Efecto del estrés térmico & sistemas para la reducción de su acción

La temperatura adecuada del agua de bebida para mantener un consumo óptimo del preciado líquido es de 12°C y a partir de una temperatura de 24°C del agua el pollo reduce su consumo.

Escriben: Antonio García Estefan (Phileo-Lesaffre Animal Care), Serafin Solorio Lopez (Univestidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo), José Arce Menocal (Univestidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo), José Ignacio Barragán (Consultor avícola independiente).

El estrés térmico puede ser definido como la consecuencia de los cambios metabólicos, hormonales y del sistema inmunológico que los pollos sufren cuando no pueden disipar el calor corporal, generado por un medioambiente que no es el adecuado para recibirlo.

El incremento de la temperatura ambiental y la humedad relativa contribuyen de manera primordial a este fenómeno. Dependiendo de la edad del pollo, el animal necesita de una temperatura ambiental diferente para poder expresar su potencial genético de crecimiento, pero de manera general podemos decir que:

  • A partir de la tercera semana de vida, las temperaturas ambientales por encima de los 25°C comienzan a generar problemas a los pollos para disipar el calor.
  • Según los estudios disponibles: por encima de 18-19°C, la tasa metabólica del animal comienza a subir para mantener la temperatura corporal.

Durante los períodos de estrés térmico, para disminuir la producción de calor corporal, los pollos:

  • Reducen su consumo de alimento, así como la producción de hormonas tiroideas aceleradoras del metabolismo.
  • Cambian la circulación normal de la sangre, que de manera común se encuentra en las vísceras, hacia las zonas cercanas a la piel para poder deshacerse del excedente de calor.

– En esta parte del fenómeno, la integridad intestinal se debilita por la falta de energía para producir las proteínas que forman las uniones fuertes entre los enterocitos.

– De este modo, las bacterias enteropatógenas tienen mayor facilidad para pasar de lumen intestinal hacia el medio interno y entonces aparecen infecciones de manera más fácil.

– Por otra parte, producen corticosteroides para intentar reducir la inflamación y esto tiene como resultado una depresión del sistema inmunológico.

– Finalmente, comienzan a utilizar la proteína y la energía de la dieta para producir sustancias del sistema inmune y la eficiencia alimenticia se ve disminuida.

Los pollos disipan calor al medioambiente por conducción, radiación, convección y evaporación

A partir de los 28°C, la forma casi total y más efectiva que tiene el animal para disipar el calor es la evaporación a través del jadeo. Sin embargo, este mecanismo incrementa la pérdida de CO2, y consecuentemente la capacidad buferizante del animal, de mantenerse en funcionamiento por largos períodos llevaría al animal a la muerte.

Los síntomas de un pollo bajo estrés térmico son:

– Elevada tasa de respiración.

– Incremento de la temperatura corporal de alrededor de 2°C por encima de lo normal.

Durante los períodos de estrés térmico, en las instalaciones donde la ventilación se realiza de manera manual, la mortalidad se eleva al mismo tiempo que se reducen las ganancias de peso y se incrementa la conversión alimenticia.

La llegada en épocas recientes de las granjas de control climático automatizado ha ayudado a disminuir los problemas de mortalidad durante los períodos de estrés térmico, pero todavía se nota una reducción de ganancia de peso y el aumento de la conversión alimenticia. Se ha podido demostrar que, al menos en algunas condiciones, la pérdida de peso es muy similar, en los meses de
verano, entre los diferentes sistemas de ventilación disponibles.

Una de las claves para reducir el impacto negativo del estrés calórico es una buena ventilación de la instalación para así poder mantener la temperatura ambiental lo más cercana posible a la zona de termoconfort. Es extremadamente importante asegurar un acceso a agua lo más fresca posible en los meses de verano.

Consumo de agua en períodos de estrés térmico

Los pollos habitualmente consumen dos veces más agua que alimento pero cuando la temperatura ambiental se eleva el consumo de agua puede elevarse hasta proporciones de 5 a 1 en relación al consumo de alimento.

