Hector M. Cervantes, DVM, MS, DACPV, Hon. MAM
Gerente Senior, Servicios veterinarios avícolas, Phibro Salud Animal y Profesor
adjunto, Departamento de Salud Poblacional, Facultad de Medicina Veterinaria,
Universidad de Georgia
Artículo publicado en la web de Aviagen – http://www.es.aviagen.com
Introducción
La producción de pollos criados sin antibióticos (raised without antibiotics, RWA) en los Estados Unidos (EE. UU.) no ha dejado de crecer durante la última década. Se estima que la producción actual de pollos RWA ha sobrepasado el 50 % del total de pollos producidos. Esta tendencia comenzó como respuesta a la preocupación expresada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante el surgimiento de patógenos humanos resistentes a diversos antimicrobianos. La demanda y la presión ejercida por grupos activistas de consumidores sobre agencias regulatorias, vendedores minoristas, negocios de comida rápida, cadenas de restaurantes y compañías avícolas ha acelerado la producción RWA. Por su parte, los compradores más importantes de productos derivados del pollo exigieron que las compañías proveedoras de pollos de engorde cumplieran con estas demandas. En algunos casos, las campañas de mercadeo iniciadas por negocios de comida rápida, cadenas de restaurantes o por las propias compañías avícolas dieron como resultado un aumento en la producción de pollos RWA. A medida que el segmento RWA de la producción avícola crece, los veterinarios y los gerentes de producción deben aplicar prácticas de manejo más diversas para prevenir y controlar enfermedades.
En los EE. UU., los pollos de engorde comercializados como libres de antibióticos (no antibiotics ever, NAE), RWA u orgánicos deben criarse sin el uso de antibióticos hasta la edad de comercialización, y deben corroborarse todas las afirmaciones sobre cómo fue la crianza de los pollos. Este requisito incluye todos los antibióticos, incluso aquellos que no se consideran importantes en la medicina humana. En los EE. UU., la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (United States Department of Agriculture, USDA) consideran los anticoccidiales de la clase ionóforos poliéteres, comúnmente conocidos como “ionóforos”, como antibióticos. Por lo tanto, si bien los anticoccidiales ionóforos no son importantes médicamente, no se permite su uso en la producción avícola RWA.
Prevención sin antibióticos
De forma paralela al aumento de la producción avícola RWA, la coccidiosis y la enteritis necrótica (necrotic enteritis, NE) encabezan la lista de enfermedades preocupantes para veterinarios avícolas involucrados en la producción de pollos de engorde. Quitar los anticoccidiales ionóforos y los antibióticos con buena actividad anticlostridial supone que las enfermedades más prevalentes entre los pollos de engorde deben prevenirse y controlarse con menos opciones. Es importante resaltar que, si las aves se enferman con una enfermedad bacteriana que pueda tratarse de manera adecuada con el uso sensato de antibióticos, los veterinarios deben prescribir el tratamiento con antibióticos para garantizar la buena salud y el bienestar de las aves. Si esto sucede, las parvadas tratadas con antibióticos no serán aptas para productos libres de antibióticos (antibiotic-free, ABF). Los productores avícolas y de pollos RWA deben confiar exclusivamente en el uso de anticoccidiales sintetizados químicamente, conocidos como “químicos”, o vacunas contra la coccidiosis, o bien, con mayor probabilidad, una combinación de ambos.

Prevención con anticoccidiales sintetizados químicamente Salvo en el caso de productores orgánicos, los sistemas de producción RWA permiten el uso de anticoccidiales sintéticos para la prevención de la coccidiosis. Los productores de RWA pueden aprovechar esta flexibilización. Como las lesiones intestinales causadas por parásitos coccidios, como la Eimeria maxima, son un factor conocido que predispone para la NE, es esencial un buen control de la coccidiosis. Los anticoccidiales sintetizados químicamente pueden ser muy efectivos, pero con algunas pocas excepciones (p. ej., la nicarbazina, que se ha usado con éxito desde 1955) tienden al desarrollo de resistencia. Si bien un buen control de la coccidiosis debería ayudar a prevenir los casos de NE, es importante recordar que, a diferencia de los anticoccidiales ionóforos, los medicamentos anticoccidiales sintéticos o los químicos no tienen actividad anticlostridial y, por lo tanto, la aparición de NE en las parvadas de pollos de engorde debe controlarse de cerca.
