Bioseguridad en las explotaciones avícolas: una herramienta básica para garantizar la salud y el bienestar de las aves

Rafael Lera

Veterinario especialista avícola

Hendrix Genetics Layers

La bioseguridad es una herramienta de manejo clave y una parte esencial de cualquier sistema de producción avícola de éxito. Esta puede definirse como la planificación y puesta en práctica de un conjunto de medidas para proteger a los lotes de aves domésticas frente a la introducción de organismos no deseados.

En los últimos tiempos, con el incremento de los brotes de influenza aviar de alta patogenicidad en muchas regiones del mundo, tanto en aves silvestres como domésticas, y su impacto a nivel económico, sanitario y sobre el bienestar de las aves, la revisión de los conceptos básicos de bioseguridad vuelve a estar de plena actualidad.

¿Por qué es importante la bioseguridad?

Actualmente parece una obviedad insistir en la importancia de la bioseguridad, pero es esencial que todos los actores implicados en la producción avícola estén suficientemente concienciados y conozcan las razones por las que debe aplicarse con rigor:

  • Razones económicas: los patógenos afectan a la salud, al bienestar y al rendimiento técnico de las aves.
  • Razones de salud pública: se debe garantizar que los productos avícolas sean seguros para el consumo humano.
  • Razones legales: asegurar el cumplimiento de la normativa nacional, regional y/o local obligatoria.

La identificación de las posibles vías de introducción de una enfermedad es el primer paso que debe permitir a las personas implicadas realizar una evaluación del riesgo y, a continuación, aplicar un programa de bioseguridad adecuado. Las principales vías de propagación de patógenos son:

  • Transmisión por vía aerógena.
  • Transmisión por pienso o agua de bebida contaminados.
  • Transmisión por contacto:

o Contacto directo: entre aves en contacto estrecho.

o Contacto indirecto: a través de equipos, material y vehículos o por vectores vivos, como animales (aves silvestres, otro ganado, mascotas, roedores, insectos…) y personas (trabajadores de la granja, personal de mantenimiento, visitantes…).

Bioseguridad estructural

Este concepto engloba todos aquellos aspectos relacionados con las instalaciones y los equipamientos. Las explotaciones avícolas deben estar diseñadas para facilitar la bioseguridad con el objetivo de limitar el acceso de las personas no autorizadas a las zonas de producción avícola e impedir el acceso de otros animales, domésticos o salvajes.

Entre los aspectos claves a considerar, destacan los siguientes:

  • Todos los materiales de construcción deben elegirse de forma que permitan una limpieza y desinfección eficaces.
  • Vallado perimetral con una única puerta de acceso que se mantendrá siempre cerrada y con carteles de “prohibido el paso”, excepto al personal autorizado.
  • Estación de fumigación para los vehículos que entren en la explotación, preferentemente un arco de desinfección de activación automática que incluya una balsa de desinfección. Sólo los vehículos autorizados debe tener acceso a la explotación. Los demás vehículos deben aparcarse fuera de la zona de bioseguridad. Lo ideal es que los silos de almacenamiento de pienso estén situados cerca de la valla perimetral para poder ser llenados desde el exterior y reducir los riesgos relacionados con los camiones de transporte de alimento.
  • Las naves deberían contar en todo su perímetro con una franja de 1 a 2 m de ancho de hormigón, grava o hierba bien cortada. Esta zona deberá mantenerse siempre libre de material de desecho, malas hierbas, basura o equipos no utilizados. El mantenimiento en buenas condiciones de la zona próxima a la nave reducirá los posibles escondites para las alimañas o zonas de nidificación de aves silvestres y ayudará a reducir la presencia de roedores en los alrededores de los galpones (Imagen 1).
  • Los galpones tienen que estar construidos de manera que se evite el acceso de pájaros y roedores. Todas las posibles entradas deben estar completamente selladas o cubiertas con tela pajarera o rejillas. Es esencial revisar periódicamente y asegurar un buen mantenimiento de cualquier zona del galpón que permita la entrada de animales. Se debe prestar especial atención a las zonas de riesgo, como entradas de aire, extractores, cintas transportadoras de huevos, fosos para la yacija, desagües, etc.
  • Mantenimiento de un sistema de drenaje adecuado para evitar la acumulación de agua que pueda atraer a las aves migratorias.

Los depósitos de agua deben mantenerse siempre cerrados para evitar atraer a las aves silvestres, ya que representan un elevado riesgo de contaminación por microorganismos indeseables.

