10 pilares para una correcta Bioseguridad en granjas avícolas

Bioseguridad contempla aquellas medidas preventivas que aplicadas en forma integrada y permanente disminuyen el riesgo de procesos infecciosos, evitando la entrada y salida de agentes que conllevan a enfermedades. 

Escribe: Redacción Actualidad Avipecuaria

De acuerdo a recientes estudios de la Organización de Naciones Unidas, el consumo de proteína animal en el mundo seguirá aumentando hasta alcanzar los 37 kg anuales per cápita en el 2030.

Esto representa una gran oportunidad para el sector mundial, y también nos invita a enfrentar juntos nuevos retos. Uno de los más importantes es contribuir en la producción de más proteína, más económica y de mejor calidad para nutrir el bienestar de los más de 8 mil millones de personas, que seremos en el mundo para entonces.

Como todos sabemos nutrirse saludablemente es una de las tendencias que marcan el rumbo de la producción de proteína de origen animal en el mundo y que, además, nos invita a cuestionarnos el manejo de algunos aspectos que inciden de forma significativa en la producción. A este desafío, le sumamos el tipo de consumidores a los que enfrentamos hoy: conectados a la red, mucho más informados y exigentes en temas de salud, medioambiente y calidad de lo que consumen; criterios en los cuales basan sus decisiones de compra.

En este orden de ideas, una de las preguntas principales es, ¿realmente estamos trabajando por granjas bioseguras?, ¿somos conscientes del impacto que la bioseguridad representa para disminuir problemas sanitarios, tener aves sanas, lograr un mayor aprovechamiento y cuidado de los recursos naturales, y un ahorro en los costos de producción? Este texto nos permitirá conocer su verdadera relevancia.

Comencemos por analizar el término Bioseguridad, que deriva de dos conceptos: Bio=Vida y Seguridad=ProtecciónEste término contempla aquellas medidas preventivas que aplicadas en forma integrada y permanente disminuyen el riesgo de procesos infecciosos, evitando la entrada y salida de agentes que conllevan a enfermedades y que probablemente pondrían en riesgo, no solo la salud de las aves, sino la salud del personal que se encarga de su manejo y de los consumidores de proteína, llevando a pérdidas económicas, y de calidad de los productos finales de cara al cliente.

La higiene, el orden, la disciplina, el manejo ambiental, el control de plagas y otras acciones preventivas como la vacunación, son algunas de las buenas prácticas de producción avícola, que forman parte de los programas de bioseguridad, para contrarrestar efectos infecciosos o sanitarios, producto de variables como estrés, disminución en respuesta inmune, cambios extremos de temperatura, o limitación en agua y/o alimento.

Por ende, la bioseguridad es la primera línea para la protección de la salud de las aves. Implementando las medidas adecuadas, mantenemos a las aves bajo un ambiente sanitario controlado y logramos un desarrollo saludable.

Es entonces, por su importancia para la optimización en la producción y por su implicación en la calidad de la proteína animal, que compartimos los siguientes 10 pilares, que consideramos son los principales, para una producción biosegura en granjas avícolas:

1.  Una ubicación estratégica, para aumentar las posibilidades de éxito

Las granjas avícolas deben ubicarse en zonas rurales, cuanto más aisladas están de las áreas urbanas, menos probabilidades tienen de que puedan ser transitadas y visitadas por personal ajeno a la misma.

Sería ideal que las vías de  acceso a la granja sean de uso exclusivo para el personal que trabaja en ella. De esta manera reducimos el tráfico de automóviles y personas ajenas. Por otra parte, es importante que las carreteras de acceso estén pavimentadas. Las de tierra generan más polvo al paso de los vehículos, convirtiendo sus partículas en fuente de contaminación microbiana.

El ruido de las comunidades aledañas, los focos de insalubridad (mataderos, basureros, entre otros) y cualquier otro tipo de explotación pecuaria y agrícola pueden representar riesgos potenciales de tipo sanitario y de bienestar para los animales de la granja.

2. “Prohibido el paso”

Es necesario controlar el acceso a la granja, prohibiendo el paso a los galpones, a toda persona u objeto ajeno a la actividad que se realiza o que pueda poner en riesgo la condición sanitaria de ellas. Es bien sabido que uno de los principales transmisores de agentes infecciosos para las aves, es el hombre; por ello solo aquellas personas que tengan vinculación directa con la producción, pueden acceder al interior de los galpones, cumpliendo previamente todas las medidas de bioseguridad establecidas en dicha granja. Para tener el control del acceso, es recomendable que el área limpia esté conectada por una única puerta con el resto de áreas.

Todo el personal que labora en la granja deberá cambiarse completamente y no ingresar ninguna prenda personal, también debe bañarse con agua y jabón, y en algunos casos usar sustancias antisépticas. Recomendamos también el uso de ropa y demás elementos de dotación, exclusivos de la granja. A veces, es necesario el uso de ropa de distintos colores, dependiendo de las labores dentro del lugar, con el objeto de que se restrinjan los accesos a algunas áreas.

