Diseñando programas para mejorar la calidad del alimento

Escribe: PhD. Nick Dale
Poultry Science Department Universidad de Georgia

La nutrición avícola se puede comparar a los niños que están jugando con legos. Empezamos con estructuras específicas (proteína en la soya, carbonato de calcio en la piedra caliza), estos se “desensamblan” en fichas individuales (aminoácidos, calcio) y luego se “ensamblan” nuevamente en otra forma (carne, huevos, huesos, etc). Proporcionando la cantidad indicada de energía, la genética se asegurará de que todas las fichas se unan de la manera correcta. Esto es bastante sencillo. ¿Qué posibilidades habría de que algo esté errado?

Desafortunadamente en la realidad pueden surgir algunos problemas que
generalmente están asociados con la cantidad o calidad de las diferentes fichas usadas. Con el objeto de prevenir que un alimento defectuoso pueda afectar la producción, o que los problemas que puedan ocurrir en el campo se puedan resolver rápidamente, los programas de control de calidad son esenciales.

El principal desafío en el diseño de estos programas es el de que es, logística y económicamente, imposible analizar cada variación posible en la calidad del alimento. Existen aproximadamente 40 vitaminas, minerales y aminoácidos que podrían estar deficientes. Cuando además consideramos las micotoxinas, los residuos de pesticidas y herbicidas, las fallas en el pesaje y mezclado en la planta de alimentos, y si adicionamos la posibilidad de error humano, el número de problemas posibles es casi incalculable. Nuestro objetivo es el de reducir al máximo posible la probabilidad de que ocurra un problema que pueda afectar los rendimientos de las aves. Un programa de control de calidad bien diseñado puede reducir drásticamente la incidencia de estos problemas y puede resolverlos rápidamente cuando ocurran. Como las empresas avícolas exitosas ya tienen programas de control de calidad, el objetivo de esta presentación es el de sugerir algunos métodos que se deben tener en cuenta en diferentes áreas que tengan un
impacto positivo.

Alimento versus ingredientes

Algunas veces no tiene sentido analizar muestras de alimento ya mezclado
ya que la mayoría de los problemas se derivan la calidad inconsistente de los ingredientes. Sin embargo, los análisis periódicos del alimento son útiles para detectar problemas en la planta tales como tiempos cortos de mezclado, daños mecánicos de la mezcladora, básculas defectuosas, o deficiencias del personal. El caso documentado en la Tabla 1 ilustra este punto. El deficiente crecimiento de los pollos en una empresa aparentemente no estaba relacionados con situaciones de enfermedades o manejo. Dos muestras de la misma dieta, mezcladas en días diferentes, fueron enviadas al laboratorio.

Los resultados (ver Tabla 1) indicaron que la causa del problema de campo probablemente no fue ni la calidad de los ingredientes ni fallas en la formulación, pero fueron fallas de la planta de alimento.

La amplia variación fue posiblemente debida a fallas en el pesaje y adición de los ingredientes o a tiempo inadecuado del mezclado. Aunque este caso es exagerado, las mínimas variaciones en la composición del alimento pueden resultar en una conversión alimenticia más alta o con menores ganancias de peso. Si estas variaciones son de menos significancia que las diferencias normales entre varias explotaciones o granjas, no se podrían detectar sin los análisis periódicos del alimento.

Análisis excesivos

Si el laboratorio de control de calidad no está bajo el control administrativo del nutricionista, los técnicos frecuentemente realizan análisis de menor importancia. Esto es costoso y se desperdician recursos que podrían ser usados más efectivamente cuando se enfocan en otros análisis. Si el personal del laboratorio no tiene experiencia en nutrición, ellos pueden pensar erróneamente que cada análisis es importante. Sin embargo, como ejemplo, con el maíz prácticamente no hay razón para determinar el contenido de cenizas o de fibra. En la harina de soya, los contenidos de proteína y fibra están inversamente relacionados. Como el contenido de proteína siempre se determinará y la corteza no tiene valor nutricional, ¿para qué perder el tiempo determinando frecuentemente el contenido de fibra?

Frecuencia de análisis

Algunas veces aquellas personas que no están directamente involucradas en la producción de alimento creen que los análisis rutinarios del laboratorio pueden garantizar la calidad de cada lote de alimento. Sin embargo, al menos que la empresa mantenga inventarios demasiado altos, muchos de los lotes de algunos ingredientes se usan en el alimento antes de su análisis
(las excepciones obvias son humedad, que siempre se determina, y el contenido de proteína de la soya). Un objetivo importante de los análisis de laboratorio es el de establecer un registro histórico de la composición de
cada ingrediente para:

A) Anticipar el grado de variación.
B) Comparar los diferentes suplidores.
C) Aprender a anticiparse a las variaciones estacionales.
D) Establecer márgenes de seguridad de los nutrientes usados en la formulación del alimento.

