Escribe: Departamento Técnico de Avicultura – Tecnovit / exportacio@tecnovit.net
El gran desarrollo de la industria avícola de los últimos 70 años se ha debido a diversas mejoras a nivel de: las líneas genéticas de las aves, la medicina preventiva e instalaciones, y los sistemas de alimentación y nutrición. En cuanto a la alimentación, desde los años cuarenta, los antibióticos son adicionados en las raciones de los animales a dosis subterapéuticas para “promover el crecimiento” (APC).
Esta práctica, ha sido una herramienta importante para incrementar la productividad y el bienestar animal (Bermudez, 2003; Dibner and Richards, 2005). Hoy en día, la creciente demanda y la presión de la opinión pública y de las grandes cadenas de distribución, por consumir productos de mejor calidad y más seguros (Brufau y Tarradas, 2016); han ocasionado que, en regiones como la UE, los APC se hayan prohibido ya hace más de una década (Reglamento CE No 1831/2003).
La experiencia europea, demostró que la medida fue costosa, ya que para reducir el impacto de la prohibición de APC en la productividad y salud animal, los productores tuvieron que invertir recursos y esfuerzos en implementar medidas en las granjas para reducir el estrés, mejorar la sanidad; y desarrollar nuevas estrategias nutricionales y de alimentación. A la par, la medida resultó también en un incremento del uso de antibióticos en las explotaciones, con una finalidad terapéutica (Casewell et al., 2003; Mehdi et al., 2018).
Restricciones al uso de APC
La medida adoptada por la UE desde el 1 de enero de 2006 acerca del uso de APC, se ha ido extendiendo a distintas regiones y sus consecuencias se siguen evaluando. Una encuesta reciente (Roembke, 2019) realizada a escala mundial, a distintos especialistas del sector avícola validó los datos observados previamente en la UE.
Los datos de la encuesta sugieren que, en avicultura, no usar APC, ha resultado en un incremento en la incidencia de coccidiosis (+53%), de enteritis necrótica (+53%) y de colibacilosis (+35%).
Además, se observó un incremento en los costos por alimentación (55% de los encuestados) y en la implementación de medidas para mejorar el bienestar animal en las granjas (25%). Desde las prohibiciones de los APC hasta la fecha, hay una tendencia global cada vez más establecida por disminuir el uso de antibióticos en la producción animal, como APC y fin terapéutico.
Esto es, debido a que siguen presentando casos de bacterias resistentes en la terapéutica en humanos y animales. Surgiendo, la necesidad de promover un “uso responsable de los antibióticos” y, de poder garantizar su eficacia en la protección de la salud humana y de los animales.
Expertos y organizaciones internacionales, sugieren que en un futuro las resistencias bacterianas puede ser el mayor problema de salud pública a escala mundial. Instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) promueven el uso racional de antibióticos en los sectores sanitario, agrícola y veterinario bajo el concepto de “una sola salud” (Vallat, 2013).
Las alternativas a los APC
Ante las crecientes limitaciones al uso de APC, los aditivos alternativos deben conseguir preparar al animal frente a los diversos desafíos que se va a encontrar durante el proceso productivo, manteniendo los procesos digestivos en un nivel de eficiencia adecuados. Además, deben ser capaces de estabilizar la microbiota digestiva y de favorecer la adsorción de los nutrientes. Entre los aditivos más comunes utilizados en avicultura para este fin, se encuentran los ácidos orgánicos, los probióticos, las enzimas y los aceites esenciales, en ese orden (Roembke, 2019).
El éxito de la sustitución de los APC, depende de la implementación de medidas extras en las granjas enfocadas a reducir el estrés en los animales y en las mejoras de las prácticas de bioseguridad.
En avicultura, el uso de ácidos orgánicos ha demostrado un efecto positivo en los parámetros productivos y frente a agentes sensibles al pH como Salmonella. La eficacia de la inhibición microbiana de un ácido orgánico, depende principalmente del valor de su pKa, que es el pH al cual el 50% del ácido está disociado, teniendo la mayoría de los valores entre 3 y 5.
