Escribe: Mg.Sc. Cristian Uculmana M. / Coordinador Técnico Regional / cuculmana@olmix.com
La producción de broilers y gallinas cada vez es más especializada. Hoy en día tenemos pollos de engorde que multiplican su peso en 4.5, 13.2 y 26.5 la primera, segunda y tercera semana respectivamente (machos, dietas 100% vegetales, investigación interna). Las gallinas ponedoras ahora tienen curvas de producción más persistentes, asegurando así más huevos/ave alojada.
Esta elevada tasa de producción es muy vulnerable a cualquier desequilibrio nutricional o sanitario, por lo que se debe tomar atención a todas las alternativas existentes para aumentar la eficiencia alimentaria. Parece ser que todo recae en el cuidado de la salud intestinal y este punto debe ser atendido de manera multifactorial. Del lado nutricional, se debe entender la fisiología gastrointestinal de las aves para aprovechar su funcionalidad. La salud ósea tiene gran relevancia al igual que su relación con la salud intestinal. También se debe tomar en cuenta los puntos que afectan al desempeño de las aves: micotoxinas, fallas en la bioseguridad, estrés por calor, etc.
La molleja como órgano objetivo del nutricionista
El proceso alimenticio y el Tracto Gastro Intestinal (TGI) de las aves es muy peculiar. Conocemos que en el pico no se da un proceso de molienda, este trabajo le corresponde a la molleja. El ciclo de la molienda empieza en la molleja con un movimiento muscular, seguido de la apertura del píloro (unión molleja – intestino) y una poderosa contracción peristáltica en el duodeno. Esta contracción ocasiona que la digesta pase del proventrículo al duodeno, pero también que exista un retorno de la digesta hacia el proventrículo (retroperistalsis). Para asegurar una correcta funcionalidad de la molleja es importante tomar en cuenta lo siguiente: nivel de fibra de la dieta, fuente de la fibra, estructura física de la fibra a utilizarse, fracción de la fibra (soluble o insoluble), tamaño de partícula y forma física del alimento.
Trabajando en la digestión
Tradicionalmente se ha asociado la nutrición con 3 procesos: digestión, absorción y metabolismo; hoy este concepto se amplía y también abarca aspectos inmunológicos, nerviosos y endocrinos. La digestión es uno de los puntos donde los nutricionistas debemos poner especial atención para lograr mejores parámetros productivos y de rentabilidad.
En la naturaleza, la dieta de las aves es muy variable en términos de composición y de calidad. El tracto gastrointestinal (TGI) tiene que responder a estos cambios modulando la actividad enzimática. Se ha comprobado que hay un cambio en la actividad enzimática dependiendo del tipo de alimento que las aves ingieren y de su composición nutricional (Kohl et al., 2016).
La digestión de carbohidratos se sigue estudiando para ver oportunidades de mejora en la utilización de insumos, y principalmente se tiene que tener en cuenta la parte de carbohidratos almidonados y no almidonados. Los insumos vegetales más usados en nutrición avícola (maíz, soya, trigo) tienen distintas formas de almacenamiento del almidón y por tanto existen factores que afectan su digestión como el tamaño del gránulo del almidón, proporción amilosa/amilopectina, grado de encapsulación y cristalinidad.
El nivel de energía de la dieta es un factor relacionado con mayor eficiencia y brinda el soporte óptimo para el anabolismo. Los lípidos (grasas y aceites) son la fuente de energía más concentrada. La digestión de lípidos comienza antes del duodeno con la emulsificación, pero es en el duodeno donde comienza la hidrólisis lipídica. El yeyuno es el lugar más importante para la absorción de los ácidos grasos (70-85%), mientras que el íleon tiene una participación del 5-20%. Se ha comprobado (Rodriguez-Sanchez et al., 2019) que los pollos de engorde pueden utilizar mejor las fuentes ricas en ácidos grasos poliinsaturados en comparación con fuentes saturadas. La edad también influye en la digestión de lípidos; a medida que aumenta la edad, la capacidad de digestión de lípidos mejora.
