Nutrición avícola

Autor: Samuel Alcalde Tuesta

Ingeniero zootecnista

Jefe de Investigación y desarrollo de ALIMENCORP

La industria avícola tiene una larga historia en cuanto a la utilización de los productos rendering de origen animal en los alimentos balanceados. Por lo general, las grasas de subproductos de origen animal son más bajas en costo que los aceites vegetales como el aceite de soya, que se usa de manera considerable en otros países. Esto permite tasas de inclusión más altas de grasa y por lo tanto dietas más altas en energía. Estas dietas más altas en energía proporcionan un crecimiento más rápido y una mejor conversión alimenticia, lo que brinda una ventaja competitiva a la industria avícola.

Las fuentes de proteína recicladas son también de gran ayuda para la industria avícola. Hay una gran variedad de productos de alta calidad a disposición, entre las que se encuentran la harina de carne y hueso (HCH), la harina de subproductos avícolas (HSA) y la harina de plumas hidrolizada (HPl). Cada una de estas es una excelente fuente de nutrientes específicos, que por lo general proporcionan una fuente redituable de proteína. La HCH proporciona una excelente fuente de aminoácidos y fósforo. La HSA brinda incluso niveles mayores de proteína y energía, además de que sirve como una excelente fuente de fósforo. La HPl es muy alta en aminoácidos azufrados. En combinación, estos productos se pueden usar para proporcionar ahorros sustanciales a la industria avícola, por lo que el uso de estos productos es bastante alto en esta industria.

La industria avícola en todo el mundo ha sido testigo de grandes cambios en los últimos 50 años. Al tiempo que el consumo de las aves y de los productos avícolas ha aumentado de forma espectacular en este mismo periodo, los cambios en la estructura de la industria son tal vez más drásticos. La industria ha pasado de los productores a pequeña escala de productos para comidas especiales, a ser un proveedor de una fuente importante de proteína animal consumida en todo el mundo. La evolución de la industria ha resultado en avances en formulación de dietas, conforme salen al mercado nuevos productos y tecnologías. Conforme se ha ido dando esta evolución, las formulaciones se han hecho más sofisticadas, al pasar de hacerlas a mano, a la formulación con computadora, de utilizar como base la proteína total, a utilizar como base los aminoácidos digestibles y la incorporación de una gran variedad de fuentes de micronutrientes. Todo esto ha llevado a reducir los costos y a maximizar el desempeño de las aves en la industria avícola a nivel mundial. La disponibilidad de una gran variedad de subproductos rendering de origen animal, ha sido de gran beneficio para la moderna industria avícola.

Los productos que actualmente se utilizan son las harinas de carne de origen rumiante, de origen porcino y de origen avícola, así como los productos de la sangre y los de grasa de cada uno de éstos, y la harina de plumas. Además, hay ahora una producción limitada de harina de gallina entera que se usa como un método de eliminación de las gallinas ponedoras de descarte. Cada uno de estos productos se ha utilizado con éxito en diversos niveles en los alimentos para aves y de todo tipo de especie animal; en donde los insumos con parámetros más altos van destinados hacia los pollos de engorda y los pavos, debido a sus necesidades relativamente más altas de proteína en comparación con las gallinas ponedoras. Estos productos de origen animal, proporcionan nutrientes necesarios para las aves a precios razonables en comparación con los productos competitivos (harina de soya, harina de pescado, plasma porcino, soya hidrolizada, etc) de hecho, los precios tienden a fluctuar con base en los precios de estos productos competitivos.

Existe también algo de interés en mejorar el desempeño mediante la sustitución de una parte de la harina de soya en los alimentos avícolas con productos de origen animal. La porción de oligosacáridos de la harina de soya ha mostrado que produce algunos efectos perjudiciales en las aves. Se cree que esto se debe a una sustancia en la porción no digerible del producto que irrita el cojinete plantar. La adición de fuentes de proteína animal puede mejorar el desempeño en comparación con las dietas estándar. Aunque estos resultados se pueden deber a los niveles altos de aminoácidos limitantes, puede también explicarse por la reducción de los carbohidratos que se digieren mal en la harina de soya.