3. Descanso obligatorio 

Debemos realizar obligatoriamente, entre crianza y crianza, un descanso de la producción (vacío sanitario), desocupando los galpones de animales por al menos diez días, y cuanto mayor sea este período de descanso, más reducimos los riesgos.

4. Áreas y equipos limpios

Sin una buena limpieza y desinfección en la granja, no lograremos el objetivo final de todo plan de bioseguridad. Al margen de las tareas de limpieza diarias, aprovechando los vacíos sanitarios de la granja entre lote y lote de aves, llevemos a cabo una exhaustiva limpieza y desinfección de la granja.

Los equipos desmontables debemos lavarlos y desinfectarlos por fuera del galpón, y los equipos fijos, debemos limpiarlos, al tiempo que hacemos los procesos de higienización de las instalaciones. De forma habitual, realicemos una cuidadosa desincrustación  de las tuberías que conducen el agua a los bebederos. Asegurémonos de que los tanques de almacenamiento de agua, para bebida, sean lavados de forma periódica, con el fin de garantizar que estén siempre limpios y correctamente cubiertos, y que los bebederos también sean intervenidos de forma periódica para que permanezcan libres de suciedad.

5. Buen control de plagas

Los insectos y roedores son transmisores de agentes infecciosos que impactan negativamente en la producción. Tengamos en cuenta que el momento ideal para hacer el mayor control de plagas es el momento de descanso o vacío sanitario de la granja. Dentro de los insectos los más importantes están, la mosca doméstica y el escarabajo negro (Alphitobious diaperinus).

6. Uniformidad

Sus lotes deben poseer una única edad, teniendo presente el sistema “todo dentro-todo fuera”, que consiste en que las aves ingresen todas juntas (única edad) y se retiren al mismo tiempo, una vez finalizada la producción. De esta manera se reducirá la transmisión de agentes infecciosos  de las parvadas adultas hacia las más jóvenes.

Cuando se introduzca una nueva parvada, deberá pasar por un período de cuarentena (al menos 4 semanas), en donde se busca detectar cualquier señal de enfermedad. Durante este período se pueden efectuar una serie de pruebas de laboratorio con el fin de hacer el diagnóstico de enfermedades infecciosas y parasitarias.

7. No al Estrés

El sistema inmunológico de las aves puede verse afectado en gran medida por situaciones estresantes, lo que daría paso al desarrollo de determinados microorganismos.

Algunos de los factores externos que generan estrés son: tener una alta densidad de aves en un área confinada, ellas pueden agredirse, causarse heridas y a través de ellas transmitir infecciones; carecer de nidos bien diseñados, cambios bruscos de temperatura, ruido, exceso de luz o de un color que induzca a la agresión, olores extraños.

8. Despicar

Esta es una solución para el problema del canibalismo en pollos, ponedoras y reproductoras. El canibalismo es prevalente entre pollos de todas las edades y se convierte en un serio problema si no se corrige rápidamente, y se vuelve  más grave cuando las aves están confinadas en poco espacio. El comportamiento puede comenzar con picoteo entre los pollos más jóvenes, tirarse de las plumas entre pollos más grandes, o cuando las aves adultas se picotean en la cabeza, la cola, y la cloaca.

Es necesario que los encargados estén constantemente atentos para detectar cualquier conducta agresiva y hacer los cambios de manejo que sean necesarios antes de que el problema progrese. El procedimiento más común para disminuir el canibalismo es el recorte de los picos. Las que crecen en galpones con luz de baja intensidad, podrían no necesitar que se les recorte el pico, las que crecen recibiendo mucha luz de día deben ser despicadas en la incubadora o en las dos primeras semanas después de haber salido de allí.

9. Programa de sanidad animal

En general, la vacunación aumenta la resistencia de las aves a la enfermedad, pero no elimina la posibilidad de que ocurra una infección en la parvada. Tanto las plantas de incubación como las granjas deben contar con la dirección técnica de un médico veterinario. Debemos seguir estrictamente el calendario de vacunaciones, que los biológicos aplicados cumplan con las especificaciones, para responder así al programa y ser debidamente  registrados en la documentación de la granja.

10. Eliminación de aves muertas

Cada vez que se presenten evidencias y signos clínicos de enfermedad inexplicable o exista mortalidad de etiología desconocida, se deben realizar necropsias, aislamientos microbiológicos, pruebas serológicas y/o diagnósticos histopatológicos de las aves, siempre a la cabeza del médico veterinario responsable de la granja.

Hagamos de rutina necropsias a los animales que mueren durante las diferentes etapas del proceso, con el fin de tener información del diagnóstico de las causas de mortalidad, y cuando se considere necesario, se tomarán muestras para enviar al laboratorio con fines diagnósticos.

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