Estefanía Barbagelata
Representante Técnico Comercial Región Andina- AHC Animal Health Concepts
Nutricionista Animal – UNALM / Lima, Perú
MBA Marketing – ESALQ, USP /Sao Paulo, Brasil
Chicken Behaviour and Welfare Certificate – University of Edinburgh/ UK
Actualmente, numerosas investigaciones llevadas a cabo por universidades y profesionales de prestigio, en lo que se refiere a nutrición animal y humana, coinciden en que los fitogénicos son, hasta la fecha, una de las mejores opciones para reducir el uso de antibióticos, mejorar la respuesta inmune y mejorar considerablemente la salud intestinal, lo que aumenta la productividad de las crianzas intensivas. Sin embargo, no todas las opciones de fitogénicos disponibles en el mercado consiguen dichos fines.
La dieta actual: ¿Nos ayuda o perjudica?
En Europa, numerosos investigadores y universidades prestigiosas han estudiado ampliamente el comportamiento, en su hábitat natural, de las aves de corral que conocemos hoy y de sus antecesores, llegando a la conclusión de que la propia ave consume las calorías necesarias para su metabolismo basal y productivo si encuentra, en su andar, alimento disponible para ello. En este hábitat natural, las aves se alimentan de hojas verdes, frutas y verduras silvestres, gusanos, insectos, e incluso piedras, las cuáles son muy importantes en el proceso digestivo. La dieta y las líneas genéticas actuales, están diseñadas para aumentar la producción de carne en el menor tiempo posible y con los menores recursos, lo que nos ha llevado a producir un alimento con un alto porcentaje de energía (maíz, aceites) y un moderado porcentaje de proteína ( para garantizar el incremento de masa muscular), pero de difícil digestibilidad (soja), y por último, una muy baja oferta de vitaminas y minerales (dosis estándar con biodisponibilidad disminuida por alta demanda metabólica, anti nutrientes alimentarios, problemas de salud intestinal, antagonismos entre micro nutrientes, entre otros factores).
Si analizamos la dieta que consumían las aves en su hábitat natural o en crianzas free range, y la que ofrecemos actualmente, nos damos cuenta que ésta última, carece de hojas verdes, frutas, verduras, proteínas de fácil digestión y piedras (aunque trabajemos el tamaño de partícula del alimento, no es suficiente). Tenemos aves con mayores exigencias metabólicas, pero con menos recursos para llevarlas a cabo y no sólo eso, los insumos ofrecidos vienen ya contaminados con micotoxinas u otras sustancias que no sólo hacen más difícil la digestión, sino que deprimen dramáticamente el sistema inmune y la salud intestinal, lo cual los vuelve blanco de infecciones múltiples, aumentando la mortalidad y disminuyendo la productividad y con ello, la rentabilidad.
Los múltiples estudios de fisiología aviar y fisiología vegetal relacionados a la alimentación natural de los ancestros de las aves actuales, han llegado a la conclusión de que son estos fitogénicos (derivados de hierbas, frutas, verduras, etc.) los que han permitido que las aves sobrevivan en el tiempo por su influencia indiscutible en la salud intestinal, el metabolismo, la microbiota y, por ende, del fortalecimiento del sistema inmune. Es este hecho, sumado a la búsqueda de alternativas a antibióticos por las nuevas exigencias de crianza y salud humana, lo que ha generado un gran interés en investigar la naturaleza y las bondades que nos ofrecen las plantas a través de los fitogénicos.
Fitogénicos: ¡Mucho más que antioxidantes!
Los fitogénicos, llamados también fitoquímicos o fitobióticos, son un amplio conjunto de compuestos bioactivos derivados de plantas. Hasta el momento se han identificado más de 5000 fitogénicos individuales en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, hierbas y aceites esenciales (Liu, 2004), los cuales han sido agrupados en seis categorías: compuestos fenólicos, alcaloides, compuestos que contienen nitrógeno, compuestos organosulfurados, fitoesteroles y carotenoides, y éstas a su vez se dividen en varias sub categorías (Shimao R. et al., 2019; Olson JB. et al., 2008).