El uso de grasas

El uso de grasas en el alimento para animales tiene muchas ventajas. Algunos de los beneficios de la adición de grasa son:

– Fuente concentrada de energía y el método principal de aumentar el contenido energético de la dieta.

– Mayores tasas de crecimiento.

– Mayor eficiencia alimenticia.

– Disminución del consumo de alimento.

– Fuente de ácido linoleico.

– Disminución de la polvosidad de los alimentos y reducción de la pérdida por polvo.

– Lubricante para el equipo en las plantas de alimentos balanceados.

– Aumento de la palatabilidad de los alimentos.

– El aumento a la tasa de ganancia, puede disminuir la edad al mercado y aumentar la producción en los sistemas intensivos.

– Incremento de calor menor durante el estrés por calor, que mantiene alto el consumo calórico.

– Puede hacer más lento el tránsito intestinal de otros alimentos, lo que resulta en una mayor digestibilidad.

– Puede mostrar un efecto “extracalórico”.

– Puede ser más redituable que otras fuentes de energía.

– Los alimentos concentrados pueden disminuir los costos de transporte al

despachar el alimento.

Algunas de las preocupaciones que deben hacerse notar con la utilización de la grasa son:

El uso de niveles más altos de grasa puede invalidar los efectos del peletizado.

– Puede ser difícil la medición del contenido de energía metabolizable (EM).

– Existe potencial para la rancidez.

– Deben de ser adecuadas las necesidades de equipo con relación a la adición de grasa.

– Hay una mala digestibilidad de las grasas saturadas en las aves jóvenes.

Tipos de grasas y usos:

Hay una serie de diferentes fuentes de grasa para aves de la industria del reciclaje de subproductos de origen animal. Las principales fuentes son: grasa avícola, sebo, grasa amarilla, manteca y mezclas. En otros países, existe un uso considerable de las grasas vegetales, tales como: el aceite de girasol, el aceite de soya o el aceite de palma.

Cuando se analiza el contenido de energía de la grasa, por lo regular se hace de manera indirecta, mediante la sustitución de una porción del alimento administrado en la determinación de la EM. Además, la grasa puede tener un efecto extracalórico (Jensen et al., 1970, Horani y Sell, 1977), según el cual afecta la disponibilidad de nutrientes de otros ingredientes. Esto se hizo notar en el laboratorio donde se encontró que la adición de grasa resultó en un aumento de la digestibilidad de HCH (Firman y Remus, 1994).

Esto explicaría por qué algunos valores de EM que se han dado a conocer, son mayores que los valores de energía bruta posibles para la grasa. Los trabajos iniciales sobre el uso de la grasa en los alimentos avícolas por lo general indican un valor de energía de EM más alto para los aceites vegetales insaturados en comparación con los productos animales o los productos con alto contenido de ácidos grasos libres (Seidler et al., 1955, Young, 1961, Waldroup et al., 1995). Sin embargo, cuando se alimenta como una porción del alimento completo, la mayor parte de los experimentos indicaron que no hubo diferencias en los parámetros de desempeño cuando se alimentaron diferentes fuentes de grasa (Seidler et al., 1955, Young, 1961, Fuller y Rendon, 1979, Fuller y Rendon, 1977, Pesti et al., 2002, Quart et al., 1992).

Se pueden postular varias razones del porqué las diferencias que se observan en el valor de energía en un análisis de EM no se traducen en diferencias en el desempeño real cuando se añade a las dietas completas.

Uno de éstos, es que el mejoramiento en la utilización de los otros componentes de la dieta se mejora igualmente por diferentes fuentes, sin importar el contenido de EM.

