Silimarina: el asombroso fitogénico con múltiples funciones
Autor: Ing. Gustavo Draghi Ramat
gdraghi@silvateam.com
Silvateam Perú Comercial SAC
Los hepatoprotectores ayudan a proteger el hígado, pero no todos son iguales, no sirven para todos los casos y no pueden sustituir malas formulaciones de las dietas. Muchas sustancias tóxicas y productos insanos pueden dañar el organismo de nuestras aves, como por ejemplo, algunos fármacos, aditivos, insumos contaminados y/o deteriorados, entre otros.
El cuerpo de las aves filtra constantemente las sustancias nocivas para mantenerse sanas y evitar que se intoxiquen. El órgano estrella encargado de eliminar estas toxinas es el hígado. Pero, a su vez, puede verse muy afectado, si el consumo de estas sustancias es alto.
Así que, además de mejorar el adecuado balance de las dietas, es importante tomar medidas para proteger el hígado. Entre ellas destaca la ingesta de hepatoprotectores, unos compuestos bastantes accesibles en general.
¿Qué es un hepatoprotector?
Los hepatoprotectores son todas las sustancias contenidas en un fármaco, en una planta o en un alimento que ayudan,
a manera de barrera, a proteger el hígado. Bloquean la entrada de algunas sustancias nocivas para el organismo, mejoran el funcionamiento hepático y ayudan a prevenir trastornos del hígado, la vesícula y el estómago.
Y aunque los hepatoprotectores no pueden curar un daño hepático severo (cirrosis, fibriosis, hepatitis, etc.), sí
incrementan la sobrevivencia de forma significativa en aves afectadas.
Cuidar el hígado es sumamente importante. Este órgano, que es uno de los más grandes del cuerpo, cumple más de 500 funciones. Entre ellas destacan la producción de hormonas y proteínas; el control de los niveles de azúcar, colesterol o triglicéridos en el torrente sanguíneo; la ayuda en la coagulación de la sangre; y, además, la producción de bilis, una sustancia líquida que interviene en la digestión amortiguando los ácidos gástricos del estómago.
¿Cuándo son necesarios los hepatoprotectores?
Los hepatoprotectores se deben suministrar a las aves como medida de prevención o para mantenimiento en problemas
hepáticos leves (hígado graso, micotoxinas, insumos deteriorados, etc.) sin dejar de lado el correcto balanceo y adecuado suministro de las dietas.
El daño hepático que se produce a consecuencia de una ingesta excesiva de toxinas, por ejemplo, es un daño que los hepatoprotectores no pueden curar, y tampoco hacen ningún efecto positivo cuando ya hay un daño severo. Además, no hay que dejarse engañar por los anuncios publicitarios ni por las promesas mágicas de algunos hepatoprotectores naturales.
Existen todo tipo de hepatoprotectores en el mercado: químicos y naturales, desde pastillas efervescentes, jarabes, polvos y suplementos alimenticios. ¿El idóneo? Dependerá del tipo de problema.
Por eso, es importante hacer una valoración con el profesional a cargo de la sanidad y de la nutricion, no automedicarse y descartar otro tipo de problema antes de recurrir a un hepatoprotector, ya que no todos actúan de la misma forma ni con la misma intensidad. Hay algunos hepatoprotectores que no es recomendable suministrarlos cuando el ave está en algún tratamiento específico.
Es decir, cuando hay problemas controlables, los hepatoprotectores pueden ser un buen acompañamiento para el tratamiento. Pero son solo eso: acompañamiento y prevención. No son la solución a un daño hepático grave. Conviene recordar que el hígado puede seguir funcionando aun cuando tenga algún daño. Sin embargo, hay que ser conscientes de que la ingesta de algunas sustancias puede representar riesgo grave para la salud. Hay ciertos indicadores que, si se presentan de manera constante, pueden ser síntomas de daño hepático severo, y aquí ya no es recomendable el consumo de hepatoprotectores. Estos síntomas pueden variar dependiendo de cada ave, pero es importante reconocerlos rápidamente, ser sinceros con nosotros mismos y aceptar que existe un problema.
Sustancias que ayudan a la protección del hígado
La clave para mantener un hígado sano está en el adecuado control de calidad y balanceo de la dieta. Hay algunos elementos naturales que pueden aumentar la secreción de bilis, regenerar las células del hígado, reducir la inflamación hepática y funcionar como escudo protector.
Algunas sustancias que se utilizan como digestivos, pueden ayudar a proteger este órgano. Las plantas son pequeños laboratorios químicos que encierran las soluciones para muchas de las enfermedades que aquejan a las aves. Tal es el caso del cardo mariano, en cuyas semillas está presente la silimarina, que se ha constituido en un remedio muy efectivo para las enfermedades hepáticas y biliares.
Esta planta sobresale por su capacidad de proteger y regenerar las células del hígado, impidiendo que sean absorbidos productos tóxicos que pueden dañar al organismo.
¿Qué es la Silimarina?
• Fórmula: C25H22O10
• Denominación de la IUPAC: (2R,3R)-3,5,7-trihydroxy- 2-[(2R,3R)- 3-(4-hydroxy-3-methoxyphenyl)-2- (hydroxymethyl) -2,3-dihydrobenzo[b] [1,4]dioxin-6-yl]chroman-4-one
• Masa molar: 482,44 g/mol
• Punto de ebullición: 793 °C
• Clasificación: Flavonoide
Los componentes químicos de esta planta, llamados flavonoides, son la silidianina, la silicristina y la silibina, estos en conjunto se llaman silimarina. Así que, la silimarina es el principal principio activo del cardo mariano, y es debido a esta es que posee propiedades terapéuticas tan especiales. Ya por mucho tiempo se ha popularizado su uso en Europa, y en vista de los extraordinarios resultados que se han obtenido, cada vez más profesionales de la salud lo indican en sus consultas.
