículas finas en los comederos y para estimular el desarrollo del buche y el aparato digestivo mediante un consumo rápido de alimento.

Por naturaleza, las pollitas son granívoras, así que muestran una marcada preferencia por las partículas gruesas.

Las partículas finas son más difíciles de comer para las aves, y tienen que invertir más energía para la misma cantidad consumida.

La acumulación de partículas finas en los comederos dará como resultado un consumo insuficiente. Para garantizar que las aves puedan obtener todos los nutrientes necesarios de la dieta, es esencial que los comederos se vacíen todos los días a partir de la quinta semana de edad.

Incluso a una edad más temprana sería recomendable que las pollitas se habituaran a vaciar los comederos al menos una vez por semana.

Esta regla de “vaciar el comedero” se aplica tanto a las aves en recría como a las ponedoras en producción.

Para estimular un consumo rápido, se recomienda dar la ración diaria completa unas horas antes de “apagar las luces”.

Al encender las luces, como el sistema digestivo está vacío, las aves tendrán apetito y comerán más fácilmente las partículas más finas. Si el sistema de alimentación no permite dar toda la ración diaria en una sola distribución, distribuya el 60% de la ración diaria a primera hora de la tarde y el 40% por la mañana al “encender las luces”.

Esta rutina de distribución de alimento puede iniciarse entre las 4 y las 8 semanas, según el equipo de alimentación utilizado.

El tiempo durante el cual los comederos están vacíos debe aumentarse gradualmente, de modo que hacia las 10-12 semanas de edad los comederos estén vacíos durante un mínimo de 1 hora al día.

El alimento para pollitas en recría en forma de partículas gruesas ayuda al desarrollo de la molleja.

Se recomienda utilizar un sistema de alimentación que distribuya rápidamente el pienso por toda la nave y que permita a las aves terminar todo el pienso distribuido cada día: así se favorecerá la capacidad de ingestión de las aves y se evitará la acumulación de partículas finas.

Los comederos de cadenas rápida son la mejor opción, ya que permiten un control más fácil del consumo de pienso diario.

Si se utilizan otros tipos de comedero, de plato, tubulares, tolvas etc. deben adaptarse específicamente a esta técnica. El desarrollo del tracto gastrointestinal y de la capacidad de consumo de alimento, tanto mediante el desarrollo de la molleja para una digestión óptima como mediante el entrenamiento de las pollitas para desarrollar su capacidad para comer, son claves para ayudarlas a aumentar rápidamente el consumo de alimento en las primeras semanas de puesta y, por tanto, facilitar una transición más sencilla y exitosa hacia la fase de puesta.

Control del desarrollo

El control semanal del crecimiento es una necesidad absoluta para comprobar el desarrollo real del lote. La detección temprana de anomalías en el crecimiento es de extrema importancia para determinar las acciones correctivas a tomar.

Los intentos tardíos de corregir el bajo peso corporal no son eficaces para mejorar la composición corporal ni la estructura esquelética y tamaño de las aves. Además, el control del peso corporal es esencial para calcular la cantidad adecuada de alimento que debe suministrarse, ya que las necesidades varían en función del nivel de energía de la dieta, así como de la temperatura de la nave y del estado de salud de la manada. Por otra parte, no solo es importante conocer el peso medio del lote, sino que es esencial calcular su uniformidad. El objetivo es tener una buena uniformidad para asegurar una respuesta uniforme en todas las aves del lote a las técnicas de manejo, a las posibles intervenciones de manejo y especialmente a la estimulación lumínica. Si todas las aves de una manada tienen un desarrollo uniforme, reaccionarán como una sola y serán más fáciles de manejar.

Método de control de pesaje:

– La hora de pesaje debe fijarse, preferiblemente por la tarde y preferentemente el mismo día de la semana.

– Se recomienda realizar pesajes individuales y utilizar hojas de pesaje de tipo histograma que muestran inmediatamente la distribución del peso dentro de la población.

– Debe tomarse una muestra de un mínimo de 100 aves para obtener una estimación aceptable del peso corporal medio y de la uniformidad. Sin embargo, si la manada está dividida en compartimentos separados, es necesario tomar una muestra como mínimo de 60 aves de cada compartimento y luego calcular la media general.

En el caso de recría en jaulas, es imprescindible pesar todas las aves de varias jaulas seleccionadas al azar, en diferentes partes del galpón (pisos superiores e inferiores, inicio y final de las líneas de alimentación), para constituir una muestra significativa. Todas las aves de estas mismas jaulas deben pesarse cada semana.

El factor más importante para juzgar la calidad de un lote, es su uniformidad. Un lote es uniforme cuando al menos el 80% de los pesos se encuentran dentro de un rango de ± 10% de la media.

Con los dispositivos modernos automáticos de pesaje, también es posible obtener inmediatamente el coeficiente de variación (CV), que es la relación entre la desviación estándar y la media de la población expresada en %. En general, la recría de futuras ponedoras se considera bueno un CV inferior al 8%.

Si el % de uniformidad/CV está fuera del rango objetivo, es necesario identificar las causas: los puntos fundamentales a verificar son:

• Densidad de la población.

• Espacio de comederos y bebederos disponible.

• Distribución y altura de comederos y bebederos.

• Velocidad de reparto del pienso.

• Técnica de alimentación: posible acumulación de partículas finas.

• Granulometría del pienso: si es inadecuada, las aves seleccionarán unas partículas y rechazarán otras.

• Composición y calidad del alimento.

• Calidad del tratamiento del pico.

• Estado de vacunación y posibles reacciones post-vacunales.

• Estado de salud del lote: presencia de enfermedades infecciosas o parasitarias.

En función de las causas identificadas y de las conclusiones que puedan extraerse de los análisis, deberán aplicarse medidas correctoras y adaptar el manejo para mejorar la uniformidad del lote.

Conclusión

El seguimiento del desarrollo del lote durante el periodo de recría es esencial.

Los datos objetivos son un complemento imprescindible a la observación diaria de la manada y la clave es la combinación de datos y una inspección meticulosa para captar las señales que las aves nos están dando.

Tenemos que preguntarnos permanentemente si las aves están creciendo adecuadamente y si van por el buen camino para convertirse en un lote de aves recriadas de buena calidad y con el peso deseado. ¿Es la manada uniforme de acuerdo con su estándar? ¿Está respondiendo bien a manejos y vacunas? Si supervisamos cuidadosamente el desarrollo de la manada y tratamos de buscar respuestas, podremos reaccionar antes y mejor, y de este modo controlar más eficazmente el desarrollo de las pollitas para garantizar que se conviertan en excelentes ponedoras que podremos mantener en un ciclo productivo largo.

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