Si se busca una prevención exitosa y a largo plazo de la coccidiosis con anticoccidiales sintetizados químicamente, se deben considerar varios factores:
- Los anticoccidiales sintetizados químicamente tienen diferencias importantes en su rango de actividad, su modo de acción, la supresión de la expulsión de ooquistes, el desarrollo de inmunidad, el rango de dosis, la tendencia a causar resistencia, la flexibilidad de uso en cualquier estación, los efectos secundarios y la tendencia a generar residuos.
- El uso alternativo de anticoccidiales con diferentes modos de acción requiere una planificación cuidadosa que contemple suficiente tiempo de descanso entre los períodos de uso para minimizar el riesgo de causar resistencia.
- Las pruebas de sensibilidad anticoccidial (anticoccidial sensitivity tests, AST) realizadas de forma repetida y rutinaria pueden tornarse una guía valiosa para ajustar y planificar el uso de anticoccidiales químicos.
- Las vacunas vivas contra la coccidiosis deben considerarse una alternativa de rotación valiosa para extender la eficacia de los anticoccidiales y minimizar el riesgo de causar resistencia.
Pruebas de sensibilidad anticoccidial
Los anticoccidiales sintetizados químicamente se han usado por muchas décadas y, con algunas excepciones, muestran una tendencia mayor a generar resistencia. Sin embargo, son los únicos permitidos en la producción avícola RWA. En la Tabla 1, se muestran algunos de los anticoccidiales químicos más comunes aprobados por la FDA para su uso en la alimentación de pollos en los EE. UU., el año de aprobación inicial y la disponibilidad actual en el mercado. Si bien las técnicas moleculares han avanzado muchísimo en los últimos años, aún no existe una prueba molecular práctica para identificar fácilmente los genes de resistencia a los diversos anticoccidiales en las tres especies de coccidia más prevalentes que infectan los pollos de engorde, es decir, E. acervulina, E. maxima y E. tenella. Por lo tanto, debemos confiar en el método de referencia, las AST, para monitorear la eficacia y manejar de forma apropiada el desarrollo de resistencia a los anticoccidiales. Como la verificación de la eficacia continua y la detección temprana de la resistencia son primordiales en el manejo de los programas anticoccidiales que involucran anticoccidiales químicos, las AST deben ser una parte integral de los programas RWA.
Tabla 1. Anticoccidiales sintetizados químicamente aprobados por la FDA para su uso en la alimentación de pollos.

1La disponibilidad ha variado.
Observaciones generales de anticoccidiales sintéticos
Los anticoccidiales sintetizados químicamente se incorporaron mucho antes (nicarbazina, 1955) que el primer anticoccidial ionóforo (monensina, 1971). El diclazuril, el último anticoccidial sintético aprobado para el uso en pollos de engorde, se incorporó hace más de 20 años. Si bien se considera que los anticoccidiales sintéticos son medicamentos muy potentes y tienden a inducir resistencia muy rápidamente, no es así para todos los anticoccidiales sintéticos. Algunos, como la nicarbazina, se han usado con éxito por décadas, mientras que otros, como el zoalene, se han reincorporado después de un período muy largo de descanso (más de 20 años). No existen estudios científicos en los que se demuestre cuánto debe durar el período de descanso para restaurar la sensibilidad una vez que se ha desarrollado resistencia a un anticoccidial sintético. Sin embargo, en experiencias recientes con anticoccidiales, como clopidol, decoquinato y zoalene, se ha demostrado que podrían necesitarse muchos años para que los parásitos vuelvan a adquirir la sensibilidad. Este es otro buen motivo para respaldar la rotación entre anticoccidiales sintéticos y vacunas vivas contra la coccidiosis.
Las Eimeria spp., incluidas en las vacunas vivas contra la coccidiosis, son susceptibles a todos los anticoccidiales. Se ha demostrado con evidencia científica que la aplicación de la vacuna contra la coccidiosis puede, con el paso del tiempo, ayudar a restaurar la sensibilidad a los anticoccidiales al incorporar, en los galpones de pollos de engorde, cepas de parásitos que, de forma gradual, se reproducirán de forma cruzada y desplazarán las cepas salvajes resistentes. Por supuesto, la duración de la sensibilidad readquirida a los anticoccidiales no es la misma que cuando los medicamentos se introdujeron originalmente, probablemente porque, cuando se reincorporan, pueden matar las cepas de parásitos de las vacunas sensibles a los anticoccidiales y pueden permitir, con el paso del tiempo, que las cepas salvajes resistentes a los anticoccidiales vuelvan a poblar los galpones de pollos.
