Métodos de inactivación de cama en crianza de pollos de engorde

Métodos de inactivación de cama en crianza de pollos de engorde

Alberto Ayllón Navarro
Representante Técnico y Comercial
HIPRA PERÚ

A raíz de las circunstancias experimentadas en los últimos años con respecto a la escasez y al consecuente incremento en los precios de las principales materias primas requeridas para la industria avícola, día a día se están buscando alternativas con la finalidad de reducir los costos de producción sin incurrir en mayores riesgos, tanto en lo sanitario, nutricional o productivo. Es así como en la industria de crianza de pollos de engorde también se están probando modificaciones en las actividades dentro del ciclo productivo en lo que respecta a formulaciones en el alimento, optimización de equipos de ventilación y calefacción, incremento en la densidad de crianza y reutilización de la cama, de lo cual hablaremos en este artículo, por mencionar algunos; que puedan reducir costos manteniendo e incluso mejorando los parámetros de crianza.

La cama es el material utilizado en el galpón para evitar el contacto directo del ave con el suelo, lo cual ayuda a la absorción de agua, genera la primera inmunidad natural al tener contacto con los pollos bebés y contribuye a la reducción de las fluctuaciones de temperatura en el galpón. La calidad de la cama afecta la expresión del potencial genético de las aves, debido a su continuo y estrecho contacto. El manejo de la cama es tan importante como la nutrición, el programa de luz, la calidad del agua, la temperatura ambiental y la bioseguridad en la producción avícola.

La tendencia actual es producir más kilogramos de peso vivo por metro cuadrado, por lo que la calidad de la cama es un factor importante en relación al estado sanitario de las aves y su eficiencia productiva. Por razones de costo, actualmente es cada vez más frecuente la práctica del reúso de la cama durante varias campañas en la crianza de pollos de carne. Se pueden trabajar reúsos de cama desde 4 a 6 hasta 15 veces (incluso más), esto dependiendo de múltiples factores que tienen que ver con el ambiente externo (Figura 1).

El material seleccionado para ser utilizado como cama debe tener características específicas, tales como: tener buena capacidad higroscópica, ser rico en carbono (celulosa y lignina), tener partículas de tamaño medio (material picado o triturado), tener baja conductividad térmica, liberar fácilmente al aire la humedad absorbida y poder ser tratado con métodos físicos (calor) para que no se convierta en vehículo de agentes patógenos.

Además, el material de cama debe manejarse con una densidad y volumen adecuado para un reúso de cama eficiente, esto debido a que se usan diferentes tipos de materiales como: cáscara de arroz, viruta, coronta de choclo, cama procesada por temperaturas altas, etc., que pueden diferir en las características físicas antes mencionadas. Por ejemplo: la cascarilla de arroz es un material poco denso que, al trabajar con alturas menores a 7 cm sobre el suelo, puede generar desuniformidad en la cama por el mismo movimiento y peso del ave que obviamente complicaría el reúso futuro.

La reutilización de la cama es una necesidad para la industria avícola: el costo de producción y la sostenibilidad ambiental. Al reciclar se evita el costo de la compra de material de cama necesario para cubrir galpones con un espesor entre 7 y 10 cm. Algunos proveedores de material de cama dependen de otras industrias que generan estos derivados secundarios (cascarilla de arroz), presentándose algunos riesgos de desabastecimiento, por lo que las alternativas de reúso de cama constante evitan esta contrariedad.

El cambio de la cama a la salida de cada lote crea un costo ambiental elevado, además, en granjas de carga en diferentes edades puede generar un riesgo de contaminación cruzada al estar en una misma vía de tránsito los recolectores de guano con los ingresos de aves de menor edad, cuya consecuencia directa es el incremento de vectores que puedan transmitir enfermedades comprometiendo la sanidad de la granja.

También se debe considerar que en la cama reutilizada hay un efecto de las poblaciones microbianas que actúan de manera coordinada y dinámica que se imponen restricciones mutuamente. Las acciones de estas poblaciones de microorganismos tienen una marcada variabilidad, por lo tanto, bajo algunas circunstancias puede haber un problema de salud en el lote y en otras ocasiones hay un beneficio que se obtiene por el efecto de exclusión por competitividad con la resultante reducción de los títulos de las bacterias patógenas (Fiorentin, 2005).