Una respuesta más obvia puede ser la pequeña diferencia relativa en el contenido de EM de un alimento total a niveles de inclusión típicos de grasa.

Dicho de otra forma, si se alimentan dos grasas de 7,000 y 8,000 kcal/kg de EM a 3% de la dieta, la diferencia en el contenido de EM de la ración completa es solamente 30 kcal/ kg, o menos del 1%, de la energía total de la dieta. Es muy pequeña esta diferencia y sería muy difícil de pescarla experimentalmente.

En un estudio de Pesti y colaboradores (2002), se alimentó una gran variedad de fuentes de grasa, en las que se observaron diferencias de más de 4,000 kcal/kg. Sin embargo, cuando estas mismas grasas se alimentaron a aves en un experimento en un corral en piso, no se observaron diferencias en la ganancia o en la proporción de alimento a ganancia, lo que indica que fue similar energía neta disponible para el ave (Leeson y Ateh, 1995). Se encontraron resultados similares en un estudio reciente del laboratorio, los cuales se muestran en los cuadros 1 y 2 (Leigh y Firman, 2005 sin publicar).

La adición de grasa más allá de lo que se requiere en cuanto al ácido linoleico, han tenido resultados mixtos en dietas para ponedoras. Se necesita de un control cuidadoso del consumo de energía en las gallinas ponedoras, para garantizar que las aves no estén demasiado terminadas (alto contenido de grasa corporal).

Orr y colaboradores (1958), no encontraron beneficio alguno con las adiciones de 2.5 a 5% de grasa en ponedoras. Reid y Weber (1975), no encontraron cambios en la producción de huevo de ponedoras enjauladas cuando se les alimentaba con dietas de hasta un 15% de grasa añadida, aunque se mejoró la eficiencia alimenticia.

La suplementación de grasa (de 1 a 2%) al inicio del ciclo de postura mejora el tamaño y la producción del huevo (Jensen, 1983), aunque esto no se vio en un estudio con 2 a 6% de grasa añadida (Bohnsack et al., 2002). La grasa también se puede usar en la dieta para reducir el incremento de calor, el calor producido cuando se digiere la dieta.

El incremento de calor de la proteína es el más alto, seguido de los carbohidratos y la grasa, que tiene el incremento más bajo. De esta manera, sería lógico que, si uno pudiera aumentar la proporción de energía de la grasa, el animal sería capaz de manejar más fácilmente el estrés calórico. Debe de tenerse precaución de que la carga de calor total pueda aumentar si aumenta el contenido de energía de la dieta, aunque por lo general las aves bajo estrés calórico van a comer menos para reducir la carga de calor de la digestión.

Los pollos de engorda a los que se les da la elección entre dietas altas en grasa o altas en carbohidratos, prefieren las altas en grasa y se desempeñan mejor bajo temperaturas ambiente altas (Dale y Fuller, 1978).

La disminución del crecimiento debido al estrés calórico cíclico es menor en pollos alimentados con dietas altas en grasa (Dale y Fuller, 1980).

Uso de fuentes de proteína animal:

La utilización de fuentes de proteína animal en la alimentación de estos presenta muchas

ventajas:

– Generalmente, tienen un costo muy competitivo con relación a las fuentes de proteína vegetal.

– En la mayoría de los casos su uso reduce el costo total de la dieta.

– Es fuente de proteína de alta calidad.

– En la mayoría de los casos es altamente digestible.

– Puede ayudar a balancear las necesidades de aminoácidos.

– En muchos casos, va a proporcionar tasas de crecimiento ligeramente más rápidas que las dietas que solamente tienen proteína de origen vegetal.

– Es una excelente fuente de fósforo altamente disponible y de otros minerales.

Algunos criterios a tener en cuenta con relación al uso de los productos rendering de proteína:

– Un mal control de calidad podría resultar en una disminución en la digestibilidad de aminoácidos.