Bioseguridad operacional

Dentro de este concepto se incluirían todas aquellas operaciones que de manera rutinaria se realizan en las granjas, como el ingreso de personal, entrada y desinfección de vehículos, control de plagas, eliminación de desechos etc. Estas operaciones rutinarias tienen que quedar descritas de manera clara en el correspondiente manual de procedimientos operativos de la granja.

  • Todos los residuos de la granja deben eliminarse de forma segura. Cualquiera que sea el método de eliminación (incineración, compostaje, retirada por empresas especializadas en gestión de residuos), deberá cumplir con los requisitos medioambientales de la normativa local vigente. Preferentemente, roedores, animales salvajes y aves muertas deberían almacenarse en congeladores o contenedores a prueba de agua hasta su retirada o eliminación.
  • El agua de bebida para las aves, así como el agua utilizada en los posibles sistemas de refrigeración utilizados en las naves (nebulizadores, paneles evaporativos…), debe ser de buena calidad sanitaria. Se recomienda disponer de un sistema eficaz de tratamiento del agua para garantizar que se cumplen los estándares adecuados. Los depósitos de agua deben mantenerse siempre cerrados para evitar atraer a las aves silvestres, ya que representan un elevado riesgo de contaminación por microorganismos indeseables.
  • Los patógenos también pueden ser transmitidos por el alimento, ya sea por materias primas contaminadas, por contaminación cruzada después de ser producido el pienso compuesto o durante el transporte. Las fábricas de piensos deben seguir siempre unas buenas prácticas de fabricación. Existen diferentes tipos de tratamientos (químicos o térmicos) para minimizar el riesgo de introducir una enfermedad a través del alimento. Para evitar una contaminación del alimento en la granja por parte de roedores o aves silvestres, los silos deben mantenerse siempre cerrados y cualquier derrame de pienso debe limpiarse inmediatamente.
  • Es imprescindible diseñar un programa de control de roedores, aves silvestres y otras plagas, particularmente moscas, ácaros y escarabajos del estiércol (Alphitobius). Deben instalarse estaciones de cebo a lo largo de las paredes de los galpones y en cualquier zona donde se observe una elevada actividad de roedores.
Imagen 1. Los alrededores de los galpones deben mantenerse limpios y sin maleza para
minimizar la presencia de aves silvestres y roedores

Las estaciones deben ser revisadas semanalmente y se debe reponer cebo fresco cuando sea necesario. Es importante mantener un registro detallado de la ubicación de cada estación de cebo, de su nivel de utilización después de cada comprobación, de los productos químicos utilizados y de la frecuencia de reposición de cebo.

  • El traslado o el intercambio de material entre instalaciones suele ser una de las principales vías de introducción o propagación de enfermedades: cada granja debe ser autosuficiente en cuanto a equipos móviles (por ejemplo, básculas para pesar las aves). Si el intercambio de equipos o material entre naves es inevitable, siempre deberá limpiarse y desinfectarse a fondo antes de entrar en el galpón.

En los almacenes solo debe guardarse el material necesario para la actividad habitual, y hay que mantenerlo siempre ordenado para minimizar los posibles escondites y lugares que resulten atractivos para la cría de roedores.

En los almacenes solo debe guardarse el material necesario para la actividad habitual, y hay que mantenerlo siempre ordenado para minimizar los posibles escondites y lugares que resulten atractivos para la cría de roedores.

Personal y visitantes Capítulo especial merecen las personas que ingresan en la granja, ya que son el factor animado más habitual que interviene en la transmisión de enfermedades. Aquí quedan incluidos los empleados de las explotaciones, los veterinarios, los conductores de camiones, los equipos de intervención (vacunación, tratamiento de picos, carga y descarga de aves), los trabajadores externos encargados de reparación y mantenimiento, etc. Las visitas deben reducirse al mínimo, solo si son estrictamente necesarias, y quedan expresamente excluidas todas las personas no autorizadas.

  • La granja (idealmente cada galpón) debe contar con un único acceso y estar equipada con un vestuario correctamente diseñado siguiendo el concepto de “zona sucia” y “zona limpia”. Una barrera física debe delimitar claramente la separación entre ambas zonas (Imagen 2).

o La “zona sucia” tendría que estar equipada con un perchero para la ropa utilizada fuera de la granja, duchas preferentemente o, como mínimo, un lavabo con jabón bactericida para higienizar las manos.

o La “zona limpia” debería disponer de un armario con ropa limpia (monos y gorras o cubrecabezas desechables) y calzado limpio, todo ello para uso exclusivo en la granja, así como tener instalado un pediluvio con desinfectante.