La frecuencia de hacer estos análisis está determinada por la importancia relativa del nutriente específico, su nivel de incorporación en el alimento y las variaciones observadas en análisis anteriores. Si hay poca variación en un parámetro, la frecuencia del análisis puede reducirse con cierta seguridad. Como ejemplo, si la proteína de los subproductos del trigo está siempre entre
15.5 y 16%, solo se justifica su confirmación con menor frecuencia. Si la variación es mayor, se justificaría realizar más análisis para determinar la causa y si es posible tomar las medidas necesarias para reducir la variación.

Como un ejemplo, un primer lote de harina de subproductos de pollo fabricada un lunes probablemente tiene composición diferente del último lote fabricado el viernes en la tarde después de una limpieza completa de la planta. En otros casos, si los desperdicios de incubación se adicionan a las vísceras varios días durante la semana, la variación en la calidad de la harina de pollo puede ser extrema. Estas variaciones pueden reconocerse y rectificarse solo mediante observaciones repetidas.

Importancia relativa

Como las pruebas de laboratorio son costosas, se debe considerar la importancia relativa de los resultados de las pruebas. Alguna variación, aunque interesante, tiene solo un pequeño impacto en la calidad del alimento. Para ilustrar esta situación, si asumimos que el contenido de grasa de la harina de carne varía en un 2.0% y un 4.0% de este ingrediente es usado
en la formulación, el cambio resultante en energía metabolizable del alimento es solo de 6 Kcal/Kg (7700 x 0.02 x 0.04 = 6). En contraste, un cambio de 1% en la humedad del maíz cambia la energía metabolizable del alimento en 20 Kcal/Kg (3400 x 0.02 x 0.04 = 20), asumiendo que el maíz constituye el 60% del alimento.

Usualmente no es práctico reformular en casos de fluctuaciones modestas de humedad. Sin embargo, si el fósforo en la harina de carne (nuevamente, incluido en un 4%) se disminuye del 5% al 3%, entonces el fósforo en la dieta se reduce en un 0.08% que fácilmente puede conducir en la presentación de problemas esqueléticos.

Acceso al laboratorio

El problema ilustrado en la Tabla 1 definitivamente muestra la importancia de tener un acceso rápido al laboratorio. El problema de bajos pesos ha persistido durante varios meses pero fue resuelto rápidamente mediante el envío de muestras para su análisis.

Ningún problema es tan fácil de corregir como una deficiencia nutricional pero SOLAMENTE si es detectado con SEGURIDAD y CONFIANZA. Solo toma
15 segundos una llamada telefónica al jefe de la planta de alimentos para adicionar 500 gramos adicionales de lisina. Esto contrasta con los desafíos de eliminar una enfermedad o encontrar la causa de baja fertilidad o de
baja incubabilidad de los huevos de las reproductoras.

Definitivamente es necesario señalar la pérdida económica de aumentar los niveles de nutrientes para “corregir” una deficiencia de un nutriente imaginario.

Educación del personal del laboratorio

Es una sorpresa que en muchas empresas los técnicos del laboratorio (y aún a veces el supervisor) no evalúan el significado y el impacto de las pruebas que rutinariamente realizan. Su entrenamiento formal en sus estudios o en la universidad probablemente fue muy general y no enfocado específicamente en alimento para aves.

Se deben realizar esfuerzos para instruir el personal del laboratorio en las bases de la nutrición y organizar visitas periódicas a la planta de alimentos, las granjas y los mataderos para que ellos puedan evaluar y apreciar su contribución en la producción exitosa en avicultura. Su trabajo es importante. Pero ellos tienen que entender esto.

Educación del jefe de compras

Agentes de compras astutos son esenciales en las utilidades y beneficios de las empresas avícolas. Sin embargo, si quienes son responsables de las compras de ingredientes no entienden completamente las ramificaciones de un alimento de calidad inferior sobre el peso corporal y especialmente la conversión alimenticia, su entusiasmo por los precios bajos puede
resultar muy costoso para la empresa.

Se deben hacer esfuerzos de compartir las experiencias de campo con el personal de compras. Asumiendo que ellos tienen experiencia en contaduría, ellos reconocerán que un pequeño ahorro en la compra de un ingrediente
puede resultar en pérdidas mayores para la empresa.

Los agentes de compras deben ser nuestros aliados para justificar a las gerencias el costo del programa efectivo de control de calidad, pero algunos nunca han revisado la fórmula, visitado una planta de alimento o granja, o
posiblemente aún no han visto un pollo.

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