Gambani P, Moreno F, Criado J, Ponti M, Venturino J. HIPRA
Introducción
El metapneumovirus aviar (aMPV), es un virus respiratorio que tiene tropismo por las células ciliadas y no ciliadas del epitelio respiratorio de las aves. La replicación en estas células genera agregados intracitoplasmáticos, anormalidades como vesículas citoplasmáticas, pérdida de cilios y descamaciones (Majo et al, 1996).
Las lesiones anatomopatológicas citadas, generan en las aves de producción un cuadro clínico conocido como síndrome de cabeza hinchada. Se ha demostrado que la inoculación vía óculo-nasal, en aves serológicamente negativas, genera sintomatología respiratoria entre los 4 a 6 días post inoculación (Cook, 2000). El mismo autor encontró resultados similares cuando se realizó una inoculación endovenosa y describió pérdida o lesiones del epitelio del oviducto. Estas lesiones son las causantes de una pérdida en la calidad y en la cantidad de huevos puestos por las aves.
Naylor, describe cuadros similares encontrados en la inoculación de aves SPF con metapneumovirus. En este caso, se observaron exudado nasal claro, turbio o inflamación de senos infraorbitarios.
También se ha demostrado la importancia en el sinergismo que genera el metapneumovirus con agentes etiológicos bacterianos.
La inoculación por gota ocular e intranasal con aMPV y E. coli simultáneamente generó un incremento en la severidad de los signos, así como en las macro y micro lesiones comparado con grupos donde solo se inocularon aMPV o E. coli por separado (Majo, 1997).
En otro trabajo se ha observado un incremento de la morbilidad en el caso de una doble infección de aMPV y de micoplasma gallisepticum en pavos. Esta doble infección generó una mayor incidencia en lesiones macroscópicas en comparación con los grupos infectados individualmente, (Naylor, 1992). En cuanto a Mycoplasma también hay estudios recientes en embrión de pollo donde se observa sinergia con el metapneumovirus. (Nancy Rüger, 2021).

En otro estudio realizado en pavos se encontró que la combinación de aMPV y ORT en el tracto respiratorio produjo signos clínicos con una mayor persistencia de ORT en el tracto respiratorio y con lesiones macroscópicas e histológicas más graves en comparación con los grupos de infecciones únicas (Maja, 2005).
El aMPV forma parte del complejo respiratorio, que, si bien puede generar lesiones por sí solo, genera una sinergia en combinación con otros agentes etiológicos como Mycoplasma gallisepticum. (Sid, 2015).
Epidemiología y diagnóstico
Dentro de los 4 subtipos que existen (A, B, C y D), los dos de interés para la avicultura son el A y el B, existiendo protección cruzada entre ambos, pero siendo el subtipo B el más inmunogénico (Ball, 2022) y el que genera mejor protección cruzada (Naylor, 1997).
En una revisión bibliográfica de diversos estudios epidemiológicos, se puede concluir que el sutipo B es el más difundido en todo el mundo. (Cechinato, 2012; Thunai Al-Shekaili, 2014; Naylor 1997; al hasan, 2022; Abdelmoez, 2019).
Existe consenso bibliográfico en el hecho que algunos casos el aMPV puede no tener signos clínicos manifiestos (Arias, 2015; Cechinato2012) y que dichos signos además de poco evidentes, son inespecíficos y comunes a muchas enfermedades respiratorias (Umar, 2016). Es por lo anteriormente dicho que para un correcto diagnóstico es necesario la realización de un método complementario, ELISA o PCR. Siendo Elisa el método más comúnmente utilizado (Umar, 2016).
Para realizar un correcto diagnóstico resulta importante tener en cuenta los siguientes conceptos:
En el análisis por PCR es importante entender que el virus permanece un corto periodo de tiempo en las vías aéreas superiores de las aves. Es por este motivo que los hisopados e improntas deben realizarse en el inicio de la sintomatología.
Aung YH., Liman M., Rautenschlein S., 2006. Experimental infection of broilers with avian Metapneumovirus subtype A and B. World’s Poultry Science Journal vol. 62, p.134.
Como puede observarse por este gráfico (Aunt, 2006), el virus puede aislarse dentro de los primeros 6 días post inoculación por PCR. Otros autores solo pudieron recobrar el virus por PCR entre 3 – 7 días post inoculación (Ball, 2019).
En el caso de aves de ciclo corto es muy importante considerar esta información planteada, para evitar falsos negativos, dado que, si nos guiamos por los valores de referencia de algunos kits comerciales como Biocheck, encontraremos vacíos inmunitarios donde daría negativo a PCR y ELISA.


subtpo A, B: Pollos fueron inoculados por vía oculonasal con 104 CD50 de aMPV subtpo B, C: Los pollos recibieron solo medios TOC.