Los ácidos orgánicos de cadena corta con pKa elevado tienen una acción antimicrobiana más efectiva, ya que permite que una mayor cantidad de ácido se encuentre en forma no disociada (Dibner y Buttin, 2002).
La acción de los ácidos orgánicos sobre la microflora intestinal, se produce a través
de dos mecanismos: 1) reduciendo el pH del alimento y del tracto digestivo, creando
un entorno negativo para el crecimiento de microorganismos patógenos de los géneros
Escherichia, Clostridium y Salmonella; y 2) el efecto antimicrobiano específico debido a la forma no disociada, alterando varios procesos esenciales para la vida de los microorganismos, principalmente Gram-negativos (Peris y Pérez, 2001; Dinabandhu et al., 2009).
Los ácidos atraviesan la membrana lipídica de la célula bacteriana, quedando expuesto al pH neutro interno de la bacteria donde se disocia liberando protones (H+) y aniones (A-) (Van Immerseel et al., 2009).
Debido a que, las bacterias sensibles al pH no toleran una diferencia muy grande entre el pH interno y el externo, se activa un mecanismo específico (bomba de H+ – ATPasa) que permite que el pH interno retorne a su nivel normal. Este fenómeno consume energía y, eventualmente, puede detener el crecimiento de la bacteria e incluso matarla. Además, muchas enzimas esenciales para el metabolismo microbiano se inactivan con pH ácido (Gauthier, 2002).
Los aceites esenciales, son sustancias naturales presentes del reino vegetal que, por sus
propiedades se utilizan desde la antigüedad y se emplean en medicina humana y veterinaria por sus efectos beneficiosos para la salud y también como aromatizantes y conservantes de los alimentos.
Las plantas producen estas sustancias y les sirven como mecanismo de defensa frente al
ataque de insectos, bacterias, hongos y otros microorganismos.
Los aceites esenciales son derivados del grupo de las especias y las hierbas. Sus efectos se atribuyen a los ingredientes secundarios vegetales, que no son relevantes para el metabolismo fundamental de la planta, pero sí son de interés vital para la defensa frente a virus, bacterias, hongos e insectos.
Los aceites esenciales ejercen acciones combinadas, efectos antimicrobianos y efectos
antioxidantes; por lo cual, su utilización puede brindar efectos de mejorar la digestibilidad del alimento, favorecer la producción de enzimas digestivas, ejercer una acción antioxidante y antinflamatoria (Roembke, 2019).
Combinación de ácidos orgánicos y aceites esenciales
En la actualidad, se ha generado un mayor conocimiento acerca del uso de las alternativas a los APC; y además contamos con una mayor disponibilidad de procesos tecnológicos “métodos de encapsulamiento”.
El nuevo conocimiento va orientado a mantener la estabilidad de los compuestos activos y de favorecer su liberación en las secciones más importantes del tracto digestivo, buscando incrementar la eficacia de los productos alternativos. Los ácidos orgánicos y los aceites esenciales, son un ejemplo de la combinación de alternativas de componentes que busca ayudar al animal en mantener una adecuada salud digestiva.
En un estudio realizado con 3000 pollos de engorde mixtos Ross 308 (datos no publicados), se evaluó una alternativa que contiene ácidos orgánicos (ácido butírico y ácido fumárico) y aceites esenciales (Butytec Plus®).
Las dietas experimentales evaluadas fueron: Control negativo (CN) o dieta sin APC; Control positivo (CP) o dieta con APC (enramicina 125ppm + halquinol 100ppm); CP + Butytec Plus (500ppm); CN + Butytec Plus (500ppm); CN + Butytec Plus (750ppm); CN + Butytec Plus (1000ppm). En 39 días de duración del estudio, se utilizó una dieta estándar elaborada con maíz y pasta de soya, con coccidiostatos.