Los fitogénicos son sintetizados por las plantas para protegerse, así mismas, de patógenos invasivos como bacterias, virus y hongos. También protegen su ADN y el aparato fotosintético del daño oxidativo en las plantas causado por la radiación ultravioleta. Este efecto antioxidante, es la virtud más conocida de los fitogénicos; sin embargo, solo los efectos antioxidantes no explicaban los otros múltiples beneficios que traen consigo (Halliwell B. et al., 2005; Martel J. et al., 2020), lo que ha llevado a una exhaustiva investigación sobre ellos y, hoy en día, ya se tiene suficiente evidencia científica de su función antiinflamatoria, antibacterial, antivírica, antifúngica y de modulación metabólica en animales de granja.
Actualmente, en comunidades más desarrolladas (América del Norte y Europa), ya sea en crianzas convencionales o libres de antibióticos, los fitogénicos se utilizan como promotores naturales de crecimiento, mejoradores de la función intestinal, lo cual mejora sustancialmente la cantidad y calidad de la carne y huevos en pollos y gallinas ponedoras, respectivamente. Diversos estudios científicos confirman los siguientes efectos de los fitogénicos en la nutrición animal:
• Mejoran la estimulación sensorial y la palatabilidad.
• Incrementan la producción enzimática y la secreción biliar.
• Mejoran la utilización de nutrientes (mayor ganancia de peso ante consumos similares o menores de alimento).
• Efectos antibacterianos, antivirales y antifúngicos contundentes.
• Mejoran el tamaño y la integridad de las vellosidades y la mucosa intestinal (especialmente con fitogénicos como el timol y cinamaldehído, encontrados en aceites esenciales de orégano y canela, respectivamente).
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que no todos los fitogénicos disponibles en el mercado tienen la capacidad de lograr tan esperados beneficios. Existen diversos factores que determinarán la calidad de dichos productos, empezando por la cantidad de sustancias fitogénicas por litro o kilo de producto o la calidad y condiciones de almacenamiento de las materias primas de donde fueron extraídas, entre otros múltiples factores.
Cinco factores que garantizan el éxito de un fitogénico
Existen múltiples factores que necesitamos tener en cuenta al momento de optar por un producto fitogénico, especialmente si éste está destinado a reemplazar antibióticos promotores de crecimiento o reducir los antibióticos usados en tratamientos veterinarios. De todos estos, mencionaré los 5 factores más importantes que se deben tener en cuenta al momento de elegir al proveedor y el o los productos que formarán parte del plan estratégico para mejorar los parámetros productivos y la rentabilidad de la granja:
1. Origen y porcentaje de los principios bioactivos
En este punto se debe tener en cuenta que la composición y concentración de las sustancias bioactivas que componen un producto fitogénico dependerán de la planta, las partes de la planta, el origen geográfico, la temporada de cosecha, las condiciones climáticas, etc. (Windisch W. et al., 2008; Applegate T.J. et al., 2010). Por otro lado, el porcentaje de principios bioactivos es muy importante, ya que cada ingrediente del producto en cuestión tendría que superar el 80% en principios bioactivos para que ese producto sea eficaz ante el problema para el que fue adquirido (Zhai H. et al, 2018).
