Salud intestinal y pigmentación del pollo de engorde

Luis Pantoja¹, Óscar González²
¹Corporate Brand Manager. Unidad Avicultura HIPRA, España
²Jefe Servicios Técnicos Avicultura, HIPRA México

Salud animal

En algunos países, destacando México, pero también otros como: China, Filipinas, Perú, ciertas regiones de España, etc. la coloración de la piel del pollo de engorde representa un factor importante en la elección del ave que se adquiere, ya que el consumidor relaciona directamente las tonalidades amarillas y/o doradas con la buena calidad, frescura y salud del pollo. En este artículo analizamos el efecto que diferentes factores pueden tener sobre la pigmentación en el pollo.

El costo en materia prima para conseguir esta pigmentación es considerable (representa entre el 8 al 10% del costo total de la dieta), variable dependiendo de la intensidad de la tonalidad final que se pretende alcanzar (muy diferente según las costumbres de cada país).

En caso de no alcanzar los valores requeridos y/o presentar desuniformidad, normalmente se aplican penalizaciones económicas en el precio del kg de carne en el momento de la comercialización.

Esta coloración se obtiene mediante la combinación de xantofilas que aportan colores amarillos (luteína, zeaxantina y criptoxantina) y, en algunas regiones, rojos (capsantina y/o cantaxantina), para que juntos puedan lograr una tonalidad dorada de aspecto natural.

La pigmentación es un proceso acumulativo, durando el ciclo de coloración aproximadamente 2-3 semanas.

Estas sustancias pigmentantes pueden tener un origen natural, estando presentes en el maíz, la harina de gluten de maíz, la alfalfa, la caléndula, etc. O también pueden utilizarse pigmentantes sintéticos, que colorean a mayor velocidad, aunque su costo es más alto.

La mezcla de los diferentes ingredientes pigmentantes depende del mercado al que las aves van destinadas, así como también de la disponibilidad y precios de los pigmentos.

La absorción de pigmento se realiza por el epitelio ciliar del intestino medio y, para que se haga adecuadamente, es necesario que se lleve a cabo un proceso de hidrólisis enzimática de las xantofilas que ingresan con la dieta en forma de ésteres de ácidos grasos.

Por supuesto, para esto se hace necesario un muy buen estado de salud de la mucosa intestinal, que debe estar libre de afecciones tales como enteritis bacterianas o lesiones de coccidiosis aviar.

Hay muchos otros factores que pueden afectar la absorción de pigmentos, como los relacionados con la propia dieta:

– Concentración, tipo y combinación de xantofilas.

– Interacción de las xantofilas con otros ingredientes, especialmente las grasas.

– Factores tóxicos como micotoxinas, etc.

– Programas de alimentación

• Instalaciones (los sistemas de oscurecimiento presentan niveles inferiores de pigmentación).

• Línea genética (algunas de ellas tienen capacidad limitada o nula de lograr niveles de saturación de pigmento).

• Sexo (las hembras pigmentan mejor que los machos).

• Enfermedades, no solo aquellas que disminuyen el consumo de alimento (y por lo tanto de xantofilas), también, como decíamos anteriormente, las capaces de producir daños entéricos (coccidiosis, enteritis bacterianas, etc.), ya que la absorción de xantofilas está directamente relacionada con la salud e integridad intestinal (Ortega et al., 2012).

La absorción del pigmento se puede ver afectada por muchos factores, incluyendo la coccidiosis aviar.

Hablando específicamente de la coccidiosis aviar

La coccidiosis aviar es, como se ha dicho, es uno de los factores más importantes que pueden afectar a la pigmentación, habiéndose constatado reducciones en los niveles de luteína en suero de hasta un 90% como consecuencia de la enfermedad.

Y, más concretamente, las especies implicadas son Eimeria acervulina, E. praecox, E. mitis y E. maxima, ya que causan descamación y acortamiento de las vellosidades de la mucosa intestinal y parasitan los sitios de mayor absorción de pigmento en el intestino de las aves.

Además, Eimeria maxima es el principal factor predisponente a otra importante enfermedad que puede afectar a la integridad intestinal y a la absorción de pigmento, la enteritis necrótica producida por la bacteria Clostridium perfringens (Williams, 2005).

Es por ello que resulta fundamental obtener un buen nivel de protección si queremos evitar las lesiones y consecuencias de la coccidiosis en los pollos y alcanzar los parámetros deseados en términos de pigmentación.

El método más utilizado para el control de Eimeria spp. es el uso de coccidiostatos en el alimento, sin embargo, la adición de los mismos se está limitando cada vez más en todo el mundo debido a la reducción del uso de medicamentos en la industria pecuaria y además que con el uso consecutivo y prolongado durante muchos años de un limitado número de principios activos anticoccidianos, se ha incrementado la aparición de cepas resistentes a su acción. Esto hace que cada vez se vean más problemas de aves tratadas con sustancias anticoccidiales, que muestran deficiencias en su pigmentación, consecuencia de una coccidiosis subclínica y un subsecuente deterioro de la salud intestinal.

Como principal alternativa, el uso de vacunas vivas atenuadas frente a coccidiosis ha demostrado ser una opción muy eficaz para prevenir la enfermedad, a través del desarrollo de inmunidad y también reemplazando las cepas de campo resistentes, con cepas vacunales más sensibles a los coccidiostatos (Ronsmans et al., 2015).

La Gráfica de más abajo muestra la mejoría en el nivel de pigmentación que supuso el uso de una vacuna atenuada por precocidad frente a la coccidiosis en pollos, en comparación con el histórico de aves tratadas con coccidiostatos en años anteriores.

Además, si se utilizan vacunas que incluyan estas cepas atenuadas por precocidad, caracterizadas por su bajo nivel de replicación (sin apenas lesiones micro y macroscópicas), se puede evitar el efecto perjudicial sobre la integridad y la salud intestinal, y por tanto sobre la absorción de pigmento, que comúnmente se asocia al uso de vacunas a base de cepas no atenuadas.

Gráfico 1: Puntos de pigmentación en piel (Minolta CR-400)

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