– Se deben de utilizar métodos de formulación adecuados para hacer el uso más eficaz.

– Si se maneja incorrectamente, existe el potencial de contaminación microbiana.

– Variación en el producto debido a la mezcla de materias primas y a la metodología de procesamiento.

El uso de los productos de proteína animal, se ha limitado en el pasado debido a una gran variedad de razones.

Las investigaciones más antiguas indicaban una disminución del crecimiento si se excedían ciertos límites, tales como el 7.5% de la dieta. Esta disminución en el crecimiento sucedió principalmente a causa de una reducción de la digestibilidad de muchos productos en relación a la harina de soya. Los datos antiguos del laboratorio indican que hay casi un 10% menos de lisina digestible en la HCH que en la harina de soya (Firman, 1992). De esta manera, conforme se aumentaban los niveles de HCH en la dieta, disminuía el nivel de lisina disponible para uso del ave. Aunque el factor de seguridad de rutina cubría este déficit hasta cierto punto, tarde o temprano se podía desarrollar una deficiencia de aminoácidos y disminuía la tasa de crecimiento.

La formulación con base a digestibilidad elimina este problema, por lo que la tasa de inclusión se ha convertido en algo menos problemático. Además, los productos más recientemente probados se acercan más a la harina de soya en términos de digestibilidad de aminoácidos. Es más probable que la tasa de inclusión máxima, se deba a los altos niveles de calcio y fósforo que hay a niveles altos de inclusión, aunque las cuestiones del costo generalmente dictan niveles más bajos.

Harina de carne y hueso

Se ha hecho un trabajo considerable con la HCH, particularmente en el área de proteínas y aminoácidos. Firman (1992), encontró que la digestibilidad de aminoácidos de la harina de carne no difiere en pavos de diferente edad o sexo, y que es similar al modelo de gallo que comúnmente se usa.

La lisina y la metionina son altamente disponibles para el metabolismo, pero una cantidad significativa de cistina no está biodisponible (Wang y Parsons, 1998). Esto es importante porque el triptófano y los aminoácidos azulfurados totales (TSAA) son los más limitantes en la HCH.

Uno de los factores más importantes que determinan la calidad nutritiva de la HCH, es el procedimiento de procesamiento. Con las recientes preocupaciones sobre la encefalopatía espongiforme bovina (BSE), está prohibida en Estados Unidos la alimentación de HCH derivada de mamíferos a rumiantes, y en la Unión Europea (EU) está prohibido alimentar todos los productos de origen animal al ganado. Esto deja a la industria avícola y porcina, como los principales consumidores de la HCH de rumiantes.

Cuando una harina se recicla, puede variar el tiempo, la presión y la temperatura del proceso de reciclaje. La Unión Europea ha ordenado que las harinas de subproductos de origen animal deben de procesarse a 133º C y 3 atmósferas (43.5 psi) durante 20 minutos. Desafortunadamente, la presión puede reducir la disponibilidad de nutrientes para el ave (Shirley y Parsons, 2000).

Hay estudios donde se ha calculado la cantidad ideal de HCH a añadirse al alimento. El nivel de inclusión de HCH en los alimentos comunes ha estado en debate debido a las variaciones en la energía metabolizable, calidad de la proteína y fósforo disponible. A menudo se incluye a un 5% o menos del alimento. Sin embargo, Sell (1996) encontró que la HCH se puede añadir con éxito a las dietas para pavos hasta en un 10%.

Como lo dice su nombre, el hueso es un componente de la HCH. Es una excelente fuente de calcio y fósforo. Drewyor y Waldroup (2000), hicieron notar que debe de monitorearse la inclusión de HCH para garantizar que no sean tan altos los niveles de fósforo que puedan ocasionar algún problema ambiental.

De importancia fundamental es la energía metabolizable en la HCH. Como se mencionó previamente, la variabilidad de la materia prima hace que sea difícil determinar con precisión un valor estándar. Waring (1969), encontró una EM de 1,988 kcal/kg, más bajo que muchos cálculos.