El exceso de agua a nivel intestinal genera problemas de camas húmedas y diuresis, pero si el agua tiene una temperatura elevada y el pollo no la consume, entonces puede suceder que el animal sufra una pérdida de peso al no poder regular su temperatura corporal y también por este motivo no consuma alimento.

La temperatura adecuada del agua de bebida para mantener un consumo óptimo del preciado líquido es de 12°C y a partir de una temperatura de 24°C del agua el pollo reduce su consumo.

Restricción de alimento

Existen otras prácticas de manejo que pueden ser utilizadas para modificar el metabolismo de los animales y disminuir los daños producidos por el estrés térmico. Entre ellas se pueden utilizar la restricción de alimento. Para que la restricción de alimento sea efectiva debe de comenzar al menos 3 horas antes del pico de calor en el día y mantenerse hasta tres horas después de este pico de calor.

Esta práctica reduce la mortalidad y si es hecha de manera adecuada no impacta especialmente sobre el crecimiento.

La restricción de alimento reduciendo a un 60% del consumo normal durante los días 4, 5 y 6 de vida también ha mostrado reducir la mortalidad ya en las etapas tardías de producción si se presentan temperaturas elevadas.

Exposición a elevadas temperaturas a edades tempranas

Por otra parte, la exposición a edades tempranas a calor intenso puede acondicionar a los animales y permitirles sobrevivir cuando en edades avanzadas sufran altas temperaturas. Este manejo consiste en elevar la temperatura de la granja entre los días 5 y 7 días de edad a 37°C durante varias horas.

Cuando se presentan temperaturas elevadas después de los 30 días de edad, que es cuando los pollos son más sensibles al estrés calórico, estos animales que han sido acondicionados tienen mejor capacidad de sobrevivir.

Adición de aditivos

Finalmente, a través de la adición de algunos aditivos, como fracciones de levadura Premium* en el alimento de los pollos de carne puede contribuir a disminuir los problemas causados por el estrés térmico.

Las fracciones de levadura Premium* han demostrado que adherir algunas enterobacterias como E. coli, Salmonella o clostridio pueden colonizar e infectar de manera más efectiva durante los períodos de estrés térmico (Figura 1).

Al adherirse a ellas, las bacterias patógenas son arrastradas fuera del tracto digestivo y de esta manera no se genera tanta inflamación. También han demostrado proteger la integridad intestinal, manteniendo de una manera efectiva las proteínas
que conforman las uniones fuertes de los enterocitos y previniendo que las bacterias enteropatógenas penetren fácilmente esta barrera (Figura 2).

Asimismo, los animales sometidos a estrés calórico que son suplementados con fracciones de levadura Premium* durante los períodos de estrés térmico producen menor cantidad de corticosterona, lo que es un signo de que no están sufriendo el estrés calórico con tanta intensidad (Figura 3).

Un grupo de investigadores mexicanos compuesto por los doctores Ernesto Avila, Carlos Lopez Coello y Jose Arce Menocal desarrollaron una técnica novedosa mediante la inserción quirúrgica de termómetros en el cuello de pollos de engorde (Figura 4) para evaluar la progresión de la temperatura corporal de los animales durante los períodos de estrés térmico.

En el estudio descrito, los investigadores encontraron que los pollos que fueron suplementados con fracciones de levadura Premium* registraron una temperatura corporal 0,5°C menor que sus contrapartes que no fueron suplementados.

Además, dentro de sus investigaciones encontraron que los pollos suplementados mantenían una producción de las hormonas de la tiroides más cercana a los niveles de normalidad que los animales
sin suplementación (Figura 5).

En conclusión, mantener el ambiente de la instalación de producción lo más cercano a las zonas de termocomfort de acuerdo a la edad del pollo, en combinación con prácticas de manejo de alimento, aclimatación de los animales a edades tempranas al calor y la suplementación con aditivos como fracciones de levadura Premium* durante los períodos de estrés calórico puede ayudar a disminuir los efectos negativos causados por las altas temperaturas y humedades relativas dando a la operación avícola una mayor rentabilidad durante estos períodos críticos de la producción.

Las fracciones de levadura Premium* a las que se hace mención en este artículo es el producto desarrollado por Phileo Lesaffre Animal Care llamado Safmannan.

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