Una revisión de los aspectos biológicos de Alphitobius diaperinus y los métodos para su control en explotaciones avícolas

Autor: Daniel Molina Meza

Área de Investigación + Desarrollo + Innovación

                ilender Perú S.A.

Uno de los problemas recurrentes relacionados a la presentación de plagas en explotaciones avícolas es la presencia de los escarabajos en la cama de las aves. Al respecto, se ha reportado a Alphitobius diaperinus (Tenebrionidae) como uno de los habitantes más comunes en las granjas y, en menor grado, especies del género Dermestes como D. maculatus y D. lardarius. Otras especies de escarabajos que ocasionalmente causan daños son: Alphitobius laevigatus, Dermestes ater y Tenebrio mollitor.

Alphitobius diaperinus es una especie distribuida ampliamente en el mundo y debido a su origen tropical (África), esta especie de escarabajo está bien adaptada a condiciones cálidas y húmedas. En sus etapas larvarias como adultas se alimentan de alimento balanceado y excretas de las aves y, en menor medida, de aves muertas y huevos rotos; perpetuando así, los patógenos que tienen dentro de sí, entre los que se incluye a los virus de Gumboro, de la Leucosis, Campylobacter, Salmonella, así como, huevos de tenia y Eimeria (Goodwin y Waltman, 1996; Hinkle y Corrigan, 2013).

Las larvas de A. diaperinus son de color marrón amarillento y pueden alcanzar una longitud máxima de hasta 8 mm, mientras que, los adultos son negros (marrón rojizo justo después de la emergencia) y miden aproximadamente 5 mm de largo. El cuerpo de los estadíos larvarios está densamente cubierto con setas largas y gruesas que le dan un aspecto polvoriento y pueden hacer que sean difíciles de ver en el campo. Existen de 6 a 11 estadios larvales aproximadamente y las condiciones ambientales necesarias para el desarrollo óptimo varían entre 30 a 33°C, con aproximadamente 90% de humedad relativa (Dunford y Kaufman, 2015).

Ciclo de vida de Alphitobius diaperinus (adaptado de Hinkle y Corrigan, 2013).

Los adultos depositan sus huevos en grietas y hendiduras en el galpón, en las excretas y hasta en las cáscaras de los granos (Turner, 1986). El ciclo de vida, desde los huevos hasta la fase adulta, dura aproximadamente 89 días a 22 grados y 26 días a 31 grados Celsius (Chernaki y Almeida, 2001), por lo tanto, las temperaturas dentro de los gallineros (21 a 33 ° C) son ideales para el desarrollo del escarabajo. La temperatura de la cama en el galpón (entre 25 y 30 ° C) y el período de crecimiento del pollo (menos de 50 días) permiten completar conjuntamente un ciclo de vida del escarabajo durante una campaña completa, esto es, desde el nacimiento hasta la edad de venta de un pollo (Erichsen y Jespersen, 1997; Salin et al., 2000).

Las poblaciones de escarabajos se concentran a menudo alrededor de las líneas de los comederos, los cuales brindan refugio y la oportunidad de alimentarse del alimento derramado por las aves. Las larvas maduras se dispersan de lugares muy poblados para encontrar un sitio aislado donde cambiar al estado de pupa, siendo este comportamiento el responsable en gran parte de su actividad destructora. Éstas tienen la capacidad de masticar la fibra de vidrio, espuma y paneles de aislamiento de poliestireno que conforman las paredes de los galpones, los cuales al perder su función como materiales de aislamiento térmico, alteran el microclima formado dentro de las naves en perjuicio del confort de las aves, lo que se traduce en menores rendimientos productivos (Geden y Axtell, 1987; Salin et al., 2000).

Las pupas son un alimento altamente deseable para los ratones presentes en las granjas, los cuales rasgan el material aislante para extraerlas, dañando aún más la infraestructura. Esto incrementa los costos de calefacción/refrigeración, demandando el reemplazo frecuente del aislamiento dañado, disminuyendo la productividad del lote. El cambio de la cama entre lotes de aves y la aplicación de tierras agrícolas en reemplazo del suelo, favorecen el desplazamiento de los escarabajos adultos, quienes vuelan a estructuras cercanas (atraídas por las luces de la noche) pudiendo ingresar a otros ambientes de crianza a través de espacios alrededor de puertas y ventanas, tuberías, conductos de electricidad, entre otros (Hinkle y Corrigan, 2013).

Presencia de A. diaperinus en desechos de aves (Dunford y
Kaufman, 2015).
Daño en material de madera por A. diaperinus (Dunford y
Kaufman, 2015).

La importancia médica de la infestación por el escarabajo es el rol que juega como vector en la transmisión de numerosos agentes patógenos aviares como: los virus de Marek, enfermedad de Gumboro, coronavirus del pavo, Newcastle, Influenza Aviar; bacterias como: Salmonella typhimurium, Escherichia coli, Staphylococcus spp.; protozoarios como: especies de Eimeria y hongos como Aspergillus spp. (Dunford y Kaufman, 2015). La presencia de helmintos como Subulura brumpti y cestodos aviares también han sido reportados como agentes que pueden ser transmitidos por el escarabajo. Por otro lado, la obstrucción intestinal en aves destinadas al beneficio por la presencia de adultos y de larvas de A. diaperinus, ha sido asociada a grandes infestaciones y la carencia en las aves de enzimas para digerir la quitina (quitinasas) (Elowni y Elbihari, 1979). Esto eventualmente puede causar lesiones microscópicas a lo largo de la pared intestinal del ave.