El National Research Council (1994), utiliza un valor de 2,150 kcal/kg. Sin embargo, los primeros trabajos tendían a subestimar la EM de la HCH, que probablemente se encontraba entre 2,300 y 2,500 kcal/kg (Martosiswoyo y Jensen, 1988a, 1988b, Dolz y de Blas, 1992). Las especies también pueden tener efecto. Dale (1997), encontró una EM de 2,449 kcal/ kg para la HCH de res y de 2,847 kcal/kg para la HCH de cerdo, mientras que otros no encontraron diferencias en las especies (Karakas et al., 2001).

Harina de subproductos avícolas

Es un subproducto de la industria del procesamiento avícola, el cual puede consistir de los residuos y otras partes no comestibles del pollo.

Los datos originales sobre el uso de la HSA muestran resultados muy positivos para la época, como una sustitución de la harina de soya o harina de pescado, aunque las formulaciones de la dieta no eran muy sofisticadas (Gerry, 1956, Fuller, 1956, Wiseman et al., 1958). Se recolectaron también datos de mediciones de eficiencia de proteína (Escalona et al., 1986), aunque esto es menos útil hoy en día, dada la capacidad de balancear los perfiles de aminoácidos en computadora. La principal causa de la diferenciación entre la HSA y la harina de carne de aves, se basa en la fuente de procesamiento.

Una planta puede incluir partes de pollo, tales como canales deshuesadas del procesamiento ulterior, mientras que otras pueden vender principalmente de aves enteras y no reciclar esta parte del ave, por lo que la harina va a tener diferentes niveles de contenido de cenizas.

En algunos casos, este producto se ha encarecido, ya que la alta calidad ha llevado a que se use en la industria de alimentos para mascotas, de tal manera que el producto de calidad más alta se designa como grado alimenticio para mascotas.

La composición de nutrientes de la HSA varía ampliamente, dependiendo de la fuente de la muestra (Dozier et al., 2003), en la que el contenido de proteína varía de 49 a 69%.

El contenido de energía también varía (Pesti et al., 1986) y puede predecirse de los valores proximales utilizando la siguiente ecuación de Dale et al. (1993): EMVn = (kcal/kg) = 2904 + 65.1 ( % de grasa)- 54.1 ( % de cenizas). También varía la digestibilidad de la HSA, pero por lo general se encuentra entre el 80 y el 90%.

Harina de plumas

La HPl está constituida de las plumas molidas e hidrolizadas del procesamiento de pollos y pavos. Generalmente, se considera que la HPl es baja en digestibilidad y que tiene un mal equilibrio de aminoácidos, de tal forma que no se usa mucho en la industria avícola. Por lo general, tiene un precio económico, y normalmente se usa de 1 a 3% del alimento. Se pueden alimentar niveles más altos cuando se usan formulaciones cuidadosas.

El uso de la HPl en aves ha demostrado ser eficaz en estudios antiguos, cuando se tomaba en cuenta el equilibrio de aminoácidos, siempre y cuando fuera bajo el nivel de inclusión total (Gerry and Smith, 1954, Harms y Goff, 1957, Lillie et al., 1956, McKerns y Rittersporn, 1958, Moran et al., 1968, Sullivan y Stephenson, 1957, Wilder et al., 1955).

Los datos más recientes indican que la HPl es una excelente fuente de varios aminoácidos, particularmente la cistina, y aunque la cantidad total de la proteína es baja, la HPl a menudo puede ahorrar el uso de metionina sintética (Wessels, 1972).

En el cuadro 4 se muestran las digestibilidades de aminoácidos de un ejemplo de HPl para pollos y pavos. La adición de HPl de 4 a 6 % a las dietas de pavos, fue la inclusión máxima que no afecta negativamente el desempeño, especialmente cuando estaba en combinación con otros subproductos (Eissler y Firman, 1996).