Prevención con vacunas contra la coccidiosis
En los EE. UU., la primera vacuna viva para prevenir la coccidiosis en los pollos se introdujo en 1955. Desde ese momento, se han incorporado muchas otras vacunas contra la coccidiosis. En la Tabla 2, se muestra la lista de vacunas vivas contra la coccidiosis para pollos aprobadas por el Centro de Biología Veterinaria (Center for Veterinary Biologics, CVB) del USDA en los EE. UU.
Tabla 2. Vacunas vivas contra la coccidiosis disponibles para su uso en pollos en los Estados Unidos1.

Durante años, las vacunas contra la coccidiosis se han usado en reproductoras de pollos de engorde, que necesitan una inmunidad duradera para prevenir los brotes durante la producción. En contraposición, durante muchas décadas, se controló con éxito la coccidiosis en la producción global de pollos de engorde, principalmente, mediante la inclusión de medicamentos anticoccidiales en el alimento. Durante la última década, sin embargo, la producción de pollos de engorde RWA en los EE. UU. ha aumentado de forma significativa. A diferencia de otros países (como el Reino Unido y la Unión Europea), los anticoccidiales ionóforos son considerados antibióticos por la FDA y el USDA. Por lo tanto, no se permite el uso de ionóforos en la producción de pollos RWA, lo cual causa un aumento significativo del uso de vacunas vivas contra la coccidiosis por parte de los productores de pollos de engorde.
Observaciones generales sobre las vacunas contra la coccidiosis
Las vacunas vivas contra la coccidiosis suelen administrarse mediante cabina de rociado el día del nacimiento o mediante inyección en el huevo cuando estos son transferidos de la incubadora a la nacedora. Siempre y cuando las vacunas se almacenen, se mezclen y se administren de forma apropiada, pueden ser efectivas. Sin embargo, para que la vacuna brinde inmunidad activa, tiene que infectar y replicarse varias veces en los intestinos (Figura 1). En algunos casos, especialmente si la cantidad de ooquistes ingeridos es excesiva, se puede dañar el epitelio intestinal y predisponer a los pollos a infecciones bacterianas secundarias, como las que causan NE. La dosis de la vacuna contra la coccidiosis por cada pollito administrada en la planta de incubación se calcula de modo que se prevenga la ingesta de cantidades excesivas de ooquistes, lo cual puede causar problemas como la NE. Sin embargo, es extremadamente difícil lograr un 100 % de cobertura en los pollitos durante la vacunación con los métodos de administración actuales. Un pollito que no haya recibido una dosis de la vacuna en la planta de incubación corre riesgo de padecer NE si ingiere una cantidad excesiva de ooquistes esporulados en la granja (al consumir deposiciones ricas en ooquistes de otros pollitos vacunados). A diferencia de la cantidad controlada de vacunas rociadas en la planta de incubación, la cantidad de ooquistes esporulados presentes en las deposiciones de otros pollos no se controla y, por lo tanto, se pueden ingerir cantidades excesivas de ooquistes y aumentar el riesgo de brotes de NE.

El riesgo es mayor si la cantidad de ooquistes esporulados ingeridos es excesiva con especies como la Eimeria máxima, invasores importantes que infectan el intestino medio. La prevención de la coccidiosis y de la NE están estrechamente relacionadas, ya que se sabe que las lesiones ntestinales causadas por la coccidiosis (especialmente la E. máxima), ya sea debido a desafíos de campo o al uso de vacunas vivas contra la coccidiosis, son factores que predisponen los brotes clínicos de NE. Se dispone de vacunas vivas contra la coccidiosis, atenuadas o no, para su uso en pollos, incluso pollos de engorde y reproductoras de pollos de engorde. Las vacunas vivas parecen producir mejores resultados en parvadas criadas sobre camas acumuladas. Al parecer, cuando se ingieren los ooquistes esporulados de parvadas previas que se crían en la misma cama, pueden producirse infecciones graduales, que ayudan a la generación de inmunidad.