Imagen 2. Esquema de un vestuario con zonas bien delimitadas: (1) Zona sucia (2) Zona de
transición con ducha y lavabo (3) Zona limpia.
  • Los pediluvios mal manejados pueden convertirse en una fuente de contaminación: deben limpiarse a diario y reponerse con desinfectante fresco. Los productos desinfectantes pueden perder actividad por acción de los rayos solares, por quedar diluidos por el agua de lluvia o por ensuciarse con barro o material orgánico. Las suelas del calzado también son un lugar con unas condiciones ideales para la multiplicación de patógenos. Es importante cepillar las suelas antes de pasar por el pediluvio y limpiarlas y cepillarlas después de cada visita (Imagen 3).
  • El personal de la granja no debe tener contacto con otras aves de corral o aves silvestres y debe cumplir estrictamente las normas establecidas en cuanto al uso de ropa y calzado de uso exclusivo en la zona limpia. Particular importancia reviste el lavado y desinfección de manos antes de comenzar el trabajo diario: después de cada pausa (por ejemplo, para el almuerzo) al terminar de utilizar, especialmente, los aseos y siempre que las manos no estén limpias.
Imagen 3. Un buen mantenimiento del pediluvio es
esencial para garantizar su efectividad.
  • Las manos, el pelo y la ropa pueden contaminarse con polvo que contiene microorganismos responsables de la propagación de enfermedades de una granja a otra. La secuencia de visita de los diferentes lotes debe efectuarse siempre al comenzar por los lotes de aves más jóvenes y sanos y continuar con los lotes de más edad o con estándares de bioseguridad más bajos.
  • Los vestuarios tienen que estar equipados con duchas de utilización obligatoria para cualquier visitante eventual. Los empleados de la granja también deberían tomar preferentemente una ducha completa antes de ingresar a la granja, y de forma obligatoria si han estado expuestos a situaciones de riesgo (por ejemplo, si se tiene que efectuar una visita de emergencia después de haber visitado otro lote de mayor edad o de estado sanitario incierto). Si un visitante supone un riesgo inaceptable para la salud de las aves, se le deberá denegar el acceso a la explotación avícola y reprogramar la visita.
  • Los visitantes y el personal de servicio deben rellenar y firmar un registro de visitantes antes de ingresar en la granja. Llevar un registro detallado del tráfico de personas en la granja puede ser de gran utilidad para investigar el posible origen en caso de aparición de algún problema sanitario. También permite al propietario de la explotación advertir a los visitantes recientes en el caso de confirmación de una enfermedad.

Limpieza y desinfección

Al final de cada lote de aves, la limpieza y desinfección efectivas son esenciales para reducir el número de patógenos y el riesgo de desafío sanitario antes de la repoblación de la granja. Se trata de un apartado clave de cualquier programa de bioseguridad y debe incluir los galpones y elementos anexos (almacenes etc.), todo el material y equipo, y sin olvidar los alrededores. Antes de proceder a la desinfección de los galpones hay que tener presente que solo será efectiva si se realiza primero una eliminación meticulosa de toda la materia orgánica.

En todo programa de limpieza y desinfección deben establecerse los procedimientos a seguir, y detallarse cada paso del proceso. De manera muy esquemática, las diferentes fases del programa son las siguientes:

  • Retirada de residuos: animales vivos, muertos, restos de pienso, gallinaza, cama, plumas. Desmontaje de equipos. Es el momento para utilizar productos químicos contra insectos o ácaros (mientras la nave todavía está caliente) y para colocar abundantes cebos frente a roedores.
  • Preparación: purga del circuito de agua de bebida y posterior rellenado con soluciones detergentes y desincrustantes. Remojado de todas las superficies con soluciones detergentes. Aspirado y limpieza manual de zonas que no pueden mojarse. Control visual de la limpieza.
  • Lavado a presión de las naves, preferentemente con detergentes y agua caliente, no solo superficies internas, sino también accesos. Se debe seguir una secuencia lógica: techos primero, después con las paredes y se acaba con el suelo, y siempre del interior hacia el exterior. Lavado de todos los equipos y material desmontable.
  • Montaje de equipos en el galpón cuando están secos.
  • Desinfección: rociar todas las superficies de la nave y los equipos previamente lavados con una solución desinfectante. Limpieza de los depósitos y conductos de agua, para eliminación de biofilm. Nueva desinsectación.
  • Inspección visual de la efectividad de la limpieza y desinfección.
  • Fumigación final.

Por último, es importante insistir en que, para implementar un programa de bioseguridad de éxito y efectivo, todas las medidas deben ser simples, fáciles de entender, aceptadas por todos los implicados y monitoreadas con regularidad. A menudo se describe un plan de bioseguridad como una cadena: puede ser la forma más rentable de mantener las explotaciones avícolas libres de enfermedades, ¡pero todos los eslabones deben estar en buenas condiciones!

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