2. Combinación de múltiples ingredientes con principios bioactivos distintos
Es indispensable que el producto a elegir tenga múltiples ingredientes, la mayor cantidad posible para aumentar el efecto sinérgico entre ellos y obtener mayores beneficios metabólicos y, por ende, productivos. La cantidad mínima aceptable es de tres ingredientes, ya que cada ingrediente tendrá normalmente 2 o 3 principios activos principales, lo que hará un total de mínimo 6 o 9 principios biactivos. Además, que dentro de esos principios bioactivos, existan 2 o 3 antibióticos para ampliar el espectro de acción y maximizar los efectos antimicrobianos, antivirales y antifúngicos. Por ejemplo, si el aceite de orégano es uno de los tres ingredientes del producto, este aceite tendrá carvacrol, timol, y p-cimeno principalmente (03 principios bioactivos, los dos primeros antimicrobianos). Esto es indispensable porque el mecanismo de acción más reconocido y argumentado científicamente de los fitogénicos es la SINERGIA ENTRE AGENTES BIOACTIVOS, es decir uno ayuda a que la acción del otro sea más contundente. Siguiendo con el ejemplo del aceite de orégano, el p-cimeno no es un bioactivo antimicrobiano eficaz, como lo son el carvacrol y el timol, pero sí es clave para que el carvacrol pueda atravesar con mayor eficacia las membranas celulares (Chouhan S. et al, 2017). Esto ocurre también a nivel de principios bioactivos entre especies de plantas, como sinergia entre el carvacrol y timol del orégano (antimicrobianos) y curcumina de la cúrcuma (antiinflamatorio). Estas sinergias son la clave para el éxito de un programa nutricional con fitogénicos ya que no es lo mismo ofrecer silimarina o carvacrol de manera aislada, que ofrecerlos junto a un antiinflamatorio como la curcumina. Así como el metabolismo normal del ave y de cualquier ser vivo, involucra diversos sistemas interactuando entre sí, la enfermedad también lo hace, por lo que se hace necesaria la acción sinérgica entre principios activos con funciones diversas en los órganos y sistemas.
Vale la pena mencionar que, así como existe la sinergia, también existe el efecto contrario: EL ANTAGONISMO ENTRE BIOACTIVOS. Aunque sepamos de los beneficios comprobados de los principios activos empleados en un producto, se debe tener en cuenta que muchos de ellos han sido probados de manera aislada en el animal o en el ser humano, esto no significa que, si mezclamos tres o más ingredientes en un mismo producto, todos van a ejercer acción positiva, puesto que existe lo que conocemos como antagonismos nutricionales. Para los que trabajamos en nutrición animal es más que conocido que el exceso de un mineral puede impedir la absorción del otro. Entre los antagonismos más importantes tenemos: Ca:P, Mg:Ca o P:Zn.
No se trata de mezclar principios activos, solo porque se sabe que son beneficiosos. El proveedor debe garantizar la entrega de un producto cuyos principios activos sean sinérgicos y no antagónicos. Si un ingrediente tiene un bioactivo antagónico al de otro ingrediente, no tendría ningún sentido juntarlos para conformar un producto único. Finalmente, el producto ganador será aquel que tenga varios principios bioactivos sinérgicos, no antagónicos y complementarios (ejem: Antibiótico + antiinflamatorio + reparador + inmunoestimulante, etc.).
3. Procesamiento de la materia prima y biodisponibilidad
La materia prima (planta) de la cual se extraen los principios bioactivos, sobre todo en forma de aceites esenciales u oleorresinas, debe seguir un proceso estandarizado y controlado para asegurar que los principios activos obtenidos sean de la más alta pureza y calidad para que otorguen los beneficios por los cuales son conocidos.
Procedimientos simples como el secado al sol, influyen considerablemente en la cantidad y calidad del ingrediente que será extraído y por ende, de los principios bioactivos.
El juntar materia prima de diferentes orígenes también influirá en el procesamiento, pues una planta de India no tendrá la misma conformación ni composición que una del mediterráneo o de latinoamérica. Tratamientos de extracción como la destilación en frío o vapor, maceración con disolventes no acuosos, etc., influyen en los principios activos y, por ende, en el producto final (Windisch W. et al., 2008).
La biodisponibilidad es un factor decisivo para la eficacia de un producto fitogénico. Tecnologías como la microencapsulación, aseguran una óptima distribución en el TGI, además evitan que el principio bioactivo pueda reaccionar con compuestos presentes en el alimento o sufra procesos de oxidación y no solo eso, también permite que la liberación del principio activo sea más lenta, lo cual aumenta sus efectos nutricionales y terapéuticos (Salazar E., 2009). Por otro lado, esta tecnología facilita la solubilidad del producto en agua, lo cual incrementa su versatilidad de uso, del cual hablaremos en el siguiente punto. Todo ello, asegura una gran biodisponibilidad de los principios activos, especialmente en la última parte del intestino, donde la microbiota correspondiente, se encarga de producir vitaminas, aminoácidos y ácidos grasos de cadena corta. Estos últimos, actúan como bacteriostáticos y como fuente de energía para la reparación y función intestinal (Ricke S.C., 2003; Dibner J.J., Richards J.D., 2005).