Los resultados de este estudio (Cuadro 1), mostraron que el uso de la dieta con APC
mejoró el peso de las aves en relación a la dieta sin aditivos ni APC. Sin embargo, los mayores incrementos en el peso de las aves se obtuvieron con el uso de dietas sin APC y con la alternativa Butytec Plus (todas las dosis).
De manera inesperada el uso de APC Enramicina-Halquinol (dieta CP o con APC y
dieta CP + Butytec Plus), empeoró el índice de conversión de las aves respecto al uso de la dieta CN y la dietas CN que incluían Butytec Plus. Aunque, la mayor parte de la literatura menciona que, el uso APC puede ejercer efectos positivos en la eficiencia alimenticia de los animales, también se ha reportado que el uso de APC en conjunto con coccidiostatos de tipo ionóforos puede resultar en efectos negativos en la productividad debido a una sobre estimulación de las células que puede resultar en toxicidad (Al-Dobaib y Mousa, 2009).
En este estudio también se utilizaron coccidiostatos ionóforos (NicarbazinaNaracina) y APC (Enramicina-Halquinol) al mismo tiempo en las dietas CP. Por otra parte, los resultados de este estudio mostraron que fue posible sustituir antibióticos y que esta
práctica fue ventajosa a las dietas que contenían coccidiostatos ionóforos (NicarbazinaNaracina) y APC (Enramicina-Halquinol) al mismo tiempo.
En una segunda experiencia, para demostrar el efecto de Butytec Plus como alternativa para reducir el impacto de los desafíos microbianos sin el uso de APC. Addelli et al. (2019), realizaron un experimento en pollos de engorde machos (Ross 308) alimentados con dietas trigo y pasta de soya, sin adición de enzimas (carbohidrasas) y sin APC.
Las dietas experimentales fueron un control negativo (CN), dieta sin aditivo; y 4 dosis
crecientes de Butytec Plus (500, 1000, 2000, 4000 ppm) adicionados en la dieta CN. Para
incrementar el nivel de desafío, se reutilizó cama proveniente de una parvada comercial con Clostridium perfringens (> 10 5 UFC/g) durante la engorda de las aves.
En 42 días de prueba (Cuadro 2), los autores del estudio encontraron una mejora en la ganancia de peso de las aves con el uso de las dietas que contenían Butytec Plus a dosis de 500 a 2000 ppm, respecto al uso de la dieta CN.
El uso de las dietas con 500 y 2000 ppm de Butytec Plus mejoraron el peso de las aves respecto al uso de la dieta CN.
El consumo de alimento de las aves fue mayor en las aves que consumieron dietas con 500 ppm de Butytec Plus respecto a las aves con dietas CN y la dosis de 4000 ppm Butytec Plus. Mientras que, el índice de conversión no mostró un efecto positivo del uso de los productos respecto al uso de la dieta CN. Los datos obtenidos en esta serie de estudios, demostraron la eficacia del uso de alternativas combinadas (aceites esenciales y ácidos orgánicos), en una presentación encapsulada, para mejorar la productividad de las aves sin el uso de APC.
De hecho, se encontró que este tipo de alternativas puede tener ventajas o una mayor seguridad cuando se utilizan a la par coccidiostatos de tipo ionóforos y APC en las dietas de aves. Se concluyó, que 500 ppm del producto evaluado “Butytec Plus®” fueron suficientes para mejorar la productividad de las aves sin el uso de APC; ya que, no se observó una respuesta lineal en la eficacia del producto debido a la incorporación de dosis crecientes del producto en las dietas de los pollos.
Se puede concluir, que hoy en día los productos alternativos a los APC, son una herramienta para mantener una adecuada salud intestinal en los animales.
Hasta el día de hoy, los especialistas en nutrición y salud coinciden en que las acciones únicas o el solo uso de los aditivos alternativos, no son de todo eficientes y se debe seguir generando conocimientos acerca de su uso.
La experiencia obtenida indica, que el éxito de la sustitución de los APC, depende de
implementación de medidas extras en las granjas enfocadas a reducir el estrés en los animales y en las mejoras de las prácticas de bioseguridad.
Deja un comentario