Se hizo notar que una de tasa establecida de inclusión resulta en un aumento de la proporción de la proteína total que proviene de la HPl, conforme disminuían los niveles de proteína en alimentos para pavos.

Utilización del fósforo

El fósforo, es uno de los nutrientes más valiosos en las proteínas recicladas de origen animal. El contenido altamente disponible de fósforo en un producto dado, es en muchos casos, lo que hace que sea económicamente viable al compararse con otras fuentes de proteína.

Los trabajos iniciales en la utilización del fósforo indican que es altamente disponible en los productos de origen animal (Waldroup et al., 1965).

Orban y Roland (1992), encontraron que el fósforo que proviene de fuentes de harina de hueso, es ligeramente menos disponible que el fosfato dicálcico. Sin embargo, los datos más recientes indican que no hubo diferencias en la utilización del fósforo de proteínas de animales y del fosfato dicálcico (Waldroup y Adams, 1994).

Hoy en día, la mayor parte de los nutriólogos da por sentado un porcentaje de disponibilidad del 100% del fósforo en los subproductos rendering de origen animal.

Uso de proteínas animales en alimentos balanceados

Los productos de la industria del reciclaje de subproductos de origen animal se utilizan mucho en la mayor parte de los alimentos para pollos de engorda y pavos en todo el mundo. Aunque los productos se pueden utilizar de manera individual, en muchos casos, las adiciones más redituables resultan de permitir a la computadora que seleccione de una amplia variedad de fuentes disponibles. Por lo general, la HCH de origen rumiante es la fuente más redituable, seguida de la HSA grado alimenticio animal y la HPl. La HPl por lo general se añade a niveles muy bajos para ayudar a contrarrestar el costo de los aminoácidos azufrados.

La HCH y la HSA se añaden como fuentes de proteína y fósforo; esta última generalmente es más alta en energía y por lo tanto llega a un mayor valor. Las tasas de adición de la HPl, por lo general son menores al 2%, mientras que las de HCH y HSA pueden ser sustancialmente más altas.

Desde un punto de vista del crecimiento, cuando se formula con base digestible, el nivel superior de estas adiciones puede fácilmente exceder el 10%, pero por lo general se basan más en el punto de vista de la eficiencia del costo. Si no se formula con base en aminoácidos digestibles, se debe de todas formas considerar la digestibilidad del producto y establecer una tasa de inclusión máxima, si existen diferencias considerables en la digestibilidad de la harina de soya.

Dada la cantidad de datos disponibles, en el futuro todas las dietas avícolas deben de formularse con base digestible.

Los formuladores deben mantener una base de datos de los análisis de productos y hacer todo esfuerzo por utilizar los mismos proveedores, para reducir la variación del producto.

Bibliografía

Angkanaporn, K., V. Ravindran, and W.L. Bryden. 1996. Additivity of apparent and true ileal amino acid digestibilities in soybean meal, sunflower meal, and meat and bone meal for broilers.

Poultry Sci. 75:1098-1103. Baker, D.H., R.C. Blitenthal, K.P. Boebel, G.L. Czarnecki, L.L. Southern, and G.M Willis. 1981.

Protein-amino acid evaluation of steamprocessed feather meal. Poultry Sci. 60:1865- 1872. Bielorai, R., Z. Harduf, B. Iosif, and E. Alumot. 1983.

Apparent amino acid absorption from feather meal by chicks. British Journal of Nutrition 49:395 399. Bohnsack, C.R., R.H. Harms, W.D. Merkel, and G.B. Russell. 2002.

Performance of commercial layers when fed diets with four levels of corn oil or poultry fat. J. Appl. Poultry Res. 11:68-76. Carew, L.B., Jr., R.H. Machemer Jr., R.W. Sharp, and D.C. Foss. 1972. F

Deja un comentario