4. Especificidad y versatilidad para su aplicación en campo
Los productos deben ser específicos para cada problemática y para cada especie de ser necesario. Esto se consigue con estudios de laboratorio y de campo con animales, evaluando cada ingrediente y sus principios activos, y así determinar cuáles ofrecen el mejor resultado en la especie destino. Por otro lado, existen diversos principios activos con diferentes mecanismos de absorción, acción y funciones, los cuales deben estar relacionados con la problemática y las características metabólicas de cada especie.
Por otro lado, el producto a utilizar debe ser versátil, es decir, debe tener más de una posibilidad de uso en campo. Si un producto tiene el mismo efecto siendo colocado en el alimento o en el agua de bebida, lo hace más atractivo puesto que no se necesita adquirir dos presentaciones del mismo y además se adaptará fácilmente a las condiciones de crianza o a los desafíos que se presenten en granja (Por ejemplo: en épocas de calor, el producto sería suministrado a través del agua sin tener que cambiar la presentación, lo que implicaría una nueva compra). También, es importante que el producto pueda ser suministrado en la misma granja, con tecnologías elementales en casos de emergencias sanitarias, sin depender de una fábrica de balanceados o de un equipo sofisticado para ello. Todo esto asegura la practicidad de uso para el personal (desde el técnico hasta el galponero) y la disponibilidad de una solución rápida en los momentos críticos que se presentan en la producción animal intensiva.
5. Asistencia técnica continua y especializada en fitogénicos
Un producto bien elaborado debe tener trazados todos sus procesos y los encargados de diseñar las fórmulas, deben tener las pruebas de laboratorio y de campo que garanticen la eficacia de dichas fórmulas. Existen factores en la cría de animales que harán que un producto sea más o menos eficiente, por ejemplo, la edad, la especie, las deficiencias nutricionales, inmunosupresión, el estrés calórico, infecciones múltiples con microorganismos de alta patogenicidad que hayan afectado notablemente el TGI o algún mecanismo metabólico que disminuya la efectividad. En estos casos, el proveedor debe contar con un profesional experto, de preferencia que esté relacionado con el uso de fitogénicos en nutrición y mejor aún si está involucrado directamente en el desarrollo y fabricación del producto en cuestión, para que modifique la dosis base, sugiera otro modo de suministro o lo sustituya por otro producto, en caso de ser necesario, y así solucionar de manera inmediata y efectiva la urgencia que pueda tener cada productor individualmente.
Enfoque en el roi y no en el costo del producto
Los productos fitogénicos como sustitutos de antibióticos y promotores de crecimiento, vinieron para quedarse, no solo por su amplio espectro de acción y su inocuidad, tanto para los animales como para los consumidores de productos derivados de esa crianza, sino por los múltiples beneficios sinérgicos en el organismo animal y la rentabilidad probada que el buen uso de éstos genera en la producción pecuaria.
Sabemos que estos productos tienen un “alto costo” según la percepción inicial del consumidor, pero no solo debemos concentrarnos en la cima, sino comprender todo lo que hay en la base del iceberg. El costo de estos productos refleja la inversión del fabricante en materias primas, alta tecnología, profesionales altamente calificados e investigación constante en todos los procesos. Este costo de producción implica para el fabricante tener documentación que demuestre un ROI (Retorno sobre la inversión) que justifique dicha inversión por parte del productor. Finalmente, será el ROI el que dirá la última palabra. Esta rentabilidad será mayor o menor, en la medida en que se tengan en cuenta los factores clave mencionados anteriormente al momento de elegir un proveedor de fitogénicos, con gran destaque en la asistencia técnica especializada que sepa orientarlo en cada parte del proceso de producción, ayudándolo a retirar productos poco funcionales o con funciones similares y acompañando en conjunto los resultados en campo para ayudarlo a minimizar costos y maximizar ganancias.
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