Costos de levante en ponedoras comerciales (Parte 2)

Autores: Diana Quevedo Martinez¹ y Marcial Cumpa Gavidia²
¹Ingeniero Zootecnista.
²Profesor Principal, Departamento Académico de Producción Animal – UNALM

Un buen levante de las aves de postura es fundamental para obtener un lote uniforme de gallinas jóvenes que alcancen la madurez sexual a una edad adecuada. Esto les permite obtener una eficiente productividad durante toda la campaña de puesta. La etapa de crecimiento o levante de las aves de postura comprende todas las actividades que se realizan en una explotación avícola, desde la preparación de la granja para la recepción de las pollas de puesta (la misma recepción de las pollas BB de un día de edad) hasta el momento en que estas aves livianas llegan a la madurez sexual (17 a 19 semanas de edad). Es necesario identificar las distintas actividades que generan costos en la empresa desde la etapa inicial hasta su formación como ave levantada, las cuales, dependiendo de factores como un buen programa de alimentación, manejo adecuado, buenas prácticas de higiene y estricta bioseguridad, permitirán obtener una gallina joven de buena calidad y de peso adecuado, proveniente de un lote de buena uniformidad. Los sistemas de costos comprenden todos los procedimientos técnicos y administrativos empleados para definir los costos de las operaciones en las distintas fases. Al utilizarlos, permiten un control y realizan las correcciones necesarias para que el proceso de producción se lleve a cabo de manera óptima. En este caso del proceso productivo, da como resultado gallinas ponedoras jóvenes adecuadamente levantadas.

Costos de Producción

El término costo, de acuerdo a Roca (2017), es el proceso o conjunto de procesos donde existe la acumulación de recursos económicos con la finalidad de generar bienes, servicios o valor a determinados productos comercializables o utilizables. Para Rocafort (2012), es una técnica de medición y análisis del resultado interno de una actividad o proceso y una herramienta útil para el empresario en el proceso de toma de decisiones. Para Fullana (2008), es el valor de los factores consumidos a lo largo del proceso interno de transformación que tiene lugar en la empresa para la obtención de los productos y servicios. Se define costo como la erogación económica que se hace para obtener un bien o un servicio, con la intención de que genere ingresos o beneficios en el futuro. Mientras que el gasto es un costo que ha producido ingresos o beneficios y que ya no es vigente. De acuerdo a esta definición, el costo equivale a una inversión, mientras que el gasto representa el costo expirado empleado para alcanzar el resultado esperado. Por lo tanto, podemos observar que los costos e inversiones siempre están presentes en el balance general de una empresa, mientras que los gastos hacen parte de su estado de resultados (Horngren, 2012).

La determinación de los costos de producción juega un papel significativo al incidir en la evaluación de competitividad, toma de decisiones, elaboración de presupuesto, control de operaciones, planeación, entre otros parámetros. Por lo cual, las empresas deben aprovechar este índice y convertirla en ventaja competitiva. Meleán y colaboradores (2009), mencionan que cualquier empresa, incluyendo las del sector avícola, debe destinar gran parte de sus investigaciones al análisis de los costos para así alcanzar el costo objetivo.

Los costos de producción son la cuantificación de los diferentes recursos utilizados en dicho proceso, que se deben administrar correctamente para potenciar el éxito de actividad a través de la planificación, el control y la búsqueda de la eficiencia para incrementar la productividad y poder lograr los objetivos planteados. Así lo señala Roca (2017), cuando afirma que no es lo mismo tener buenos resultados si los costos que implicaron dicha producción no fueron tan eficientes con respecto a otras granjas que sí lo fueron. Los resultados productivos deben ir relacionados a una eficiente utilización de los recursos asignados en la producción.

La contabilidad de costos rastrea el costo de los elementos que intervienen en la producción, mientras que la gestión de costos se refiere a las estrategias y acciones que se llevan a cabo a través de la planeación y el control de las diferentes actividades generadoras de costos. Además, Arredondo (2015), afirma que la contabilidad de costos es el elemento clave de la gerencia en todas las actividades de planeación, control y formulación de estrategias, ya que proporciona las herramientas contables indispensables para lograr el buen funcionamiento de algunas fases del proceso administrativo como son la planeación, el control y la evaluación de las operaciones. Según la clasificación del costo en función de su comportamiento respecto a la actividad, se tienen costos fijos y variables. Los costos fijos son aquellos en que se incurren independientemente del volumen de producción y su monto total permanece constante a través del periodo que se analiza cualquiera que sea la cantidad de producto obtenido. Son el reflejo del uso de los recursos fijos tales como: tierra, edificaciones, maquinarias y equipos, administración y personal permanente. Es evidente que su valor como unidad producida disminuye a medida que se distribuye en un mayor número de unidades producidas. Los costos fijos son los que determinan la escala de la unidad de explotación, por cuanto definen el límite superior de la cantidad de producción que es posible lograr. Cuando el proceso productivo logre alcanzar el máximo permitido por los recursos fijos, la eficiencia de la producción está determinada principalmente por el uso de los recursos variables. Los costos variables corresponden a aquellos directamente relacionados con el volumen de producción y se incrementan en la medida que se trata de obtener mayor cantidad de productos. Ejemplo: alimentos, mano de obra temporal, combustibles, medicinas, etc.

Meleán y colaboradores (2009), destacan la importancia del sistema de costeo basado en actividades (Costeo ABC) que se define como un mapa económico de los costos y de la rentabilidad de la organización con base en las actividades. Su objetivo fundamental es la identificación de actividades individuales como objetos fundamentales de costo.