La digestión de proteínas es bastante compleja ya que la primera parte consiste en la activación de zimógenos. Las proteasas no pueden estar activas siempre ya que podrían hidrolizar tejidos propios del animal. Además existen enzimas que actúan en el lumen intestinal y otras que están ancladas en la superficie del intestino.
En este contexto, debemos buscar alternativas para optimizar el proceso digestivo y por lo tanto la respuesta productiva. Algunas de las alternativas disponibles son:
- Uso de ingredientes de alta digestibilidad. Debido al alto costo de estos insumos, solo son usados en las dietas pre-iniciales.
- Calidad de agua (químico y microbiológico)
- Un nivel elevado, incluso ligeramente, de calcio puede interferir con la actividad de algunas enzimas.
- Uso de enzimas exógenas. Se provee al animal de enzimas que normalmente no se encuentran en el TGI o son insuficientes (xylanasas, beta-glucanasas, fitasas).
- Uso de potenciadores de la digestión bajo el principio de mayor probabilidad de contacto enzima-sustrato y cofactores enzimáticos.
Relación salud intestinal y salud ósea
Es conocida la relación que existe entre integridad intestinal e integridad esquelética. Enfocándonos en salud ósea, las principales líneas de investigación y los principales factores a tomar en cuenta son:
- Nutrición de las reproductoras: minerales orgánicos + ácidos grasos poliinsaturados.
- Manejo de la temperatura, humedad, ventilación y volteo en el proceso de incubación.
- Color de luz, programa de iluminación y densidad de crianza.
- Nutrición mineral de broilers: calcio, fósforo y minerales orgánicos.
- Micro-arquitectura de la anatomía ósea.
- Biodisponibilidad de las fuentes minerales, particularmente de los fosfatos de calcio.
- Reducción de los márgenes de seguridad, ya que no es favorable ni para la respuesta animal ni está alineada al principio de contribuir con el cuidado del medio ambiente.
- Uso de fitasas de comprobada eficacia.
- La acción nutrigenómica de la vitamina D: esta vitamina no solo expresa las proteínas de absorción para el calcio y fósforo, sino que también genera una señal para que las placas de crecimiento en el hueso incrementen la velocidad de deposición. Uso de diferentes metabolitos de la vitamina D.
- Uso de nuevos indicadores de integridad esquelética como complemento al contenido de ceniza de los huesos para un panorama más amplio de salud ósea.
- Sensibilidad de la respuesta biológica a los cambios marginales en los niveles de calcio y fósforo disponible en la dieta.
Estrés por calor desde el punto de vista nutricional
Cuando las aves están sometidas a estrés por calor, la síntesis proteica se ve comprometida negativamente y los niveles plasmáticos de ácido úrico se incrementan, pero hay un grupo de proteínas cuya síntesis se ve favorecida: las “Heat shock proteins (HSP)”, que son clasificadas de acuerdo con su peso molecular (HSP 27, 70 y 90). Estas proteínas especiales sirven como citoprotectores, y por lo tanto su función es la de reducir los efectos negativos del estrés calórico; sin embargo, su síntesis hace más lenta la síntesis de las proteínas propias del crecimiento. Investigaciones demuestran que tanto un estrés por calor agudo, así como un estrés crónico son perjudiciales para el rendimiento productivo. A continuación, veremos los efectos negativos del estrés calórico en los diferentes tópicos que afectan directamente la productividad del lote:
Consumo de alimento: disminuye drásticamente, por lo que existe un deterioro en la productividad del animal.
Inmunidad: Cuando hay un estrés por calor prolongado, la concentración de corticosterona siempre está elevada, el perjuicio de que esta hormona esté por encima de los valores normales es que suprime las funciones inmunológicas, por lo que existe inmunodeficiencia, que se traducirá en una mayor predisposición a enfermedades y en el aumento de la mortalidad.
Salud intestinal: El estrés por calor afecta a la mucosa, a la microbiota y a la permeabilidad intestinal. Se ha demostrado que un cambio de temperatura brusco es tan perjudicial como un cambio de ingredientes en la dieta, en ambos casos existe un desequilibrio de la microbiota y se rompe la tolerancia inmunológica (disbiosis). En estados tempranos de estrés por calor, el desarrollo del páncreas se ve afectado.