Problemas relacionados con la dosis o la administración
Cuando se administra una dosis completa de vacuna de manera individual a cada pollo de engorde en su etapa de pollito, todas las vacunas pueden causar una respuesta inmunitaria de protección ante una amenaza después de que se completen 2 o 3 ciclos de replicación en los intestinos. Como ya se mencionó, los métodos actuales de administración de la vacuna viva contra la coccidiosis en la planta de incubación no logran un 100 % de cobertura y de consumo o “toma” de la vacuna, y los pollitos de engorde que no tomaron la vacuna en la planta de incubación sufren, con frecuencia, NE en el campo. Por lo tanto, mejorar la toma de las vacunas vivas contra la coccidiosis es crítico para lograr el éxito. Se han diseñado muchas estrategias para motivar la ingesta de ooquistes y el comportamiento de acicalamiento para aumentar la ingesta de la vacuna, incluso lo siguiente:
- Agregar tinta al diluyente de la vacuna para atraer y motivar a los pollitos para que ingieran las gotas de vacuna.
- Aumentar el volumen de vacunas rociadas para promover una mayor cobertura.
- Aumentar el tiempo de acicalamiento de los pollitos en un área con una intensidad alta de luz.
- Usar diluyentes en gel de colores en lugar de diluyentes a base de agua para mejorar la detección y el consumo de las gotas de vacunas.
- Diseñar la cabina de rociado de modo que se mejore la cobertura.
En otros casos, se ha informado que la segunda vacunación en el campo (es decir, pulverizar otra dosis de la vacuna sobre la cama durante el alojamiento de los pollitos) mejora la cobertura y protege a los pollitos de engorde que no se inmunizaron en la planta de incubación.
Factores de manejo importantes en la granja
Una vez alojados los pollitos de engorde, se deben considerar otros factores para lograr un ciclo y esporulación de los ooquistes adecuados, y un desarrollo gradual de la inmunidad activa mediante la infección repetida. Los factores más importantes son la humedad de la cama, el oxígeno y la temperatura. En general, los requisitos de temperatura y oxígeno de los pollos están dentro del rango necesario para que los ooquistes coccidios esporulen, por lo que la preocupación principal se relaciona con la cantidad de humedad presente en la cama. Si la cama está muy seca, los ooquistes no esporulan. Los ooquistes no esporulados no son infecciosos y, por lo tanto, se detiene el desarrollo de inmunidad. Por otro lado, una humedad excesiva en la cama es perjudicial para la esporulación de los ooquistes. Se ha informado que el porcentaje deseado más alto de esporulación se logró cuando la temperatura del galpón de pollos de engorde era de 25 °C (77 °F). Según el tipo de Eimeria spp., con la administración de vacunas contra la coccidiosis no atenuadas en la planta de incubación, la primera liberación de ooquistes se produce entre los 5 y los 7 días, y la segunda, aproximadamente entre los 10 y los 14 días. Por lo tanto, en los galpones de pollos donde la crianza de pollitos de engorde se limite a la mitad o a un tercio del galpón, se suele recomendar liberar a los pollitos de crianza parcial a crianza en todo el galpón en algún punto entre la primera y la segunda liberación de ooquistes (pero no antes de los diez días) o después de la segunda liberación, si las condiciones en el galpón lo permiten.
Una buena manera de confirmar el ciclo apropiado de vacunación es buscar lesiones macroscópicas causadas por la coccidiosis en una necropsia de rutina. En la Tabla 3, se muestra la incidencia y la gravedad de las lesiones esperadas a medida que crece la inmunidad con una vacuna viva no atenuada contra la coccidiosis. Hay que tener en cuenta que estas son las lesiones o los recuentos de ooquistes que pueden esperarse con la administración adecuada de la vacuna el día del nacimiento, con una “toma” uniforme, condiciones ideales en el galpón y con sincronía en el ciclo de todas las aves. Cuando alguno de los factores clave detallados previamente se desvía de las condiciones ideales, las lesiones o el recuento pueden estar fuera de este rango.
Tabla 3. Lesiones esperadas y calificaciones de E. maxima microscópicas luego de la vacunación con una vacuna viva no atenuada contra la coccidiosis1.