Peso y uniformidad

El peso corporal de las aves de puesta es importante para lograr el pico y la persistencia de producción en todas las líneas genéticas de postura comercial.

Las ponedoras son aves livianas y de menor apetito que los pollos de engorde. Por ello, alcanzar el objetivo de peso corporal y uniformidad es una gran tarea que requiere planeamiento, seguimiento y control. Los errores en el manejo como falta de espacio, menor cantidad de comederos y bebederos, cambios de temperatura, deficiente ventilación, etc., ocasionarán que se obtengan lotes de menor peso y baja uniformidad al finalizar el levante.

El peso corporal de las pollas BB para postura debe duplicarse entre la fecha de llegada y los siete días de edad. Es importante alcanzar el objetivo de peso corporal a las 6, 12, 18, 24 y 30 semanas de edad para asegurar que las aves tengan un desarrollo óptimo (Hy Line, 2017). Además, Valbuena (2016), indica que el consumo durante las tres primeras semanas de edad es muy bajo, 350 gramos por polla; de manera que el costo del tipo de alimento de iniciación en el coste total de producción es mínimo y, sin embargo, su importancia en el inicio de las pollas es muy alta.

El peso a las cinco semanas de edad tiene una correlación con la edad de inicio de postura, la persistencia y la mortalidad. Esto se debe a que durante las cinco primeras semanas se desarrolla la primera fase de crecimiento, se desarrollan los órganos vitales y de ellos va depender una mayor capacidad de producción y una menor mortalidad en las aves. Además, la uniformidad al final del levante también tiene una fuerte correlación con la producción de huevos, la persistencia y la mortalidad (Carrizo, 2015). Es importante hacer un buen levante, pues si por fallas en manejo, alimentación o sanidad estas aves no alcanzaran un peso adecuado a las 18 semanas de edad, dichas aves producirán huevos pequeños y difícilmente alcanzarán un tamaño promedio de huevos comerciales, aparte de que tendrán un mayor porcentaje de mortalidad y descarte. Debido a ello, independientemente del programa de alimentación durante la postura, producirán huevos pequeños durante la campaña (Leeson, 1996).

Lo ideal es lograr al fin del levante una ponedora con peso mayor a 1.400 Kg y un 80% de uniformidad con un 10% en cada extremo de la campana de peso. Si la uniformidad es menor a 80%, existe alta probabilidad de tener problemas con el inicio de producción, menor duración de campaña y mortalidad. Lógicamente, tendremos un menor costo de levante unitario si obtenemos lotes más uniformes y con mayor viabilidad. En consecuencia, un buen manejo de las aves durante la etapa de levante permitirá una mayor eficiencia productiva.

Alimentación

Leeson (1996), afirma que las pollas criadas a temperaturas altas son más pequeñas que las criadas en condiciones ambientales moderadas, y este efecto es independiente de la concentración energética de la dieta. Además, las dietas de densidad energética baja (menor de 2750 kcal EM/kg) dan lugar a pollas de menor peso a las veinte semanas de edad. Flores (1994) y Leeson (1996), afirman que los cambios en la dieta deben guiarse por el peso corporal y no por la edad de las aves. Si las aves están por debajo del objetivo de peso corporal, se debe de suministrar la anterior dieta por más tiempo hasta que se alcance la meta del peso corporal para cada edad de las aves. Además, Leeson (1996), indica que en los sistemas tradicionales de manejo se suministraba un alimento de tipo inicio durante seis semanas, seguido de un tipo de alimento de crecimiento y luego por un tipo de alimento de desarrollo. Los esquemas de alimentación de cambio de alimento por edad no tienen en cuenta la variación individual dentro del lote y pueden ser muy perjudiciales cuando existen grupos de animales con pesos bajos.

Carrizo (2015) recomienda, durante las 12-18 semanas de edad, incluir fibra bruta para desarrollar la molleja y dilatar el aparato digestivo con el objetivo de aumentar la capacidad digestiva y, por consiguiente, el incremento de consumo. En cambio, Valbuena (2016) recomienda, durante las 10-16 semanas de edad, utilizar dietas bajas en proteína y energía y con un nivel adecuado de fibra que permitan un buen desarrollo del buche y la molleja. Esto importante en las primeras semanas de producción, ya que las necesidades nutricionales son máximas y la capacidad de ingestión de la gallina está limitada.

Las dietas de pre postura son utilizadas como medio para acondicionar el metabolismo del calcio de las aves y en ningún caso para iniciar un crecimiento compensatorio del animal; además, estimular el crecimiento compensatorio a esta edad es imposible (Leeson, 1996).

La aplicación de un adecuado programa de alimentación durante la etapa del levante permitirá obtener un lote de aves con buenas reservas corporales que le permitan afrontar una buena campaña de postura, lo que incidirá en un menor costo unitario de la producción de huevos.

Traslado a producción

El traslado con anticipación al plantel de producción se realiza para que las aves se adapten al nuevo ambiente antes de iniciar la producción de huevos. Alva (2017), indica que el traslado al galpón de producción se realiza entre las 15 o 16 semanas de edad. Se requiere de cuidados y atención para reducir el estrés, utilizando vitaminas solubles en el agua, probióticos, vitamina C y aumentando la densidad de la dieta, 3 días antes y 3 días después del traslado de aves. Además, pesar las aves antes del traslado, monitorear la pérdida de peso durante el traslado y el consumo de agua y alimento después del traslado. Un traslado bien planificado de aves a los galpones de postura permitirá obtener un buen inicio de la campaña de postura.

En el próximo artículo continuaremos con la presentación del presente trabajo monográfico.

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