Manejo y control

Un control exitoso de A. diaperinus a nivel de la granja no se logra sin un plan adecuado de monitoreo y para ello se han empleado una serie de metodologías. Para el monitoreo de las poblaciones activas de escarabajos pueden utilizarse métodos de muestreo que incluyen el uso de material de aislamiento “centinela” colocado en paredes y postes para contar los agujeros producidos por larvas durante la tarde (Geden y Hogsette, 2001), el empleo de embudos Berlese para extraer los escarabajos de las muestras de suelo y cama (Safrit y Axtell 1984) y la trampa de tubo Arends (Arends, 1987). Este último consiste en un cartón ondulado enrollado dentro de una tubería de PVC (20 cm de largo y 3,8 cm de diámetro) que ha demostrado ser muy efectiva para monitorear A. diaperinus (Strother y Steelman, 2001). Las trampas son fáciles de usar y proporcionan datos valiosos sobre el tamaño relativo de las poblaciones de escarabajos a lo largo del tiempo y medir el nivel de infestaciones y efectividad de los métodos de control implementados en la granja.

Entre las medidas de control cultural debe tenerse en cuenta la verificación de fugas en los bebederos y un adecuado manejo de la ventilación del galpón con el objetivo de mantener la cama seca. Al respecto, Turner (1986) encontró que la implementación de un sistema de monitoreo eficaz sobre estas variables redujo el número de moscas y escarabajos en los planteles avícolas.

Otro método reportado es el relacionado a la limpieza o remoción frecuente de la cama y su reemplazo por cama fresca, lo cual puede ayudar significativamente a reducir la población de escarabajos, aunque, esta práctica puede resultar costosa en su aplicación (Hinton y Moon, 2003). Algunos tipos de aislamiento se han usado como barreras mecánicas para evitar la penetración de las formas larvarias a las paredes y otras construcciones susceptibles dentro de la instalación avícola.

Un ejemplo de ello es el uso de bandas de polímero termoplástico de tereftalato de polietileno en los postes de madera de galpones, los cuales fueron 100% efectivos en prevenir el ingreso de formas juveniles del escarabajo (Geden y Carlson, 2001).

Para el control químico de A. diaperinus se dispone en el mercado de muchas formulaciones a base de carbamatos y órgano fosforados, cuyas presentaciones incluyen polvos, polvos mojables, líquidos pulverizables y cebos.

El control del escarabajo en las instalaciones avícolas se logra generalmente rociando los productos insecticidas en las paredes y piso, después de retirar el material de cama y antes de la recepción del nuevo lote de aves (Axtell y Arends, 1990).

Los insecticidas utilizados para este propósito incluyen: ácido bórico, carbaril, malatión, permetrina, diclorvos, entre otros (Weaver, 1996). Sin embargo, su uso está limitado a la carga continua de los lotes de aves en las granjas y al poco período de descanso de éstas, así como, la asociación con posibles casos de resistencia a este tipo de productos insecticidas (Arias, 2012).

Productos conteniendo piretroides son empleados también en el control del escarabajo para proteger las instalaciones y equipos avícolas. Aunque los escarabajos son vulnerables a muchos insecticidas residuales, la efectividad de cualquier tratamiento local en el campo está limitada por la rápida acumulación de polvo en las superficies tratadas en el galpón (Despins et al., 1991). Estudios a nivel de campo demostraron que la combinación de un insecticida adulticida (piretroide) y un insecticida larvicida (regulador de crecimiento) mostraron un excelente control de los escarabajos adultos y sus formas larvarias (Arias, 2012). Cabe mencionar que ninguno de los insecticidas disponibles proporciona un control satisfactorio de las poblaciones de escarabajos cuando se encuentran en niveles altos de infestación (Dunford y Kaufman, 2015).

Han sido identificados varios enemigos naturales contra Alphitobius diaperinus, entre ellos se mencionan protozoarios (Farinocystus tribolii), hongos (Beauveria bassiana) y ácaros (Acarophenax mahunkai) (Steinkraus y Cross, 1993; Geden et al., 1998). Sobre el empleo de B. bassiana en el control del escarabajo podemos mencionar que ya se encuentran algunos productos disponibles en el mercado, cuya aplicación es a través de la cama y con resultados prometedores. Por otro lado, se vienen estudiando cepas de Bacillus thuringiensis cuyas endotoxinas han sido asociadas a una alta actividad contra los escarabajos (Bravo et al., 2011), sin embargo, aún faltan más estudios que demuestren su real eficacia y el riesgo en la generación de resistencia a este patógeno, para contar con un producto disponible comercialmente.

La literatura se encuentra a disposición del lector y puede ser solicitada al siguiente correo electrónico: dmolina@ilendercorp.com

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