Al evaluar la presencia de enterobacterias en la cama nueva, se observa que los títulos suben rápidamente en la primera semana de cría, los cuales siguen siendo altos hasta la cuarta semana. A partir de entonces, comienza una fuerte caída de tal manera que cuanto mayor sea la edad de sacrificio del lote, menor van a ser los niveles de dichos microorganismos (Jorge et al. 1995). Esto se puede explicar por el aumento de la presencia de heces, amoniaco y de humedad en la cama.

La cama reutilizada no representa perjuicio alguno para las aves. Las aves criadas en camas a partir del segundo lote tienen una tendencia a ser más productivas, probablemente debido a un aumento de la inmunidad adquirida y estimulada de forma temprana desde el alojamiento. El contacto desde la llegada de las aves al galpón con cama rica en bacterias que quedan del lote anterior, facilita la colonización inicial con flora intestinal. Otra posible explicación para la reducción en los recuentos de bacterias patógenas, puede ser por el aumento de la inmunidad debido a la exposición a una cama con bajos niveles de contaminación inicial (Corrier et al.1992,1993).

Las limitaciones técnicas a la reutilización de la cama se deben considerar cuando en una crianza previa se presenta un evento sanitario,es así como en este caso se debe retirar al 100% la cama y trabajar con un programa exhaustivo de limpieza y desinfección e incluso la prolongación del vacío sanitario. Además de ello se deberá considerar que este guano no puede ir a una planta de procesamiento que reciba guano de otras granjas o planteles, ya que se podría dar una posible contaminación cruzada entre las mismas.

Métodos de inactivación:

Hay varios métodos disponibles para lograr este propósito y entre los principales se encuentran la inactivación por fermentación y por temperatura. La fermentación se puede realizar de dos maneras: cubriendo con un plástico la cama apilada en una o dos hileras en la zona media del galpón, o simplemente cubriendo la cama en toda el área del galpón sin necesidad de moverla. Este método da buenos resultados en la reducción de enterobacterias, quistes de parásitos intestinales (Eimeria spp.) y en el control de vectores como el Alphitobius diaperinus (Silva et al., 2007). Para que el método sea eficaz, se necesita cubrir la cama inmediatamente después de la finalización del cargue de pollo, con el objeto de evitar la fuga de los insectos que se encuentran en la cama. La mano de obra para esta tarea, así como la dificultad en la limpieza del plástico después de su uso, son factores que han obstaculizado la aplicación de esta metodología. (Figura 2).

Además de ello es necesario el uso de maquinaria de apoyo para los trabajos de remoción, apilamiento y nivelación de la cama (la altura mínima debe encontrarse en 10 cm cada camellón). Importante además revisar previamente el nivel de humedad que posee la cama antes de tapar con el plástico hermético, ya que al encontrarse porcentajes mayores al 40% de humedad de la cama, se puede correr el riesgo de que haya un exceso de liberación de amoniaco no solo durante el proceso de fermentación sino también durante la crianza posterior.

La fermentación, sea plana o en rumas, demanda mayor revisión del manejo del amoniaco posterior al proceso. Estos niveles altos de amoniaco en galpones climatizados pueden generar afectación del sistema respiratorio en los pollitos y durante toda la crianza, pudiendo causar confusión con desafíos sanitarios o pérdida de efectividad de las vacunas respiratorias. Es así como se pueden trabajar metodologías con el uso de ventilación artificial (ventilas o extractores), previo a la recepción que liberen del ambiente interno del galpón todo el exceso de amoniaco presente, que pueda generar lesiones oculares, depresión en consumo de agua y alimento, lesiones en las patas (pododermatitis) o problemas respiratorios secundarios.

El otro método de inactivación que se suele usarse en granjas climatizadas y con ventilación natural es a través de inactivación con altas temperaturas, donde al formarse rumas de tamaño mayores a 1 metro de altura de cama, genera temperaturas mayores a los 65° C; al menos 5 días con esta temperatura se reduce la carga microbiana para la siguiente crianza. (Figura 3).

En este caso, se requiere menor cantidad de maquinaria y mano de obra, es más rápido de realizar y solo se requiere un termómetro para controlar las temperaturas de cada ruma. Considerar en este caso que la limitación mayor que se presenta, es el requerimiento de humedad para generar dicha temperatura mencionada (sobe todo en primeros reúsos de cama en zonas de clima seco). Esto puede conllevar a presentarse problemas de crianza por el exceso de humedad en la cama.

Ante lo presentado, es de considerar que el reúso de cama presenta muchos beneficios con respecto al cambio total de cama cada crianza, y que además de
las ventajas en temas sanitarios, también se presentan beneficios económicos y de rentabilidad para la industria avícola contemporánea.

 

 

 

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