B. World’s Poultry Science Journal vol. 62, p.134.
Reforzando esta hipótesis, en una experiencia a campo en Argentina, se realizaron ambos estudios en paralelo PCR y ELISA al día 43 de edad. Los resultados observados fueron serología negativo y PCR positivo.
Los resultados obtenidos demuestran de manera contundente que existe el silencio inmunitario, el tiempo en que tarda en aparecer la serología positiva en aves infectadas, que al ser sacrificadas a edad temprana no expresan esa positividad.
Para facilitar el diagnóstico, se sugiere siempre realizar los sangrados a sacrificio y en caso de ser necesarios, reservar unas aves y 15 días después volver a realizar el sangrado y ELISA, esperando seroconversión.

Veamos un caso donde unas aves de ciclo corto presentaban signos de cabeza hinchada que se sometieron a test de ELISA de APV y bronquitis infecciosa para realizar un diagnóstico diferencial.

En este caso se pudo observar claramente la seroconversión de APV, no así para IBV.
Al realizar un seguimiento serológico en aves de ciclo largo la situación es muy distinta, dado que, al poder contar con el tiempo necesario, las aves generan los anticuerpos para ser detectados por Elisa. En estas categorías se puede esperar 3 o 4 semanas post sintomatología para realizar un sangrado, o simplemente realizar muestreos cada 10 semanas. Esto facilitará el diagnóstico.
Estos conceptos así planteados son descritos por distintos autores (Gharaibeth, 2007; Uriarte, 2010) donde encontraron mayor prevalencia en aves de ciclo largo que en aves de ciclo corto.

Cuando se analiza la positividad por PCR, esta es menor con respecto a la encontrada por ELISA. Esto se debe al corto periodo que el virus permanece en el tracto respiratorio superior. (Aunt 2006).

En cuanto a pollos parrilleros, esta enfermedad ha estado en un segundo plano durante mucho tiempo, debido a la priorización del control de otras enfermedades respiratorias como la Bronquitis o el Newcastle, sin embargo, la tendencia está cambiando, debido a dos motivos principales:
- Reducción global del consumo de antibióticos.
- Programas eficientes frente a otras patologías respiratorias.
Valorando esto, podemos afirmar que el metapneumovirus tiene cada vez más prevalencia en broilers sobre todo el subtipo B (Tucciarone, 2018).
Control y prevención
El APV es un virus envuelto (Loan et al 1992), esto hace que varios desinfectantes sean efectivos, esto incluye amonios cuaternarios, etanol, derivados del fenol e hipoclorito. El virus es estable a pH 3- pH9, y se inactiva a 56 ºC después de 30 minutos (Collins, 1986). Puede permanecer viable después de 7 días secándose a temperatura ambiente (Townsend, 2000). Sin lugar a duda, una herramienta importante para el control de esta patología es la vacunación.
Para el caso de las aves de postura la combinación de vacunas vivas e inactivas permiten una protección completa en calidad y cantidad de producción de huevo, así como de la sintomatología respiratoria (Cook, 2000). Para el caso pollos parrilleros, se pudo demostrar que la vacuna frente al metapneumovirus sola o combinada con otras vacunas respiratorias, fue capaz de proteger contra el desafío en comparación con los grupos controles o aquellos que estaban vacunados solo con vacuna de bronquitis (Ball 2019).
La combinación de vacuna frente al metapneumovirus con otras vacunas respiratorias como Newcastle, bronquitis o bronquitis variantes, no ven afectada la eficacia de ninguna de las vacunas utilizadas (Ball 2019).
En pollos parrilleros, esta enfermedad suele presentarse mediante la aparición de signos respiratorios acompañados por enfermedades bacterianas secundarias, que normalmente se corrigen una vez tratadas con antibióticos, pero vuelven a aparecer los síntomas a los pocos días que finaliza el tratamiento. Esta enfermedad suele estar asociada a complejos respiratorios donde se observan coinfecciones con bronquitis y además la gravedad de los casos va en aumento. (Mernizi, 2022). Sumado a esto, frente a la elección de una vacuna para control de APV, es importante aclarar que el subtipo B tiene una mejor protección cruzada frente al subtipo A que viceversa (Naylor 1997).
Conclusión
Por todo lo antes mencionado estamos en situación de afirmar que el metapneumovirus aviar es un agente que causa cuadros clínicos en las aves, que van de menor a mayor gravedad, de acuerdo con el grado de interacción con otros agentes patógenos, a la calidad ambiental de las naves, como así también al estatus sanitario de las mismas. Todo ello, afecta sin dudas la performance productiva de los animales y deviene en pérdidas económicas significativas para la explotación.
Por todo esto, es necesaria la vacunación, tanto con vacunas vivas (en aves de ciclo corto) como también con planes que incluyan vacunas vivas e inactivadas (en aves de ciclo largo) para prevenir y controlar este agente etiológico, ya que en diferentes experiencias se pudo demostrar bastos indicios de mejoría en los sucesivos ciclos de cría.
Bibliografía
Para acceder a la biobliografía del artículo puede contactarse al correo: rodolfo.carrasco@hipra.com
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