1Merck Technical Services, 2020
Las lesiones causadas por la coccidiosis deberían aparecer en el momento esperado y tener la incidencia y la gravedad anticipadas. La evaluación microscópica de los raspados de la mucosa en el intestino medio también debería mostrar recuentos de ooquistes de E. máxima dentro del rango esperado. Además, se pueden recolectar de forma aleatoria muestras fecales frescas durante los períodos en que se espera la liberación de ooquistes (p. ej., cada tres días de los 7 a los 25 días de edad) para contar los ooquistes por gramo de heces (oocyst per gram, OPG). Si bien los OPG suelen contarse en muestras fecales generales, se recomienda contar OPG individuales, ya que se ha demostrado con estudios de campo una variación significativa en los recuentos de ooquistes entre muestras de la misma parvada. La interpretación apropiada de los OPG debe considerar las diferencias en la cantidad de ooquistes/dosis entre vacunas vivas contra la coccidiosis. De manera similar, se debe esperar que la cantidad de ooquistes producidos sea menor y llegue al pico máximo más tarde cuando se usan vacunas atenuadas con cepas precoces. Con las vacunas vivas no atenuadas contra la coccidiosis más usadas, dependiendo de las Eimeria spp., los recuentos de ooquistes son bajos al comienzo (6 a 8 días), alcanzan el pico máximo alrededor de los 15 a 18 días y, a partir de allí, disminuyen rápidamente.
El programa híbrido o dual
Parece contradictorio usar un anticoccidial junto con una vacuna viva contra la coccidiosis susceptible a todos los anticoccidiales, pero la realidad es que algunas compañías hacen exactamente eso. Este programa busca mitigar el pico de liberación y las lesiones para mejorar los parámetros de desempeño sin interferir en el desarrollo de la inmunidad activa. Sin embargo, esta práctica podría, potencialmente, predisponer a las parvadas a tener problemas de NE. Lograr este equilibrio es difícil, ya que el tiempo es crítico y los anticoccidiales administrados a través del alimento se agregan con un cronograma de alimentación fijo. En una situación ideal, el anticoccidial no se agregaría antes de los 21 días. Sin embargo, muchas compañías cambian al alimento de crecimiento a los 14 días o justo después. Por lo tanto, se debe tener cuidado para garantizar que la tasa de inclusión de anticoccidiales no sea demasiado alta e interfiera con el desarrollo de la inmunidad. En general, los anticoccidiales sintéticos son más fuertes que los ionóforos, pero son los únicos que pueden usarse en un programa híbrido para pollos RWA, por lo que se torna muy importante seleccionar el medicamento anticoccidial y la tasa de inclusión (en los casos con un rango de dosis). Si bien lo ideal es que no se usen anticoccidiales en programas en los que los pollos fueron vacunados con una vacuna viva contra la coccidiosis, se han demostrado los beneficios para el rendimiento en los programas duales con ionóforos.

Muchos aditivos alternativos para el alimento incluyen saponinas triterpenoides, aceites esenciales, ácidos orgánicos, paredes celulares de levadura y otros compuestos naturales hallados en plantas, que han demostrado cierta actividad anticoccidial. Es más probable que las alternativas mencionadas previamente respalden un programa de vacunas vivas contra la coccidiosis sin interferir con el desarrollo de una inmunidad activa y uniforme.
Resumen
En los EE. UU., los anticoccidiales de la clase ionóforos son considerados antibióticos y no pueden usarse en programas de RWA, que sostienen criar aves sin el uso de antibióticos. Por lo tanto, los productores deben aprender a prevenir de forma efectiva la coccidiosis sin los anticoccidiales ionóforos, que han sido la columna vertebral de los programas de prevención de la coccidiosis en el mundo durante varias décadas. A medida que un porcentaje en aumento de la producción de pollos de engorde se inclina hacia el RWA, los veterinarios y los productores deben aprender a prevenir y controlar de forma efectiva la coccidiosis, usando técnicas innovadoras y medicamentos alternativos. Para la producción RWA, los anticoccidiales sintéticos y las vacunas vivas contra la coccidiosis pueden usarse para prevenir la coccidiosis. Para la producción orgánica, solo pueden usarse las vacunas vivas contra la coccidiosis. Independientemente del sistema de producción, deben optimizarse todos los factores críticos para lograr la inmunidad activa, incluso el almacenamiento, la administración y el manejo de la vacuna en el campo. Los productores deben utilizar todas las herramientas disponibles mediante programas planificados detalladamente y rotaciones, junto con prácticas mejoradas para la crianza de parvadas. En resumen, la coccidiosis puede prevenirse de forma efectiva en la producción avícola RWA, pero requiere de planificación, dedicación y atención a los detalles de manejo, desde la granja de las reproductoras y la planta de incubación hasta los galpones de pollos de engorde.
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