Balance electrolítico: En estrés por calor se produce un efecto adverso en cuanto a la osmolaridad y función celular. Sin un balance adecuado, la bioquímica se ve comprometida.
Desórdenes metabólicos: El estrés por calor está asociado a un mayor porcentaje de acumulación de grasa en el cuerpo del ave. Recientemente se encontró que aves criadas a una temperatura por encima de su zona de confort tienen mayor concentración de la enzima “lipoproteína lipasa” en el tejido adiposo abdominal. Hay un efecto negativo sobre el metabolismo de carbohidratos, proteínas y lípidos.
Desórdenes endocrinos: El crecimiento ocurre debido a un balance entre síntesis y degradación, y las hormonas son las que controlan las rutas metabólicas para que la balanza se incline hacia un lado u otro. La corticosterona u hormona del estrés, cuando se encuentra en concentraciones elevadas, provoca degradación del tejido muscular y existe un predominio hacia la síntesis de grasas. Esta alteración en el metabolismo es independiente del balance energético generado por el contenido nutricional de la ración. Es más caro depositar grasa que tejido muscular (ya que este tiene más de 80% de agua), y esta es una de las razones por lo que la conversión alimentaria se incrementa en estrés por calor. Además, los niveles de hormonas tiroideas disminuyen, estos cambios se suelen asociar con una mala utilización de la glucosa y una mayor deposición de lípidos por el tejido adiposo.
Estrés oxidativo: El estrés por calor provoca mayor generación de radicales libres y además interfiere con los sistemas encargados de eliminar estos compuestos El estrés por calor interfiere con la actividad enzimática de la superóxido dismutasa, la glutatión peroxidasa y la glutatión reductasa. En un estado de estrés oxidativo, se incrementa la peroxidación de lípidos, la actividad de la enzima creatina quinasa se ve disminuida y se incrementa la oxidación de proteína muscular. En estados crónicos de estrés oxidativo, se reduce la expresión de proteínas desacoplantes (UCP), estás proteínas tienen como una de sus funciones el de reducir los ROS (especies reactivas de oxígeno), por lo que se genera nuevamente un círculo vicioso que podría llevar a la muerte del animal. Además, la presencia de radicales libres puede inhibir la síntesis de metionina (por la sobreexpresión de la enzima encargada de sintetizar cisteína a partir de homocisteína – al haber menos homocisteína habrá menos metionina proveniente de formación endógena).
Calidad de carcasa: En este escenario, el término calidad hace referencia a las características que el consumidor desea. Las características fisicoquímicas como el pH, capacidad de retención de agua, pérdida por goteo, color, textura y rendimiento son características que el productor desea mejorar y el consumidor desea encontrar. El estrés por calor causa cambios físicos y químicos post mortem en el músculo. Está comprobado que el pH de la carne baja cuando las aves han tenido estrés por calor, esto ocasiona desnaturalización de las proteínas musculares, responsables del color y consistencia de la carne cuando el ave ha sido sacrificada. Además, el pH bajo ocasiona en la carne una menor capacidad de retener agua, y un menor rendimiento cuando esta se cocina.
El estrés por calor se tiene que atender desde diversos puntos: nutrición (aumentar la densidad de la dieta ya que el consumo puede disminuir + revisar balance electrolítico), uso de aditivos especializados (betaína, cloruro de colina, bicarbonato de sodio, vitamina C) y manejo productivo (densidad de crianza, manejo de ventilación).
Conclusiones de los puntos considerados en esta revisión:
- Debemos entender el funcionamiento normal del TGI para diseñar estrategias y aprovechar las peculiaridades del sistema digestivo de las aves.
- Un error común cuando se discute sobre salud intestinal es enfocarse solo en el control de enfermedades y en los retos más frecuentes de las explotaciones avícolas: coccidiosis, clostridiosis y colibacilosis. Factores igual de importantes para revisión son: digestión, absorción y microbiota.
- El cuidado de la salud ósea además de ser atendido por los componentes clásicos (minerales, vitamina D y fitasas) también debe ser atendido desde el punto de vista de salud intestinal.
- Existen herramientas nutricionales y de manejo para reducir los efectos negativos del estrés por calor.
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