Propiedades y beneficios de la Silimarina
Desde tiempos antiguos se ha valorado las propiedades medicinales de la silimarina, por ejemplo, los griegos y romanos lo consideraban muy apropiado para tratar las afecciones hepáticas, e incluso las mordeduras de serpientes.
De hecho, el médico romano Plinio el Viejo, que vivió en el primer siglo de nuestra era, documentó su uso para curar problemas del hígado. En tiempos modernos, numerosos estudios han descubierto que el radio de acción de la silimarina no se supedita a los problemas hepáticos, sino que, puede emplearse con éxito para atender enfermedades digestivas y dérmicas.
Es asombroso las múltiples funciones que desempeña el extracto de las semillas de la planta del cardo mariano, es decir, la silimarina, que por lo general contiene una concentración del 80%. Aunque lo idóneo es que se suministre en las dosis que recomiende el profesional a cargo, lo común es que se añada 50 a 100 g por TM, diariamente.
Considerando que, la silimarina no se disuelve con facilidad en agua, no es aconsejable suministrarla por esa vía. Ahora es propicio ahondar más en los beneficios que aporta la silimarina, aunque son muchos, citaré unos cuantos.
1) Lo mejor para combatir el hígado graso
Estudios recientes publicados por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia de España revelan que, la silimarina contribuye a la eliminación de las toxinas acumuladas en el hígado, como las causadas por los excesos en los alimentos, el alcohol, drogas o el uso de pesticidas.
Por otra parte, la revista oficial de la Asociación Estadounidense de Endocrinólogos Clínicos sostuvo tras diferentes trabajos de investigación realizados en animales y humanos, que la silimarina tiene actividad antioxidante y antifibrótica, eficaces para prevenir el daño hepático.
Resulta esencial suministrar al hígado protección antioxidante de sus células para enfrentar el estrés oxidativo generado por el cúmulo de grasa, y que el hígado no puede revertir por sí mismo. Es allí donde los bioflavonoides de la silimarina actúan para eliminar los desechos metabólicos, que de lo contrario se acumularían.
2) Un aliado para el cuidado de la piel
La buena salud está íntimamente ligada al cuidado del órgano más grande del cuerpo: la piel. A este respecto, la silimarina resulta un cómplice perfecto, dado que, tiene propiedades antioxidantes y ejerce una buena influencia en las células de piel
para retrasar su envejecimiento. Se cree que pudiera incluso ser beneficiosa para atender problemas como los eczemas, y dermatitis.
3) Ayuda a mejorar la digestión:
La silimarina favorece la absorción de grasas, la eliminación de toxinas y la secreción de la bilis. Al facilitar la digestión, la silimarina se recomienda con frecuencia como un buen aditivo en el alimento de las aves. Sus compuestos mejoran la sensibilidad a la insulina y disminuyen los niveles de glicemia en la sangre, generando un mejor aprovechamiento de la glucosa en sangre.
Por otro lado, las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que posee son eficaces para reducir los riesgos de desarrollar otras complicaciones, como afecciones renales.
4) Actividad antiviral:
Siempre se debe utilizar de manera complementaria a la medicación que prescribe el profesional a cargo. Estudios recientes también han documentado las actividades antivirales de la silimarina y sus derivados contra varios virus, incluidos los flavivirus (virus de la hepatitis C y el virus del dengue), los togavirus (virus Chikungunya y virus Mayaro), el virus de la influenza, el virus de la inmunodeficiencia humana y el virus de la hepatitis B. (Ching-Hsuan Liu y colaboradores, 2019).
Se han demostrado actividades antivirales contra patógenos hepáticos y no hepáticos, lo que la convierte en un potencial antiviral de amplio espectro, al menos para algunos de los virus envueltos explorados hasta la fecha.
Además, teniendo en cuenta la actividad polifarmacológica hacia múltiples objetivos en células huésped, como la inmunidad innata celular y la inflamación, la reducción del estrés oxidativo y la autofagia, que son todos los procesos fisiológicos celulares que se sabe son provocados o subvertidos por muchas infecciones virales, es probable que estos productos naturales ejerzan sus actividades antivirales modulando el entorno celular, además de cualquier posible función antiviral directa contra
una proteína viral específica.
En el contexto de las enfermedades hepáticas, la capacidad de la silimarina y sus derivados para ejercer actividad tanto hepatoprotectora como antiviral las convierte en candidatos ideales, particularmente para la hepatitis C con el mayor número de estudios preclínicos y clínicos realizados hasta el momento. Dado que los agentes antivirales actuales, solo pueden repeler la replicación viral sin mostrar ningún efecto hepatoprotector y son mecánicamente diferentes a las actividades conocidas de orientación antiviral de la silimarina, se esperaría que la combinación de dichos medicamentos mejore sólidamente la recuperación.
Estos hallazgos proporcionan evidencia convincente para explorar su uso en combinación con antivirales existentes como una posible estrategia de tratamiento, particularmente para el tratamiento de la hepatitis viral crónica.
Conclusiones
La investigación adicional para dilucidar el principal mecanismo de actividad antiviral de la silimarina y sus derivados podría ayudar a aumentar nuestra comprensión de estos medicamentos y acelerar su desarrollo como agentes antivirales hepatoprotectores.
Desde hace más de dos mil años, la silimarina ha estado al servicio de la humanidad. Millones de aves se vienen beneficiando de sus efectos antioxidantes, su capacidad para regenerar el hígado y proteger la piel. Y todavía se sigue estudiando su aplicación a muchos otros campos de la salud.
Referencias:
Para acceder a la biobliografía del artículo puede contactarse al correo del autor: gdraghi@silvateam.com
Deja un comentario